viernes, 20 de septiembre de 2019

Abel Cuerda


Comienza el curso y las galerías retoman el pulso. Hay mucha obra nueva. Galería Orfila nos trae a Abel Cuerda. que nos va a transportar a través de su obra entre la abstracción geométrica y el expresionismo abstracto. Un diálogo pleno de armonía. En la obra de Cuerda, acrílicos muy trabajados, conviven composiciones geométricas de tonos pastel, que evocan a van Doesburg, y  figuras emergentes que traen al recuerdo el dramatismo de Antonio Saura; las líneas vivas y planos de color que, -como dice el tríptico de la exposición-, se diluyen, y en ocasiones parecen enmascararse  mutuamente y romper de forma violenta la armonía y el espacio de cada color, emergiendo del conjunto una composición elaborada, en la que no existe prácticamente ningún elemento ejecutado al azar, tan solo la suerte de las manchas de caer sobre uno u otro color.


Y es una pena no traer aquí, por los reflejos de los cristales, ninguna imagen de unos collage realmente espléndidos, trabajados en la misma proporción que los acrílicos y con la misma minuciosidad en los espacios y las formas. Se aprecia e ellos la elegancia y la sencillez necesaria que es capaz de proporcionar un trozo de tela con un mapa impreso o la propia tela de un viejo sillón, para evocar un viaje a un lugar recóndito y lejano a través de una confortable lectura. Se me antojan como pequeños toques de atención que el artista usa para atraer la atención del espectador, como si fuesen anzuelos que lanza para capturar y transportarlo a una atmósfera de color sutil y confortable.

Un buen comienzo de temporada de la mano de Abel Cuerda, un artista avalado por cincuenta años de trabajo del que cabe, sin lugar a dudas, felicitar y felicitarse.


Abel Cuerda en Galería Orfila, en calle Orfila, 3 de Madrid, hasta el 28 de septiembre de 2019.

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