martes, 15 de febrero de 2022

Equipo Crónica


Hace años un amigo compró en una de las primeras ediciones de ARCO una obra del Equipo Crónica, tenía la intención de iniciar de esta manera su colección de arte. Eran los primeros años de los 80 Recuerdo el auge del pop art aquella década, como si hubiese eclosionado con la visita de Andy Warhol a Madrid paseando en pleno paseo de Recoletos. Warhol había llegado a España para exponer su obra y en sus ratos libres se dedicó a fotografiarlo todo con su polaroid y aprovechó para comprar obras en los puestos frente al Museo del Prado. Exponía en Madrid una serie de cuchillos, pistolas y cruces, no recuerdo exactamente en qué orden, tan solo que como fue tiroteado en una ocasión -lo recordaban en cada telediario- relacionaban los disparos con la exposición. Según los manuales al uso, el pop art era una respuesta al informalismo, que hasta entonces regía el panorama artístico, lo que enfrentaba a estos autores a los Tapies, Millares o Lucio Muñoz con obras que hacían una fuerte crítica social y la desmitificación de los clásicos. Para los que estábamos oyendo a mi amigo hablar de su obra recién adquirida, no discutimos el significado de la obra, si tenía o no un contexto social o crítico, político o artístico porque era una obra fácil de entender de líneas limpias y colores vivos, tan solo recuerdo eso de la obra en cuestión, el pop art nacional y la visita de Warhol. Años más tarde, otro amigo pintor me decía que la decadencia del arte actual era, precisamente, la irrupción del Pop Art. Evidentemente no le gustaba y la proliferación, la gran producción de Rafael Solbes y Manuel Valdés (el Equipo Crónica), parecía banalizar un tanto sus obras, no obstante se confesaba amante de las Meninas de Valdés.

Serie Composition (1971) Serigrafía

El Equipo Crónica, junto a Eduardo Arroyo, son el exponente del Pop Art en España y en su trabajo, pleno de humor, parecen ironizar, restarle seriedad a la obra de arte formal, a la oficialmente correcta, transgrediendo obras de pintores consagrados en la historia de arte, como en esta serie Composition de 1971, de la que podemos ver 5 obras en el museo, en las que intervienen obras de Velázquez, RembrandtGodofredo OrtegaLeger, Ribera.o Picasso. El paseo por el museo es entretenido, aunque muy acotado, tanto en obras como en espacio, por lo que se dedican a renovar cada vez que pueden o quieren, las obras expuestas. Hoy, entre otros, taca el Equipo Crónica.

Serie Composition (1971) Serigrafía 

Serie Composition (1971) Serigrafía

Equipo Crónica, en Museo de Arte Contemporáneo, Cuartel de Conde-Duque de Madrid.


ART MADRID

En la edición de Art Madrid 2014 encontré dos obras del Equipo Crónica. Una la exponía la galería Val i 30 de Valencia, en la que se representaba El infante don Carlos de Velázquez sosteniendo un ejemplar de ABC.

El infante don Carlos

La segunda de las obras es un grupo que representa la Familia de Carlos IV de Goya. En ella el rostro de don Luis Príncipe de Parma aparece tapado con una pared. No recuerdo la galería a la que pertenecía la obra, aunque al cruzarme varias veces con el grupo llegué a pensar que era parte de la feria y no del expositor.

Familia de Carlos IV

Al año siguiente se presentaba la obra Picnic torero de la Galería Punto (Valencia) en Art Madrid 2015. La obra representa una escena de toreros sobre un fondo de Godofredo OrtegaViñas (1969) el mismo que vemos en la serigrafía de Serie Composition (1971), insertando en primer término Geraldine Chaplin (1967) de Antonio Saura.

Picnic torero. Acrílico sobre lienzo (100x 120)


REINA SOFÍA DE MADRID

Esta escultura no deja de tener su encanto, lúgubre, eso sí, Espectador de espectadores o el gran hermano; un seductor acomodador de cine, un comisario político franquista, un chivato, un gris funcionario que monta guardia en los pasillos del Ministerio de Hacienda, en un edificio requisado a los oligarcas catalanes que lloran su desgracia de haber apoyado al dictador, siempre lloran, inexpresivos, tras sus gafas oscuras para que no sepan dónde está mirando (Blades).

Espectador de espectadores (1972) 126,5x44x51 cm. Papel maché y policromía 


viernes, 11 de febrero de 2022

Cocina de azulejos


Una de las visitas más singulares que se puede hace es al Museo Nacional de Artes Decorativas. Allí tiene una sala en la que se reproduce una cocina totalmente cubiertas sus paredes de azulejos. Hubo en su día -a finales de 2011- unas jornadas, de noviembre y diciembre, en la que era la pieza del mes del museo, aunque quizá deberíamos calificarla la pieza del museo. En aquella ocasión se editó un folleto excelente que nos introduce en la vida social del siglo XVIII a través de las imágenes representadas en los azulejos: los personajes, la vestimenta, los utensilios de cocina y, aunque no se cite expresamente, la comida -existe en el museo otra cocina, espacio en el que se trata precisamente la comida, que nos acerca aún más a la vida cotidiana-. La peculiaridad de esta pieza es que está compuesta de 1412 azulejos y su dueña quiso venderla exclusivamente al museo..

Virgen del Carmen en pared 3 y vasares de la pared 2

Como he comentado será el folleto editado para la ocasión quien nos guía a través de la historia. A finales del siglo XVI existía en Valencia una producción estable de azulejos de tipo renacentista pintados sobre esmalte blanco, producción que en el segundo cuarto del XVIII debía contar con un buen  número de fábricas que hicieron de esta industria una actividad económica de primer orden. De estos hornos salen piezas con motivos de decoración barroca y rococó, entre las que destaca esta singular y muy particular producción destinadas a forrar cocinas de azulejos que se inicia en la década de 1770 y que se fabrican hasta la segunda mitad del siglo XIX.

Mandadero con compra en pared 4

La decoración de la cocina es un todo unitario, aunque cada una de las paredes está concebida  de manera individualizada: las paredes 1 y 4 contienen escenas narrativas formadas por los personajes de la época y de diferente clase social y oficios, y entre ellos se distribuyen utensilios de cocina y alimentos. En la pared 2 se representan objetos de almacenaje, preparación  de los alimentos y unos vasares de obra que parecen "sustentados" por unos elegantes capiteles corintios; y en la pared 3 una imagen de la virgen del Carmen a cuyos pies estaba el pozo. El nexo de los tres ambientes es una cinta que recorre la parte superior e inferior que entrelazada con tallos ondulados de los que nacen hojas, flores y frutos.

Vasares de la pared 2

Interesante es también el aspecto social que destaca el folleto, el proceso de desarrollo del hogar familiar urbano en el que comienza la separación de las zonas privadas de la de los servicios, y sobre todo, que la cocina se cubriera enteramente de azulejos. Esta práctica es, añade el folleto, un fenómeno único de Valencia, sin paralelos en otros centros cerámicos españoles, que parece surgir de la nada y se concentra en apenas 50 años.
 
Grupo de perdices la pared 1

Por lo general, se acepta que estas cocinas no se usaban para cocinar ,-ya hemos comentado antes que en el mismo museo existe una cocina que debía tener este fin, de hecho en las casas principales no había sólo una cocina- su buen estado de conservación y el hecho de que sólo la viesen los sirvientes no tenía mucho sentido decorarlas de esta manera. Lo más probables es que la estancia fuese el lugar de recepción para realizar refrescos y agasajos con un grupo de invitados aunque no existen noticias, por ahora, que confirmen esta hipótesis.

Camarero de pared 1

Sin lugar a dudas la visita al museo está plenamente justificada aunque sólo sea para conocer este espacio que como nos comenta el folleto, es único y realmente sorprendente, elegante, de gran originalidad y belleza. El excelente folleto que he utilizado editado por el, debido al tiempo transcurrido de la exposición para la que fue editado, prácticamente está agotado; una pena, porque en él no sólo son abundantes las reseñas a los aspectos artísticos de la cerámica, sino también en la moda, cómo van vestidos los personajes y la jerarquía social: señores, sirvientes, y los enseres y menaje para la elaboración de comida.

Parte superior de la pared 3 cintas con guirnaldas, frutas y pájaros

Museo Nacional de Artes Decorativas en calle Montalbán, 12 de Madrid.
El autor del folleto: Alonso Santos Manuel, Vida cotidiana en el  siglo XVIII: la cocina de azulejos del MNAD, Madrid, 2011.

Escena de la pared 4. El mandadero, la mayordoma y la sirvienta

jueves, 3 de febrero de 2022

Masao Yamamoto


Octubre 2015. Esta exposición de Masao Yamamoto la vi en la galería EspacioFoto. Hice unas cuantas fotografías pero encontré un problema con ellas, la luz. La luz de la galería, dependiendo de la pared, modificaba el color de tal manera que hacía casi imposible saber cual era el más parecido al original. Toda la exposición me desbordaba, ya no solo la luz, también el tamaño de las imágenes, todas de pequeño formato, la textura y el degradado, la mirada inusual con la que el fotógrafo capta las escenas, todo frágil, quebradizo, envuelto en un rotundo silencio cuando leía el texto que presentaba las obras. Era una simbiosis perfecta entre pensamiento y palabra, silencio e imagen, quietud y olvido. Y de esta forma tan absurda, en un rincón del archivo se quedaron esas imágenes y esos textos, dormidos estos años. 


Al redescubrirlas he querido intentar de nuevo publicarlas aquí; muchas se quedarán otra vez en mi fichero, y las que creo que sí parecen semejarse a las originales, como si esto fuese las entrada de un libro, las intercalaré con los textos de la exposición entre alguna de las fotografías. La exposición se titulaba Pequeñas cosas en silencio, en alusión al tamaño de las fotografías; en el texto se alude en parte a la técnica del autor, cómo diluye su obra en el límite entre fotografía y pintura, cómo experimenta virando y tiñendo, raspando o pintando sus fotografías; sus temas favoritos, los bodegones, desnudos y paisajes, y cómo indaga en la naturaleza y en las imágenes que buscan evocar recuerdos.


        Me he expresado a través del arte durante los últimos 40 años
        Durante todo este tiempo, me he preguntado constantemente a mi mismo:
        ¿Qué es lo que veo? ¿Qué es lo que no he visto?
        ¿Qué es lo que cuento? ¿Qué es lo que no cuento?
        La lucha por contestar a estas preguntas es lo que genera mis creaciones.

    
        Cuando miro hacia atrás en mi camino, me doy cuenta de que un motivo insistente en mi obra es la obsesión por las cosas pequeñas. Siento felicidad cuando descubro pequeñas cosas, aparentemente insignificantes, que pueden pasar desapercibidas.


Los textos son del fotógrafo, los pensamientos sobre su constante, la necesidad de crear arte y las pequeñas cosas aparentemente insignificantes que lo estimulan. Poco tiempo después la galería EspacioFoto cerró sus puertas y con ella todo un mundo mágico que nos regaló a través de la fotografía.