Mostrando entradas con la etiqueta Joaquín Sorolla. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Joaquín Sorolla. Mostrar todas las entradas

martes, 9 de abril de 2019

Viaje al Cabanyal y la Malvarrosa

SOROLLA EN NEGRO. MAR DE TORMENTA, VALENCIA.

Un cuadro de esa exposición del Museo Sorolla de Madrid me trajo recuerdos de la última visita a La Malvarrosa, el día nublado y un paisaje que el pintor que perpetuó tan sólo con la espuma que parece desprender un enfurecido mar y el murmullo de las olas erizadas por el viento. En la sala del museo hay una frase escrita en la pared que ensalza el color de los cuadros de Sorolla: "En las aguas pictóricas de Sorolla el cauce es siempre profundo, y siempre claro, hasta en los negros (...)". Martín Domínguez, "Paleta de Sorolla. Negros", Las Provincias, 1 de junio de 1944.

En el horizonte, aquella mañana de noviembre, cuando nos disponíamos visitar de nuevo La Malvarrosa, los nubarrones se teñían, como en el cuadro, de negro.

Mar de tormenta, Valencia (1899) Óleo sobre lienzo. Museo Sorolla



LA MALVARROSA


Era sobre las diez y media de la mañana plomiza cuando entramos en el Museo de Bellas Artes de Valencia. Nos paramos para ver la Virgen de la Leche de Bermejo y, poco más adelante, en otra planta paramos quince minutos después frente al busto de Blasco Ibáñez obra de Benlliure. La imagen de Blasco Ibáñez nos recordó que aún debíamos ir a la Malvarrosa. En la salida del museo preguntamos a uno de los guías del museo cómo podíamos ir a la Malvarrosa donde nuestro único objetivo era comer allí y pasear por la playa, aunque parecía que el día no iba a acompañar. El joven bedel nos nos indicó el tranvía, el 4 que sale del Pont de fusta, dos calles más arriba del museo. En el andén coincidimos con dos señores viejos, Ovidi y Vicent. Iban también a la Malvarrosa, a comer paella. Le pedimos consejo. Nosotros somos primos -nos dijo Ovidi- vamos a comer a La Carabela. Siempre vamos allí. Tenemos la paella encargada. Con un gesto de complicidad, como a escondidas, sacó del bolsillo interior del gabán un paquete pequeño envuelto en papel de aluminio. Lo abrió y nos mostró dos cucharas de madera. La paella -nos dijo- se come mejor con cucharas de madera. Le dije que nosotros habíamos comido una vez en Casa Carmela. Ah!, eso está al final de la playa, donde la casa de Blasco Ibáñez -pronunció Ibañes- es más caro, nos dijo medio resignado, como si el lugar fue para otra gente. Interrumpió dos veces la conversación para mostrar al primo Vicent, que vivía en Zaragoza, donde trabajaba el hijo. Para volver -nos dijo-, debéis tomar el tranvía en el mismo sentido, hasta la parada Pont de fusta, que quiere decir puente de madera. Antes -recordó- los puentes eran de madera, al menos ése, que se lo llevó la riada del año 57, ahora ya no los hacen de madera. Bajamos en Dr. Lluch y desde allí, mientras callejeábamos camino de la playa nos contaban cómo era la zona hacia los años 60 y la casa de baños y el casino o balneario donde tenían prohibido entrar y bañarse en la playa de enfrente al balneario, pero,  añade Vicent, entraban por el mar nadando. Llegamos frente a la playa del Cabanyal desde allí se veía el puerto de Valencia, un transatlántico y las grúas recostarse contra los negros nubarrones que ascendían desde el sur; el hacia levante un velero parecía haberse escapado de un lienzo de Sorolla.

Busto de Vicente Blasco Ibáñez (1910) obra de Mariano Benlliure
Comimos en el mismo restaurante donde habían reservado los dos primos. En las paredes del restaurante estaban decoradas con fotografías descoloridas de pescadores y barcas reposando en la arena de la playa y un mosaico que representaba la Albufera. Ovidi, de vez en cuando, levantaba su cuchara de madera recordando la tradición. Al terminar la comida, dos horas después, volvimos sobre nuestros pasos. Los dos primos se quedaron en el restaurante frente a una paella vacía. Fuera el viento arreciaba, desde el sur subía la oscuridad del cielo presagiando lluvia. Llegar hasta la casa de Blasco Ibáñez se nos hizo largo, muy largo por lo que decidimos desistir. Apenas si había gente en la playa ni en el paseo marítimo. Llegamos de nuevo a la playa de la Malvarrosa y de allí el paseo nos llevó hasta La cadena donde tomamos el tranvía de vuelta. Al bajar en el Pont de fusta comenzó a caer mansa una lluvia fina.



IMPRESIONES


Fotografié este cuadro de Sorolla por su título: "Playa de la Malvarrosa. 1898". Volví al museo de Madrid donde estaba expuesto -Cazando impresiones- para asegurarme del título, porque creí que la vista de un jardín no podía representar una playa, y el título coincidía con el número asignado a la obra. Muy cerca había otra pequeña obra de Sorolla, "Efecto nocturno en El Cabañal. 1904", pensé que quizá esta obra fuese más apropiada para esta entrada, pero no conseguí que las fotografías captasen la imagen como yo quería; al final deseché todas las copias que hice del cuadro. Y así volvía, una vez tras otra, al museo, para estudiar la luz y el color en estos cuadros de Sorolla, para mí era como un juego sobre el propio juego del pintor que cazaba impresiones en pequeñas piezas en cartones, tablillas y papel, sus "apuntes", "manchas" o "notas de color" como él se refería a ellas. El Museo Sorolla bien vale su tiempo.


EL CABANYAL


Madrid. Sobre la mesa del centro cultural había varias  revistas de expurgo de sobre El CabanyalEs una historia oscura -decía Gus, que era arquitecto, mientras dibujaba en la esquina de un folio hablando como distraído- creo que tenemos que apoyar esa lucha. Aquella oscuridad se traducía, según nos explicó, en derribar el barrio valenciano, el barrio de pescadores, con el argumento de dar salida a la ciudad al mar, o parte, sólo parte del barrio, no recuerdo bien, era, decían, un barrio degradado pero,  callaban que cargado de arquitectura modernista. También recuerdo que hubo mucho ruido: televisión, manifestaciones, alborotos. Al cabo todo aquello se apagó, como todas esas historias que caen en el olvido, hasta que aparecieron aquellas revistas sobre la mesa del centro cultural.


Eran varios ejemplares repetidos de dos números de la revista Cabanyal portes Obertes. Una de 2010; la otra de 2013, la número XV en la que, con firma de Lluis Cerveró, en valenciano, comentaba que hacía quince años se constituyó la Plataforma Salvem el Cabanyal-Canyamelar-Cap de la França para oponerse al derribo de la parte central del barrio, que se pretendía, para abrir la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez. Era el 23 de abril de 1998 y en aquellas fechas buena parte del barrio estaba catalogada como conjunto histórico protegido.


Viaje a la Malvarrosa. El autobús estaba casi vacío. Aquella primera hora de la tarde paró frente a un edificio, como si fuese una estación en el que se podía leer en un cartel: Cabañal. Un amigo, el amigo de un amigo, nos recomendó no pasear por el barrio, aunque me hubiese gustado hacerlo. Del autobús se bajó un viajero, al abrirse las puertas un olor acre y húmedo desde la calle inundó el interior del coche. Cuando el conductor cerró las puertas llegó una mujer joven a la carrera y se paró frente a él en la acera. Volvieron a abrirse las puertas. La mujer subió sin decir nada, pagó el billete y se sentó en la parte trasera. De nuevo se cerraron las puertas y el autobús continuó el trayecto. Por la ventanilla tan sólo pude ver las calles que desembocaban en la calle por la que circulaba el bus. Un viaje anodino que sólo lo interrumpía el sol que se filtraba implacable a través de los cristales sucios de la ventanilla y el trajín de viajeros que subía y bajaba y se alternaban de pie junto a mi asiento. No supe por qué seguí el consejo del amigo de aquel amigo y no me bajé para continua mi camino a pie. El autobús, en el viaje de vuelta, retornó por una calle por la que ya habíamos pasado un par de veces y parada tras parada se fue llenando, la marcha era cada vez más lenta, al ritmo que marcaba el atasco de la tarde adentrándose en la noche a través de una arteria colapsada hacia el corazón de la ciudad.


El viaje sólo tenía un propósito, la playa de la Malvarrosa para ver la luz que pintó Sorolla. El conductor del autobús nos avisó de que habíamos llegado. Nos dejó junto a una rotonda al límite con la playa de La Patacona. Desde allí anduvimos un largo trecho. Aquel mar y aquella luz ya no eran las de hacía un siglo, de aquellos años sólo quedaba, reconstruida y casi vacía de contenido, la casa de Blasco Ibáñez, ajeno a la avenida que debía derribar medio barrio que acabábamos de cruzar. Desde allí hay un paseo muy largo hacia el sur, donde se adivinaba, a lo lejos, el puerto de Valencia; enfrente un grupo de palmeras y a levante, el mar, una playa larguísima y blanca, sin bañistas, ni barcas, ni pescadores, sólo un velero, un grupo de paseantes y un perro corriendo por la arena; a poniente las últimas casas de pescadores reconvertidas muchas en restaurantes y en apartamentos. Antes de embarcarnos de nuevo en el autobús de vuelta a Valencia visitamos la casa de Blasco Ibáñez:


"... Muchas veces, al vagar por la playa preparando mentalmente mi novela, encontré a un pintor joven -sólo tenía cinco años más que yo- que elaboraba a pleno sol...
...Este pintor y yo nos habíamos conocido de niños, perdiéndonos luego de vista. Venía de Italia y acababa de obtener sus primeros triunfos...
...Trabajamos juntos, él en sus lienzos, yo en mi novela, teniendo enfrente el mismo modelo. Así se reanudó nuestra amistad, y fuimos hermanos, hasta que hace poco nos separó la muerte. Era Joaquín Sorolla." Vicente Blasco Ibáñezprólogo de Flor de Mayo. Valencia. Prometeo 1923.

El texto estaba escrito en la pared de una habitación; era prácticamente el mismo que un tiempo atrás había leído en el Museo Sorolla de Madrid.


Vicente Blasco Ibáñez en el jardín de su casa en la Malvarrosa
Fotografía de la casa-museo

La casa, escribe Manuel Vicent en Tranvía a la Malvarrosa, estaba abandonada, la describe como una villa pompeyana, que al parecer había sido de Blasco Ibáñez y había requisado Falange después de la guerra, y ahora, con puertas abiertas y los ventanales rotos por los que salían y entraban golondrinas y que sólo campaban ocasionalmente Flechas y los primeros gitanos. En los estantes de las habitaciones reposaban revistas del régimen. Recorrieron la casona. En el primer piso encontraron una terraza cerrada con cariátides, columnas estriadas y una mesa de mármol que se sostenía en cuatro leones alados que hacían de patas. Allí se tumbó Julieta-Marisa, allí la acarició y luego preparó un lecho con las revistas y periódicos de los anaqueles en el suelo donde descansó el cuerpo abrasado y desnudo de ella. Le preguntó -Julieta-Marisa era francesa- quién era Blasco Ibáñez, Manuel -el protagonista-,  respondió que un escritor; ella volvió a preguntar si fue un escritor famoso, y él contestó que sí. Tomaron el último tranvía de la Malvarrosa a Valencia, ella, apoyada en su hombro se quedó dormida.


La comida en la barca. Joaquín Sorolla. Óleo sobre lienzo, 1898

En el museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, hay varias obras de Sorolla, dos pequeños apuntes, uno de la huerta valenciana y el otro de Roma; y un lienzo de grandes dimensiones (1,80 x 2,50 m.), el de imagen superior fechado y firmado por el pintor en 1898, tenía entonces el artista 35 años. La cartela explica el contenido de la obra: Como cada verano, Sorolla regresaba a la playa de El Cabañal para pintar al aire libre, enfrentándose a la luz, el movimiento y el agua. En este cuadro, definido dentro del costumbrismo marinero, el espectador participa de la escena en la que unos pescadores, jóvenes y viejos, comparten un guiso bajo la amplia vela extendida por tres de los lados. Sólo en el último término se impone una claridad cegadora producida por el fuerte sol del Mediterráneo. La obra es un legado del conde de Romanones de 1951.

domingo, 10 de marzo de 2019

Noticias de Joaquín Sorolla

SOROLLA EN EL MUSEO CAPROTTI DE ÁVILA

Dos retratos que no conseguí encontrar de mi visita al museo Caprotti de Ávila. Dos retratos, quizá los más sorprendentes de la colección. Hay una cartela que comenta de forma breve la identidad de los dos personajes retratados, Laura Hernández y Félix de la Torre.

Retrato de Laura Hernández (1894) Óleo sobre lienzo
donación de Ana Isabel de Aizpurúa de Caprotti

La cartela dice: "Los dos retratos que en esta sala admiramos representan a Félix de la Torre y Laura Hernández después de su boda en 1894. Arquitecto de profesión, Félix de la Torre emparentaba así con la alta sociedad abulense y con el marqués de Benavites, también expuesto en esta sala retratado por Guido Caprotti algunos años después".

Retratos de Laura Hernández y Félix de la Torre


Museo Guido Caprotti, en el palacio de Superunda en plaza Corral de las Campanas, 3 de Ávila


SOROLLA EN EL MUSEO DE ARTES DECORATIVAS

El visitante encontró esta pequeña obra de Sorolla en el Museo de Artes Decorativas en una exposición extraordinaria (04-mayo-2025), de Javier de Juan. No es la primera vez que la veía, aunque no recordaba cuándo fue, así que tuvo que revisar esta entrada por si ya la había incluido: Retrato de mujer, óleo pintado hacia 1900. Según podemos leer en la cartela es propiedad del museo, aunque no hay más reseña.

Retrato de mujer. Joaquín Sorolla, (h. 1900) Pintura al óleo

Javier de Juan. En el corazón de la ciudad, en Museo Nacional de Artes Decorativas en calle Montalbán, 12 de Madrid hasta el 19 de octubre de 2025.


SOROLLA Y EL CONDE DE VILLAGONZALO

Última visita al Museo Sorolla antes de su cierre, al meno por un año. Ya veremos. Es muy interesante esta pequeña exposición temporal porque invita al visitante a conocer personajes no ya de la época sino que a través de una larga trayectoria nobiliaria hasta principios del siglo XX con este retrato del VII conde de Villagonzalo Mariano Miguel Maldonado Dávalos de 1907.

Retrato de Mariano Miguel Maldonado Dávalos, conde de Villagonzalo (1907)
Óleo sobre lienzo. Colección particular

Sobre esta obra la cartela comenta que la familia poseía un importante bagaje cultural, fueron grandes coleccionistas y ejercieron el mecenazgo de los principales artistas de su época. "En este retrato Sorolla centra su atención en el rostro del conde al que representa con una expresión decidida, captando así la personalidad del aristócrata". No obstante la exposición tiene un excelente trasfondo que va más allá de la pintura, y es la investigación y un buen hacer museístico que es de agradecer. Quizá sea una de las labores más concienzudas y desconocidas a la vez, la de investigar y bucear en los archivos y bibliotecas datos y documentos que darán luz sobre el pintor, su obra y sus clientes, un bello tratado a base de rescatar una carta, una factura o una fotografía que de vida a esos instantes en que el artista y su mecenas, o simple comprador diseñan, negocian y puntualizan aspectos de una obra. Y aquí en esta pequeña muestra, tan solo dos cuadros, una fotografía de Kaulak y unos apuntes sobre el retrato de la hija del conde que hace Sorolla; un trabajo de investigación excepcional.

Además de esta obra, se presenta un estudio para el retrato de la reina Victoria Eugenia con Mantilla, también de 1907. Los comentarios a este cuadro, y otro que hizo Sorolla al rey Alfonso XIII, la posición de los cuerpos, el detalle de las insignias, los ropajes, los reflejos, los colores, los personajes, el fondo,... todo en una carta, con dos pequeños dibujos, Sorolla cuanta al conde sus dudas, sus intenciones, sus temores y dificultad de la obra emprendida. Nada más interesante que saber, de primera mano como un pintor de la talla de Sorolla encara una obra desde sus primeras impresiones hasta las última pinceladas.

Estudio para Retrato de la Reina Victoria Eugenia con mantilla. (1907)
Óleo sobre lienzo (57x43 cm.) Colección particular

A esta pequeña muestra se acompaña un cuaderno gratuito comentando las relaciones y cartas de Sorolla y el conde de Villagonzalo; una pequeña joya para los seguidores de pintor, con un excelente texto y una breve bibliografía. Una magnífica y original manera de cerrar este etapa hasta la próxima apertura.

Sorolla y el conde de Villagonzalo, una conversación inédita. del 01 de julio a 22 de septiembre de 2024


SOROLLA EN 100 OBJETOS. EN EL MUSEO SOROLLA DE MADRID

El tema favorito de estos tres o cuatro últimos meses es el cierre temporal del Museo Sorolla de Madrid. Me lo habían anticipado hace unos meses antes incluso, en otro de esos museos pequeños y cada vez más concurridos -todo un ejercicio, diría que un prodigio, de buen hacer e imaginación de sus responsables-. Esta penúltima exposición Sorolla en 100 objetos presenta una serie de objetos y obras que acumuló y acompañaron al pintor en vida, su magnífica colección de cerámicas, piezas arqueológicas y cómo no, obras de otros artistas: pinturas y esculturas. Imposible elegir un par de piezas sin hacer aprecio del resto. Un ejemplo es este lienzo que representa Toledo desde el castillo de San Servando, de Aureliano de Beruete.

Aureliano de Beruete y Moret. Toledo desde el castillo de San Servando
Óleo sobre lienzo (1910)

Otro ejemplo es esta pequeña escultura de Rodin , Psyche que el escultor francés regaló a Sorolla. en una visita que hizo éste al taller de Rodin en Paris. El original era de yeso y pasado el tiempo la pequeña obra comenzaría a deteriorarse por lo que el pintor pidió a su amigo, el escultor José Capuz, que la fundiese en bronce.

Auguste Rodin. Psyche (1917) Bronce 35x10x10 cm

Y por último, como parte de ese coleccionismo de anticuario, este San Juan Evangelista que acompaña a un bellísimo capitel califal del siglo X.

Jaime Cascalls. San Juan Bautista (1372-1375) Caliza tallada y policromada

Cuando termine la exposición vendrá un gran vacío en la ruta museística matritense, aunque las obras se repartirán entre otros museos -al parecer muchas se expondrán en la Galerías de las Colecciones Reales- al menos durante un año, y esperemos que se cumplan los plazos de las obras de ampliación del Sorolla porque, como decía don Juan Manuel, hay cosas que comienzan en punta de aguja y terminan en quintan de hierro..

Sorolla 100 objetos, en Museo Sorolla de Madrid, hasta el 29 de septiembre de 2024.

MUSEO SOROLLA DE MADRID

Las visitas se suceden al museo, inagotable trasiego a través de los jardines que diseñara el propio pintor, y de jardines y de viajes nos trae esta exposición, los apuntes del natural, paisajes que captura, viajero infatigable, por el país cuya propia naturaleza le entusiasma, lo agota emocional y físicamente, "yo lo que quisiera es no emocionarme tanto", con la representación incansable de la naturaleza que le proporciona "tanto placer" frente al caballete, que consume su energía, porque "la pintura cuando se siente es superior a todo; he dicho mal, es el natural lo que es hermoso" (1918). De las cincuenta y cuatro localidades españolas que visitó el pintor, la muestra nos trae al menos dos obras de colecciones particulares que quizá sólo las podemos ver en esta exposición; una de los jardines de La Granja de San Ildefonso (Segovia) y otra, más esquemática, abocetada o inconclusa, de San Sebastián.

Fuente de los caballos. La Granja (1907) Óleo sobre lienzo. Colección particular

El rompeolas. San Sebastián (1917) Óleo sobre lienzo. Colección particular

Sorolla, viajar para pintar. Otra visión de España, en Museo Sorolla de Madrid hasta el 31 de marzo de 2024.


CENTRO ARTE COMPLUTENSE

Entre las joyas que posee la Universidad Complutense de Madrid, se exponen en la muestra Sabiduría y esplendor, dos cuadros de Joaquín Sorolla; el primero el Retrato de Don Luis Simarro que no tiene más información que el título, autor y fecha. Neurólogo y catedrático de la Universidad Complutense, según la biografía de la propia universidad, "fue un influyente modernizador y precursor de la neurología, la psiquiatría, la neurohistología y la psicología experimental en España". El cuadro, mediano, mide 46 x 53 cm. y es legado de la Fundación Simarro.

Retrato de Don Luis Simarro (1896)

La otra obra que podemos ver en la exposición es Los farolillos , una escena costumbrista en la que Sorolla juega con la luz artificial de los farolillos con los que juegan unos niños en contraste con la tenue luz natural de la escena. El cuadro está dedicado por el pintor al científico Al Dr. Simarro su amigo J. Sorolla ,Valencia, 1891, mide 40 x 65 cm. 

Los farolillos (1891)

Sabiduría y esplendor. La Joyas de la Universidad Complutense de Madrid, hasta el 10 de diciembre de 2023, en el edificio del Museo del Traje, de Madrid.


CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOAQUÍN SOROLLA


Han comenzado los actos del centenario de la muerte de Joaquín Sorolla (10-Agosto-1923). Una de las actividades programadas es esta exposición en el Palacio Real de Madrid: Sorolla a través de la luz, según la programación se trata de "un formato expositivo inédito que combina obras originales del pintor, con salas sensoriales y de realidad virtual"; inaugurada por los Reyes de España, la muestra está organizada por Patrimonio Nacional, la Fundación Museo Sorolla y Light Art Exhibitions. Dentro de los mimos actos está programada la exposición reseñada más abajo "Sorolla. Orígenes" en el Museo Sorolla de Madrid. La muestra del Palacio Real está abierta al público hasta el 30 de junio.


SOROLLA - ORÍGENES

Mis amigos. Estudio de ocho cabezas masculinas (1884)
Óleo sobre lienzo. Colección particular

Desde mediados de diciembre (2022) se puede ver la última exposición temporal del Museo Sorolla de Madrid titulada Sorolla Orígenes. Fue la última exposición que vi el año pasado y en ella se presenta un interesante recorrido por los orígenes de Sorolla, no solo como pintor, sino también en su intimidad  como persona. Huérfano desde muy joven es cuidado por sus tíos, y un hecho singular, pasados los años regresa a la casa paterna para arrancar un baldosa del suelo que sus padres pisaron. Los primeros pasos en la pintura: la Escuela de Bellas Artes (el cuaderno de inscripción), los primeros viajes a Madrid, copista en el Prado y Velázquez, bodegones, pintura histórica, los primeros certámenes,.. quizás sea el menos Sorolla que conocemos, pero apasiona conocer su evolución desde unos inicios que ya apuntaban rasgos de un gran pintor, formatos grandes, bocetos y la pincelada suelta que le va a caracterizar. Como es habitual en estas exposiciones podemos ver obras de colecciones particulares que difícilmente veremos en otro momento, como la que hemos traído en esta entrada.

Portada del Hospital de la Latina (1883)
Óleo sobre lienzo. Colección particular

Joaquín Sorolla. Retrato de juventud.


SOROLLA - BENLLIURE. UNA AMISTAD DOS ARTISTAS

Mariano Benlliure. Busto de Antonio García Peris Bronce (1912)

Sábado caluroso en Madrid. Acababa de llegar precisamente de Valencia y tengo noticia de una nueva la exposición temporal 
en el Museo SorollaSorolla - Benlliure. Una amistad dos artistas, por lo que intento no retrasar mi visita. Los jardines del patio del museo están exuberantes, plenos de público y todas las fuentes en animado manantial sonoro. La exposición se centra prácticamente en la primera sala. En ella no abundan las obras de Benlliure, sin embargo es intensa: un busto de María Sorolla García, (1919) hija del pintor; El Gaitero (1884) un pequeño bronce; y la obra que encabeza este apunte, el busto de Antonio García Peris (1912) suegro de Sorolla; un estudio en yeso para un monumento a Velázquez, y la correspondencia que, en principio debe ocupar un mayor protagonismo quizá porque sea donde mejor se plasma la amistad y complicidad entre dos personas; una placa con el retrato de perfil de Sorolla,... Es interesante descubrir los lazos que unen los artistas valencianos, incluso los proyectos comunes que tienen como nexo Valencia y, sobre todo, lo prolongado de su amistad a lo largo del tiempo.


EN EL MUSEO

Jinete salmantino (1912) Óleo/lienzo 211x192 cm.

Finaliza mayo y se arremolinan pequeños grupos de visitantes en torno a algunos artistas que pintan en el jardín del museo. Ha habido cambios en las salas, entre ellas se han incorporado dos obras de gran formato de personajes típicos; uno representa a dos hombres titulado Tipos de Salamanca, óleo sobre lienzo, 203x120cm. (1912); y el segundo, el que ilustra esta nota, Jinete salmantino, óleo sobre lienzo 211x192 cm. La visita ha sido agradable, el jardín está pletórico de flores; tan solo una nota discordante, hay que esperar a la tarde para ver la exposición temporal La edad dichosa.


LA EDAD DICHOSA

El primer hijo (1890) Acuarela sobre papel. Colección particular

La primera impresión es muy buena, tanto por la calidad como por la variedad de las obras, de la pincelada menuda y delicada buscando el detalle en óleos y acuarelas -El primer hijo (1890)- y la evolución a la pincelada suelta y enérgica que busca el efecto, que juega con la ilusión óptica, la luz en definitiva, en la que parece esbozar solamente la figura -Niña en la playa de Valencia (1916)-. La exposición, no sé si lo pretende pero es todo un acierto, consigue abarcar el desarrollo técnico del pintor a través de los años. La vuelta al museo, para la segunda visión del conjunto, espero que no cambie mucho mis percepciones.

Cartel de la exposición


NUEVAS ADQUISICIONES: CABALLERO CON BANDA Y ESTUDIO DE MONJE

A la vuelta de vacaciones ya entrado octubre, visito el Museo Sorolla y encuentro dos nuevas obras, una esperada, porque había salido en los medios y se tenía noticias de ella, -se había expuesto pocos días días de mi partida huyendo de los calores del verano-, Caballero con banda (1882) un óleo de juventud, que no esperaba verlo porque lo tenía totalmente olvidado. Una agradable sorpresa ha sido encontrar en la amplísima Sala III, donde Sorolla tenía su taller, el cuadro colocado sobre un caballete. La segunda, Estudio de monje (1881) acuarela que se puede ver en la planta superior y que integra la actual exposición temporal Tormento y devoción; dos excelentes razones para acercarse al museo, conocer ambas obras y la exposición temporal que ofrece una nueva visión de la obra de Sorolla relacionada con la espiritualidad y la religión.

Caballero con banda. Óleo sobre lienzo (1882)

Para entender la obra Caballero con banda nada mejor que oír a Blanca Pons Sorolla, biznieta de Sorolla y experta en su obra, en una entrevista en RNE del pasado 11 de febrero. Ésta es una obra de juventud -comenta- fechada en diciembre de 1882 al regreso del pintor de su segundo viaje a Madrid donde visita el Museo del Prado; destaca que Velázquez es el gran maestro de Sorolla, aunque el cuadro no es copia de otra obra sino la interpretación que hace el joven Sorolla de un retrato de un caballero del siglo XVII. Los propietarios de la obra conocían la existencia del cuadro y siempre había sabido que era obra de Sorolla aunque, al no ser la típica obra de Sorolla, mantenían dudas de su autoría, por lo que la tenían arrinconada en un lugar poco relevante de la casa. Cuando deciden limpiar y restaurar el cuadro descubren que el lienzo está firmado por Sorolla. Poco después la familia se pone en contacto con ella porque tiene la intención de subastar el cuadro, subasta a la que acude ella junto al director del museo, subasta en la que el cuadro es invendido. Esto propicia que se negocie con los propietarios y éstos que optan por ajustar el precio para que la obra puede exhibirse en el Museo Sorolla

Estudio de monje. Acuarela sobre papel (1881)

De la segunda obra adquirida, Estudio de monje, no tengo a día de hoy ninguna información.
Para oír la entrevista a Blanca Pons Sorolla podéis hacerlo en este enlace:
https://www.rtve.es/play/audios/punto-de-enlace/punto-enlace-cuadro-caballero-banda-descansa-museo-sorolla/5789913/

EN EL JARDÍN DEL MUSEO SOROLLA

La última visita al Museo Sorolla tras el paso de Filomena, la gran nevada, ha traído cambios en el jardín, un laurel ha perdido parte de sus ramas y en verano, supongo, algo de sombra; se ve alguna poda más, pero sigue estando tan impecable como siempre. No obstante he descubierto una escultura que me ha costado reconocer, en el porche que hay nada mas salir del museo, entre el granado y los naranjos: Mujer sentada (1919) de Helena Sorolla, la hija del pintor.




SOROLLA. FEMENINO PLURAL

Ruinas de Buñol, o La Despedida (1895) Óleo sobre lienzo. Colección Álvarez de Miranda 

Interesante exposición en el Museo Sorolla de Madrid: Sorolla. Femenino plural, que hace un recorrido por la obra del pintor y su estrecha relación con la mujer como modelo, el trato que le da en su obra y el trato que ésta recibe en su época. Un paseo a través de la vida política y social: el trabajo, el derecho al voto, la educación, el feminismo a finales del siglo XIX y principios del XX, que una visita sosegada y atenta permitirá al espectador captar en las obras las pequeñas pinceladas que nos ofrece los textos y cartelas que las acompañan, e introducirán al espectador de la mano del pintor en el mundo de la mujer de su época. "Lo primero que observamos es que esa presencia (de la mujer) es abundante y variada, y que Sorolla fue un gran observador y admirador de las mujeres, naturalmente sensible a su gracia o su belleza pero sobre todo a otras calidades como la valentía o la fortaleza". Sorolla, -añade-, fue hombre de ideas liberales, educó a sus hijas en el Instituto Libre de Enseñanza, institución "promotora de la instrucción femenina y de la igualdad" (aunque) "su obra recoge muchos de los estereotipos femeninos propios de su tiempo: ángeles del hogar, mujeres caídas, sencillas y trabajadoras, mujeres del pueblo, elegantes burguesas y 'modernas', pero rara vez son solamente 'tipos': son personas individuales, de carne y hueso, y como tales Sorolla las trata siempre con respeto".

Como es habitual en este tipo de exposiciones, hay obras que pertenecen a colecciones privadas y que posiblemente no volvamos a ver nunca expuestas, otras son cesiones de instituciones como el Museo del Prado o la Diputación de Valencia; la variedad técnica: óleo, gouache, acuarela, costumbrismo;  y temática: paisaje, retratos y desnudos, la hacen que la muestra sea sumamente atractiva.

Desnudo de mujer (1885) Óleo sobre lienzo. Diputación de Valencia, nº 2598
La historia y la mitología han servido tradicionalmente a los artistas como pretexto para introducir los desnudos femeninos en sus obras; a las evocaciones al mundo Antiguo o grecorromano, el Romanticismo añadió las fantasías orientales con sus harenes y odaliscas; estos temas eran todavía vigentes en la juventud de Sorolla, en la que se popularizó también el motivo de la modelo en el estudio del pintor.
Sorolla aprovecha esos argumentos para crear imágenes abiertamente sensuales, situadas en la Antigüedad clásica o en un imaginario Oriente, pero a veces prescinde de escenografías y pinta sencillamente modelos. En su obra posterior los desnudos escasean pero exhiben una extraordinaria maestría técnica.

En la obra de Sorolla, sobre todo a raíz de su estancia en Italia -añade el texto mural- ganan protagonismo las campesinas, las aldeanas de los campos Asís, a la vez que pinta cuadritos de escenas amables de mujeres valencianas; éstas representan los estereotipos tradicionales de la mujer doméstica proclive a la devoción religiosa, la maternidad y la laboriosidad, aunque sus principales heroínas van a ser las pescadoras valencianas a quienes retrata en la dura labor de la pesca, cuidando a sus hijos mientras esperan la llegada de las barcas. También irrumpe en su obra el realismo social con el que expresa una visión aún más dura de la vida de la mujer aunque lo haga con un talante amable como en Trata de blancas donde aborda el tema de las mujeres ´caídas', no obstante, en "la época de Sorolla, pocas mujeres podían aspirar a una independencia cómoda; si no tenían una fortuna propia solo podrían disponer hasta cierto punto de su vida mediante una voz excepcional, talento escénico o alguna otra cualidad extraordinaria". Pronto tendrá Sorolla en este último grupo de mujeres una selecta clientela, "escogida entre la alta sociedad", donde el propio pintor supo desarrollar su gusto e instinto por la moda.

María de los Ángeles Beruete y Moret (1904) Óleo sobre lienzo (Sección)
Madrid. Museo Nacional del Prado. Madrid P007979
María de los Ángeles Beruete y Moret (1844-1904) era hermana del pintor Aureliano de Beruete. Segunda esposa del I conde de Muguiro, mantuvo una intensa vida social y una gran actividad caritativa, que le valió el título pontificio de condesa de Barcilés. 1904 es el último año de su vida, y ella tiene ya sesenta, pero su expresión transmite jovialidad, y su vestido blanco le da una imagen juvenil.

Sorolla. Femenino plural, en Museo Sorolla, calle General Martínez Campos, 37 de Madrid, hasta el 10 de enero de 2021.



SOROLLA EN EL CENTENARIO DE LA MUERTE DE BENITO PÉREZ GALDÓS

Estos días se celebra en la Biblioteca Nacional una exposición que conmemora el centenario de la muerte de Benito Pérez Galdós "uno de los escritores españoles más importantes de todos los tiempos, es nombrado siempre junto a Miguel de Cervantes" - como se indica al inicio del tríptico de la exposición- "... sus amores y sus amistades están muy presentes en la muestra (...) En esta muestra se reflejan todos los aspectos destacados de la vida y la novelística de Galdós..." -concluye el texto. Entre los innumerables documentos, libros, fotografías y pinturas se encuentra este magnífico retrato que le hiciera Sorolla en 1894, y un retrato del propio pintor -fotografía de Antonio García, suegro de Sorolla- de 1896 .

Retrato de Benito Pérez Galdós. Óleo sobre lienzo. 1894. Casa Museo-Pérez Galdós.

SOROLLA DIBUJANTE SIN DESCANSO EN MUSEO SOROLLA DE MADRID


Excelente mañana en el Museo Sorolla de Madrid paseando entre los bocetos y dibujos de Sorolla en esta exposición temporal en la que se pueden contemplar apuntes y bocetos de obras en gran tamaño como el Estudio para Retrato de la Reina Victoria Eugenia con mantilla, o del rey Alfonso XIII, hasta delicados apuntes como esta Flor de Manzano. Joaquín Sorolla, -nos introduce un texto al final de la exposición-, "es un dibujante sin descanso, que no puede dejar de trazar líneas en un papel mientras espera en un restaurante, escribe cartas o asiste al teatro, pensando en sus grandes composiciones". En sus dibujos Sorolla capta escenas familiares cotidianas e íntimas que "a través de sus ojos nos introducen en la esfera más personal del artista".

Flor de manzano. Gouache sobre papel (1885-1886)

Sorolla. Dibujante sin descanso, en Museo Sorolla, en General Martínez Campos, 37 de Madrid,  hasta el 20 de mayo de 2020.


SOROLLA EN LA FUNDACIÓN MAPFRE

06 de noviembre de 2019. Visita a la Fundación Mapfre de Madrid para ver la exposición El espíritu de una época. Boldini y la pintura española a finales del siglo XIX., un diálogo entre el pintor italiano y algunos artistas españoles residentes en París en la segunda mitad del XIX, entre los que destacan Raimundo de Madrazo, Mariano Fortuny, Ramón CasasIgnacio Zuloaga y Joaquín Sorolla. De este último hay al menos cuatro obras, un retrato de Clotilde, su mujer; dos desnudos, Bacante en reposo (1887) y Desnudo de mujer (1910); y María mirando los peces (1907), colección particular.Ésta última con un excelente comentario junto a la obra:

Realizada en plena madurez del artista, esta pintura forma parte de una veintena de cuadros y estudios que Joaquín Sorolla realiza en La Granja, Segovia. Su hija María, retratada después de superar una grave enfermedad, pasea por los jardines del real sitio ataviada con traje de paseo blanco, sombrero y sombrilla de tono oscuro. Si por un lado el artista muestra con esta obra el nivel social de su familia, por otro también nos muestra parte de su intimidad. La alegría de la escena se muestra a través de las 'salpicaduras' de las pinceladas, que, a su vez, reflejan las del agua. Los trazos rápidos y ágiles de las mismas crean atmósferas llenas de luz y color integrando a la muchacha con el paisaje y prefigurando el sentido de la modernidad que adquirirá toda la obra del pintor valenciano a partir de este momento.


Termina la cartela comentando las amistades de Sorolla, con artistas de reconocida talla internacional como John Singer Sargent y Anders Zorn, "no menos que de Giovanni Boldini, con quien coincide en varias ocasiones, y comparte mesa, sobre todo durante las estancias del pintor ferrarés en la ciudad de Barcelona en 1915".

El espíritu de una época. Boldini y la pintura española a finales del siglo XIX, en Fundación Mapfre, en Paseo de Recoletos, 22 de Madrid, hasta el 12 de enero de 2020.


SOROLLA EN LA NATIONAL GALLERY  DE LONDRES

4 de junio de 2019. Visita a la National Gallery de Londres y una agradable sorpresa: exposición temporal: Sorolla Spanish Master of Light. La semana anterior había estado viendo la que se celebra en Museo Sorolla de Madrid la espléndida Cazando Impresiones. Una visita interesante que pone de relieve los préstamos entre museos e instituciones para acercar el arte y artistas universales a todos los amantes del arte


Sorolla Spanish Master of Light en la National Gallery de Londres hasta el 7 de julio de 2019.


RETRATO DE MIGUEL DE UNAMUNO



Hace unos días visitaba el Museo de Bellas Artes de Bilbao y en la sala F nos quedamos frente al cuadro de Miguel de Unamuno pintado por Sorolla. La sala F es la inicial de Friendsihp/Amistad, como está ordenada la colección del museo, amistad, en este caso, "de pie forzado o interesada como la de Sorolla y Unamuno". Recordé que hacía un tiempo, pocos meses antes compré un librito, Miguel de Unamuno. Zuloaga y la pintura, en una exposición sobre el Ignacio Zuloaga que hubo en Madrid. En el librito Unamuno escribe de pintura y de pintores, no sólo de Zuloaga, sino también de Darío Regoyos y de Joaquín Sorolla. y esboza brevemente dos retratos que le habían hecho, uno Manuel Losada y otro Ramón Zubiaurre.

Sobre Sorolla comenta Unamuno en un artículo publicado en La Nación, Buenos Aires, 21 de julio de 1912, que le ha de hacer un retrato a petición de Mr. Huntington "para el museo hispánico que en Nueva York sostiene ese benemérito y opulento hispanófilo". Se muestra ansioso el bilbaíno para ver cómo lo dejará el pintor valenciano. "espero y confío que saldré de sus habilísimos pinceles, mucho mejor librado que salió mi pueblo, Bilbao, de la pluma de su paisano Blasco Ibáñez, que probó en su novela El intruso que hay almas y pueblos a los que no se les sorprende con una rápida ojeada", algo, añade que consiguió en sus novelas valencianas como La Barraca y Cañas y barro. Apunta, para finalizar el párrafo, que no cabe "esperar así de lo que Sorolla pinte en mi tierra, pues al cabo no hay que pintar sino lo que se ve, mientras que en escribir...".

Sorolla esbozó el cuadro aunque sin llegar a terminarlo; era el cuadro frente al que estaba en la sala F del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Tan sólo apuntar que la Hispanic Society of America acabó comprando un retrato de Unamuno para su galería de personajes ilustres españoles, y fue precisamente a Zuloaga.

Los textos mencionados en esta entrada corresponden a Miguel de Unamuno, Zuloaga y la pintura,  ed. Casimiro, Madrid, 2017.

También es de interés Los retrato de Joaquín Sorolla en Museo de Bellas Artes de Bilbao, F. Tomás y F. Garín editado por el propio museo, Bilbao 2010.


SOROLLA Y LA MODA


La calidad de un museo se mide, en muchas ocasiones, en la calidad de sus exposiciones y su movilidad. Tener un buen fondo y la capacidad de sus gestores por innovar y renovar sus espacios es tan atractiva como deseable: las cesiones e intercambio de obras, las nuevas propuestas que vinculan sus obras con otras disciplinas los hacen más atractivos, enriquecedores e incluso divertidos, nos permiten ver las obras desde otro punto de vista e incluso con otro significado: pintura, fotografía, escultura, historia...

Clotilde con sombrero

Uno de estos ejemplos es Sorolla y la Moda, en el Museo Sorolla de Madrid, en el que se combinan la obra del pintor, sobre todo retratos, que brinda al espectador una buena oportunidad para ver obras cedidas por otros museos y colecciones privadas, y la moda, sobre todo femenina, de la época: vestidos y complementos, guantes, zapatos, tocados, sombreros. Se echa en falta algún elemento masculino y es que quizá haya evolucionado menos que la femenina, pero es un detalle menor que puede pasar desapercibido. En la muestra hay retratos familiares (Clotilde su mujer, y sus hijas), de la aristocracia y la burguesía de la época, entre ellos uno magnífico de la reina Cristina (1888) cedido por la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos, junto a un traje (h. 1890) préstamo del Museo del Traje de Madrid, es un pequeño ejemplo de la riqueza y singularidad de esta exposición.


La exposición Sorolla y la Moda se celebra conjuntamente con el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, hasta el 27 de mayo de 2018.

Fotografías del catálogo
Sorolla pintando a Clotilde con traje negro, 1906. Fotografía de Christian FranzenMuseo Sorolla, Madrid.
María en la playa de Biarritz o Contraluz, Biarritz, 1906 (detalle). Museo Sorolla, Madrid.
Paul PoiretVestido, hacia 1911. Museo del Traje, Madrid.