jueves, 5 de julio de 2018

José Guerrero

Balbastro (1965) Óleo sobre lienzo. Museo Reina Sofía
No se trata de una exposición, quizá sea lo más parecido a la recopilación de obras y textos que hacen referencia a José Guerrero (Granada, 1914-Barcelona, 1971); tan aleatorios como ocasionales.


IMÁGENES DE JOSÉ GUERRERO


Cartel de la exposición de José Guerrero de marzo, abril y mayo de 1990, en la Galería Carles Taché de Barcelona. Este cartel estaba, imagino que seguirá aún, en la trastienda de la Galería Antonio Manchón de Madrid.

MUSEO DE CÁCERES

Presencia del negro. (1979) Óleo sobre lienzo.
 Obra expuesta en el Museo de Cáceres.
Obra instalada en la Sala 15. Arte Contemporáneo. del Museo de Cáceres; sin lugar a dudas el museo es un lugar muy completo que se merece visitar con asiduidad. En la cartela no existe prácticamente información de la obra: Presencia del negro. Óleo sobre lienzo. 1979. José Guerrero 1914-1991) Depósito de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres. Nº Inv. D2.773.



LOS COLORES DE GUERRERO

   Para  Guerrero la selección de los colores tenía una especial importancia. Cada uno de ellos poseía un significado personal, atribuido a sus recuerdos y vivencias. En sus obras los colores expresan  simbologías y significados referidos a paisajes vivenciales, formando un abanico de percepciones visuales que ahondan en los sentimientos y en el imaginario sensorial de quien lo contempla. El artista relaciona el añil con los zócalos de su tierra andaluza y las muñequillas de azulillo que hacía su madre para teñir la ropa ... el blanco era la propia Andalucía, sus casas y luminosidad ...

Presencia del blanco (1990) Óleo sobre lienzo 219x190 cm.
Obra expuesta en Galería Cayón
Texto de María del Carmen Bellido en Los colores subliminales en la obra de José Guerrero. Arte, individuo y sociedad, 2013 25(3) 441-457.


EN LA GALERÍA

    Al entrar en la galería, a la pared de la izquierda había tres obras de José Guerrero, serigrafías o aguafuertes; más a la izquierda, hacia el rincón, un gran lienzo de casi dos metros de alto; entrando de frente, otra serigrafía, ésta dedicada, con predominio de la ancha azul, ésta ocupaba toda la pared, aunque no tenía más de un metro de alto; en la pared de la izquierda, dos obras enmarcadas con cristal, pequeñas y, entre ambas una escultura de Martín Chirino. Al fondo, se entreveía tras una puerta corredera, el almacén con obras de Benjamín Palencia, Mompó y uno de los paisajes pardos tan castellanos de Díaz Caneja. Charlábamos de las composiciones, de porqué cada obra estaba en el lugar elegido y en medio de la conversación coincidimos en que nos llamara la atención a ambos, que unos días antes, en una entrevista al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, hubiese detrás de él una obra enorme, ése fue el adjetivo, enorme, de enormes dimensiones de José Guerrero. Pero, me dijo, que Sánchez, como la mayoría de los presidentes, y políticos, no tenían ni idea de arte, que si el cuadro estaba allí era seguramente porque alguien lo había decidido; y era una suerte que siempre un alguien, al menos una persona con sensibilidad para hacer una compra porque, casi siempre, las obras que se ven son obras prestadas, que van y vienen, entran y salen, de la galería al palacio; obras de ida y vuelta.
 
Azul (1982) Serigrafía. Galería Antonio Manchón 
   Mientras hablaba tiró de los pomos dorados del mueble mapero blanco donde se guarda la obra gráfica: serigrafías, aguafuertes y grabados. Sacó dos obras de Guerrero primero una serigrafía: Azul; después de fotografiarla la guardó con cuidado y sacó la segunda, un aguafuerte: Amarillo. Los dejó cada una  sobre el mueble el tiempo preciso para fotografiarlas, cambiando la luz de la galería, girando las obras, vigilando las sombras. Le dije que me hubiese gustado conocer a Guerrero.

Amarillo (1987) Aguafuerte. Galería Antonio Manchón 
- ¡Bueno ,bueno! -Contestó sonriendo, en un tono que no supe interpretar-.
- ¿Era difícil, complicado? -respondí como arrepentido de haber hecho la pregunta según la iba pronunciando-.
-  ¡Todo lo contrario! Era una persona llana, sencilla, muy campechano, divertido. Siempre tenía la palabra oportuna, el golpe gracioso y amable, y cuando hablaba de alguien hablaba bien, con ese humor y esa gracia que tienen los andaluces. Una gran persona.


VISITA AL  CENTRO GUERRERO DE GRANADA

   El 12 de julio de 2014 entré por primera vez en el Centro Guerrero de Granada. Enfrente de la entrada principal, creo recordar, estaba este cuadro Expansión azul, 1976 con un texto del propio artista: "Cuando pinto me siento como un combatiente en la resistencia buscando libertad para liberar mis intuiciones y emociones sencillamente y con pleno control. Las pinturas abren ventanas y puertas que conducen a un camino en la distancia donde hay luz y aire y agua sin límite y sin fin".

Expansión azul (1976). Centro Guerrero 
Acudiendo a uno de los catálogos del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, el primer texto sobre José Guerrero se refiere a su formación. En ésta se yuxtaponen cuatro fases en un breve período de tiempo: la de su ciudad natal, Granada, que la vincula a la tradición que arranca de Alonso Cano a Rodríguez Acosta; una segunda fase lo lleva a Roma donde recibirá, a través de la Academia de España, "las influencias de un clasicismo renovado". La tercera, en París, en la Escuela de Bellas Artes, donde estudia la técnica del fresco; y por último Estados Unidos "(gracias a una beca de la Graham Foundation), a donde llega en el momento de apogeo de la nueva escuela que Peggy Guggenheim dirige desde su neoyorkina galería Art of this Century a partir de 1955".

En Estados Unidos "Guerrero en 1958 se encuentra con ese prodigio de libertad que es el Action Painting o expresionismo abstracto, que consiste en situar al artista en una actitud de disponibilidad absoluta ante (o sobre) el lienzo". Guerrero estaba acostumbrado a la parsimonia que dominaba el panorama europeo, a la escasez de medios que él mismo sufría en Granada, estaba sujeto a los arquetipos italianos y al racionalismo de la escuela francesa, no sólo hace frente a estos condicionantes, sino que los supera "con el desparpajo propio del andaluz "universal", que tan solo tres años después será profesor de dibujo y pintura en una escuela de arte de Nueva York.

A su vuelta de Estados Unidos, -comenta el crítico Antonio Leyva Sanjuan en conversación informal- será una gran referente en el panorama abstracto español. Frente a otros pintores, sobre todo los vinculados al grupo El Paso, como Saura o Viola, que se postulan sucesores de una cierta tradición asociada a la España negra a través de obras con predominio de ese color, surge la figura de Guerrero que, a finales de los años 70, con una explosión de color y luz mediterránea tenderá una gran influencia en jóvenes artistas andaluces, especialmente de Granada, como Julio Juste entre otros.

Green Encounter (1970) Óleo sobre Lienzo. Museo Reina Sofía


GALERÍA CAYON EN FERIA DE ARTE ARCO 2015

Normalmente en las ferias, como esta de ARCO, las cartelas y la información sobre las obras y los artistas son muy escuetas. Esta Bandera del futuro tan solo tenía los datos imprescindibles: José Guerrero. Bandera del futuro. 1990. 190x219 cm. Óleo sobre lienzo. Catálogo razonado digital 1931-1991 No. 1362. Firmado, fechado y titulado al dorso "José Guerrero/Bandera del futuro-1990/ José Guerrero.

Bandera del futuro (1990) Óleo sobre lienzo. Galería Cayón



Fuentes consultadas y utilizadas para esta entrada:

Centro Guerrero, Granada 2014.
Arte Abstracto Español en la colección de la Fundación Juan March, Julián Gallero, Madrid 1983.
Los colores subliminales en la obra de José GuerreroArte, individuo y sociedad, María del Carmen Bellido, Madrid 2013 25(3) 441-457