domingo, 2 de junio de 2024

Francisco López Hernández

CENTRO DE ARTE COMPLUTENSE: MONUMENTOS DE BOLSILLO

De forma muy escueta, breve, concisa, la muestra se publicita como "la obra medallística de Francisco López Hernández y el arte de la medalla en la Complutense". En realidad, el visitante se encuentra frente a una obra peculiar, poco conocida, tan extraordinaria como deslumbrante, y muy completa, una exposición en la que la Universidad Complutense regala al observador una visión de la obra de Francisco López desde las medallas a pequeñas esculturas, parte de su taller, sus herramientas y modelos que la hacen imprescindible.

Maribel en la ventana (1963)
Delfos. Grecia. La imagen corresponde al periodo de gestación de Isabel Quintanilla
coincidiendo con la beca-pensión de Francisco López que disfrutaban en Roma

Al inicio de la exposición se instruye, al menos se orienta al visitante en la disciplina: "La exposición se centra en el arte de la medalla, un arte contracultural. El trabajo de la medalla puede considerarse una vertiente minoritaria y anecdótica en el contexto de la creación plástica contemporánea; sin embargo su quehacer discreto y sin proyección mediática esconde la esencia de lo sutil. Es difícil prestar atención a lo leve cuando el entorno visual que nos rodea es estridente, pero precisamente por ello, el gesto mínimo y detallado se carga de sentido y oportunidad". Quizá sea aquí donde radica la importancia de la muestra en dar sentido y oportunidad no ya a la obra "de bolsillo", sino a la mirada del espectador. 

La noche (1963). Anv. Leyenda: LA NOCHE. Alegoría de la noche con anverso
de niña durmiendo en interior habitación

Rev. Paisaje nocturno con reflejo de la luna en el agua

Respecto a la obra medallística, del bajorrelieve, el propio artista comenta: "El bajorrelieve es un mundo que me fascina, es como un hechizo, se trata de conseguir una sensación de realidad. El material es uniforme, no tiene color para representar un paisaje. Se ha de realizar una figura de manera que parezca corpórea sin serlo, teniendo en cuenta que tampoco se trata de un dibujo. Es algo situado entre el dibujo, la pintura y la escultura y que está ahí, flotando en un término atractivo y muy misterioso. Me interesa mucho el acabado de la superficie y, efectivamente, difumino los límites. No los preciso mucho porque lo bonito del bajorrelieve es que la luz que recibe, que es lo que verdaderamente crea el ambiente, resbale sobre él (...) el relieve responde a un juego que se establece entre lo que tú haces y la luz que está recibiendo..., trato de modelar según ese vínculo".

Calle de Tomelloso (1965

Dos niñas (1994)

Por lo que respecta a la escultura traemos dos pequeñas obras de López Hernández, antes de que el visitante se introduzca en el mundo de la medallística que se abre en la exposición con obras de diversos autores.

Niña bebiendo (1964)

Mujer pensando (1994)

Francisco López Hernández, Monumentos de Bolsillo, en Centro Arte Complutense, en Avda. Juan Herrera, 2, Ciudad Universitaria de Madrid, hasta el 8 de diciembre de 2024.

Horacio Romero. Retrato de Francisco López Hernández en escayola y
aluminio aglomerado (1997)


RETRATOS DE ISABEL QUINTANILLA

Retrato de Isabel (1972) Madera policromada. Colección privada

En la exposición El realismo de Isabel Quintanilla en el Museo Thyssen Bornemisza en Madrid, magnífica por cierto, clausurada el 2 de junio de este2024, encontramos dos esculturas de la pintora, ambas obra de Francisco López, su marido. Un retrato (madera policromada) de 1972; y una escultura de cuerpo completo (madera policromada) de 1978, esta última como cierre de la exposición. Ambas son de propiedad privada, lo que nos indica la importancia de estas exposiciones de autor que nos permiten ver obras que normalmente escapan del espacio público.

Figura de Isabel (1978) Madera policromada. Colección privada


ESTACIÓN DE ATOCHA EN MADRID


Entre lo más impersonal que puede parecer la escultura de un personaje anónimo, quizá lo más impersonal sea el representante de un oficio anodino, un representante de comercio, y este puede ser el caso de Homenaje al Agente comercial obra de Francisco López, bronce de 1998 que el viajero puede ver en la estación de Atocha de Madrid, aunque pocos se paran a verla con detenimiento. Instalada entre los tramos de escaleras mecánicas que unen la planta baja y el primer piso, el viajero pasa frente a ella con la prisa que marca un horario sin distinguirla entre los claroscuros del jardín tropical de la estación. Como nota anecdótica, señalar que López fue alumno del escultor José Capuz, íntimo amigo de Joaquín Sorolla.


La escultura está sobre un pedestal en la que destaca el busto de Hermes, el Mercurio romano, dios del Comercio, con su casco alado. Recordar que este dios tenía multitud de cometidos, por el que se le suele recordar es como mensajero de los dioses, conductor de las almas al inframundo y, también como pícaro y ladrón.

Una breve biografía y algunas de sus obras la encontraréis en Francisco López Hernández, ficha de la Real Academia de la Historia, en dbe.rah.es

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