PALACIO LOS SERRANO DE ÁVILA
En el patio renacentista del palacio de Serrano en Ávila encontramos esta Menina, escultura de Manolo Valdés, a la izquierda de un piano y algo distante de hombre tumbado, desnudo, obra en bronce de Antonio López. Destaca la obra de Valdés, una menina esquemática, con el realismo del desnudo de López y los escudos de la familia Serrano -el palacio se construyó mediado el siglo XVI (1555)- que decoran los capiteles de las columnas del patio. No tiene firma, aunque el observador no precisa de más información para deducir su autoría y más aún teniendo en cuenta que, en el primer piso porticado, pueden verse dos obras gráficas de Valdés, otras dos meninas, esta vez sí, bien identificadas, enmarcadas.
PASEO DE LA CASTELLANA. CUATRO TORRES. MADRID
Había subido hasta el paseo de la Castellana de mañana. El día luminoso, hacía algo de frío, y el entorno bullicioso. Había un incesante tránsito de hombres y mujeres jóvenes entre las torres de cristal, las nuevas Babel donde el problema del idioma parece solucionado, un área de negocio convertido en business area, la única confusión, aparente, era la cola interminable de jóvenes esperando, ordenados en hileras, subir al ascensor. Como si la mujer de Lot fuese, la Menina de Manolo Valdés, los veía desde su corazón de bronce y ciega, esperar el turno. A cada instante, muy breve, la hilera de jóvenes se movía, entraba en la torre PwC, a una velocidad sorprendente, devorados y sumisos, parecían ser engullidos en las entrañas del edificio.
Manolo Valdés. Menina. |
PARQUE DEL MANZANARES. MADRID
A los pies de una de las esculturas, cabezas de mujeres en la terminal T4 de Barajas, bajo la mirada de La Soñadora, puede leerse un texto de Mario Vargas Llosa: "Amigas: ustedes envidian los lujos que no tengo". Este párrafo es de la introducción que hace un periódico de Madrid de la escultura Cabeza de Ariadna o Ariadna IV, la escultura monumental, obra de Manolo Valdés, que preside el cerro artificial La Atalaya al sur de la capital, en la ribera del Manzanares. Desde allí la cabeza de la heroína que ayudó a Teseo a salir del laberinto de Creta tras dar muerte al Minotauro, domina un amplio paisaje del norte de Madrid, desde Somosierra a Guadarrama y Gredos, una dama coronada con lo que asemeja el ovillo de Ariadna, o un enjambre de partículas que gira en torno a una cabeza atómica, una imagen siempre sugerente desde la carretera que conduce hacia el sur, desde el cerro artificial ideado por Ricardo Bofill, en realidad una escombrera, que acoge a la izquierda del Manzanares, el busto de bronce y acero de 13 metros de altura despidiendo al viajero sobre el túmulo de 21 metros que es la Atalaya de Bofill.
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