lunes, 23 de septiembre de 2019

Alexander Calder

ALEXANDER CALDER EN MUSEO REINA SOFÍA DE MADRID

Carmen (1974) Chapa de aluminio, chapa de hierro y pintura (1156 x 762 cm)
Museo Nacional Reina Sofía: Jardín Sabatini

Paco Aparicio, escultor, se confiesa admirador de Calder. Me contó una anécdota de cuando fue a ver  una exposición de éste en Madrid. La vigilante de la sala le pidió que hablase bajo y que no gesticulase mucho porque sino las esculturas (móviles) que colgaban en el techo se movían. 

Sobre la que encabeza esta entrada, que podemos ver en el Jardín Sabatini del Reina Sofía, la ficha del propio museo, a cargo de Carmen Fernández Aparicio nos dice: "Está formada por una estructura sustentante fija y una zona superior inmóvil. Ocho palas sujetas con remaches cobran movimiento al contacto con el aire, y la pieza adquiere el componente lúdico y optimismo intrínseco al arte de Calder, al tiempo que genera un contraste espontáneo entre la firme estética industrial de la base y la volatilidad de la zona superior. Al igual que otras piezas del artista, Carmen tiene como título un nombre de mujer que, si bien posee connotaciones literarias y musicales, no convierte la escultura en una mera ilustración, sino que funciona como obra autónoma, como señaló en 1946 Jean-Paul Sastre: 'Calder no sugiere nada: atrapa auténticos movimientos vivos y les da forma. Sus móviles no significan nada, no nos remiten a nada que no sean ellos mismos: son, eso es todo. Son absolutos'".


ALAIOR ART CONTEMPORANI

Interesante la obra de Calder, una serie de litografías en color de 1975-1976 de las que traigo dos de las cinco que pude fotografiar y que mejor se pueden ver (me he permitido eliminar algunos reflejos). La obra recuerda a los gouaches que podemos ver más abajo Como otras obras en ese centro de arte, no tienen título. Recordar tan solo que Calder muere en noviembre de 1976, en las fechas en que se imprimen estas obras.




FUNDACIÓN MAPFRE DE MADRID

Aunque con personalidades totalmente diferentes Alexander Calder y Joan Miró mantuvieron una relación bastante intensa, fruto de esa amistad es el intercambio de obras entre ambos. En la Fundación Mapfre de Madrid, en su Espacio Miró hay al menos tres obras de Calder, dos esculturas: un retrato de Miró y un móvil, y un pequeño óleo sobre lienzo titulado À Pilar. La cartela de este último no indica más información que ésta.

Untitled (Á Pilar) Óleo sobre tela (1947) 
Colección particular en depósito temporal

Portrait of Joan Miró (Retrato de Joan Miró) Alambre de acero (h. 1930)
Colección particular en depósito temporal


GOUACHES EN GALERÍA ELVIRA GONZÁLEZ


Una deliciosa sorpresa ha sido entrar en la galería Elvira González y descubrir la exposición de Alexander Calder. No es frecuente disfrutar de la obra de uno de los grandes artistas del siglo XX en una galería, se nos está habituando a que el espacio para estos genios sea definitivamente un museo. Afortunadamente no es así, como tampoco es habitual presentar unas obras, gouaches, que nos descubre una técnica con la que Calder trabajó al margen de la obra que lo define, sus mobiles -cada vez que se va al Reina Sofía creo que es obligado pararse un rato a contemplar el mobile del patio del museo-.


Las obras que pueden verse son de gran sencillez, expresividad y espontaneidad, -como señala la hoja informativa de la exposición con un excelente resumen del estilo y técnicas con las que trabajó el Calder-; son obras de los años cincuenta, sesenta y setenta del siglo pasado, una técnica que practicó el artista hasta poco tiempo antes de su muerte. ¿Por qué el gouache? "Este tipo de acuarela opaca respondía mejor a su particular temperamento que la acuarela normal -demasiado traslúcida- y que el óleo -demasiado lento-" según destaca la hoja informativa (Jean Lipman en Calder's Universe). Pero, desde luego, y es de recomendar, la mejor opción para cualquier espectador es ver la exposición y comprobar este pequeño universo de Calder en la galería, sin lugar a dudas, un regalo para los amantes del arte.


Alexander Calder. Gouaches, realizada en colaboración con la Fundación Calder de Nueva York, en Galería Elvira González, en calle Hermanos Álvarez Quintero, 1 de Madrid, hasta el 22 de noviembre de 2019.


GALERÍA MIRAT

La Galería Mirat es una pequeña sala en el número 8 la calle Blanca de Navarra de Madrid. En esta sala siempre he visto obras de autores consagrados, no muchas en cada exposición, pero sí selectas, que van de Fortuny a esta obra de Carder, un gouache firmado y fechado en 1973. Estuve hablando brevemente con la persona de la galería. Me recordó que no hacía mucho tiempo se había expuesto gouaches de Calder en  la Galería Elvira González (el encabezado y origen de esta entrada). Muy amable me permitió fotografiar.


El problema de la luz (suele ocurrir en todas las galerías) impide muchas veces captar el color original de la obra al fotografiarla, no obstante se puede saborear y disfrutar de ellas, aunque, claro está, nunca como en la galería, por lo que siempre es recomendable la visita.

Colectiva en Galería Mirat, calle Blanca de Navarra, 8 de Madrid.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Abel Cuerda


Comienza el curso y las galerías retoman el pulso. Hay mucha obra nueva. Galería Orfila nos trae a Abel Cuerda. que nos va a transportar a través de su obra entre la abstracción geométrica y el expresionismo abstracto. Un diálogo pleno de armonía. En la obra de Cuerda, acrílicos muy trabajados, conviven composiciones geométricas de tonos pastel, que evocan a van Doesburg, y  figuras emergentes que traen al recuerdo el dramatismo de Antonio Saura; las líneas vivas y planos de color que, -como dice el tríptico de la exposición-, se diluyen, y en ocasiones parecen enmascararse  mutuamente y romper de forma violenta la armonía y el espacio de cada color, emergiendo del conjunto una composición elaborada, en la que no existe prácticamente ningún elemento ejecutado al azar, tan solo la suerte de las manchas de caer sobre uno u otro color.


Y es una pena no traer aquí, por los reflejos de los cristales, ninguna imagen de unos collage realmente espléndidos, trabajados en la misma proporción que los acrílicos y con la misma minuciosidad en los espacios y las formas. Se aprecia e ellos la elegancia y la sencillez necesaria que es capaz de proporcionar un trozo de tela con un mapa impreso o la propia tela de un viejo sillón, para evocar un viaje a un lugar recóndito y lejano a través de una confortable lectura. Se me antojan como pequeños toques de atención que el artista usa para atraer la atención del espectador, como si fuesen anzuelos que lanza para capturar y transportarlo a una atmósfera de color sutil y confortable.

Un buen comienzo de temporada de la mano de Abel Cuerda, un artista avalado por cincuenta años de trabajo del que cabe, sin lugar a dudas, felicitar y felicitarse.


Abel Cuerda en Galería Orfila, en calle Orfila, 3 de Madrid, hasta el 28 de septiembre de 2019.