martes, 30 de octubre de 2018

Humberto Rivas

HUMBERTO RIVAS EN ARCO RECORRIDOS FOTOGRÁFICOS, EN CENTRO CULTURAL CONDE DUQUE DE MADRID

Siguiendo la cartela de ARCO Recorridos Fotográficos, éstos "nacieron en el año 1988 por iniciativa de la Asociación Amigos de ARCO, con motivo de los 150 años de la invención de la fotografía". El proyecto consistía, en palabras de Rafael Doctor, comisario de la muestra, “cada artista era invitado a que de una manera personal trabajase en ARCO como campo de acción, mirándolo o interpretándolo desde la óptica que él considerase. No había otro tipo de premisa más, solo que usase la imagen fotográfica como base de su trabajo”. De estos trabajos traigo aquí el de Humberto Rivas, todas con el de la feria de 1989, presente en la muestra con cuatro fotografías.

Humberto Rivas (Buenos Aires (Argentina), 1937 - Barcelona, 2009) ARCO 1989

Humberto Rivas (Buenos Aires (Argentina), 1937 - Barcelona, 2009) ARCO 1989

Humberto Rivas (Buenos Aires (Argentina), 1937 - Barcelona, 2009) ARCO 1989

Humberto Rivas (Buenos Aires (Argentina), 1937 - Barcelona, 2009) ARCO 1989

 ARCO Recorridos Fotográficos, en Centro Cultural Conde Duque, de Madrid, hasta el 4 de abril de 2021



HUMBERTO RIVAS EN FUNDACIÓN MAPFRE DE MADRID



A veces se echa en falta un manual o breve historia de la fotografía, como hay de pintura o de cine, para que el espectador sepa ubicar al fotógrafo en su tiempo, en su historia o en su estilo. Es el caso de Humberto Rivas cuando se me planteo esta necesidad. En la exposición de la Fundación Mapfre, la mera lectura de los carteles, los pies de foto, e incluso reconociendo algunas de las fotografías que se exponen en las salas, el visitante puede hacerse una idea del contenido pero no de la intención del artista. Si algo me sorprendió fue leer que Rivas no trabajaba con un proyecto determinado, algo inusual en la mayoría de los fotógrafos o de cualquier artista contemporáneo, sino desde un punto de vista global, buscando siempre la misma situación, el mismo plano, incluso la misma luz, y eso se advierte cuando se abandona la sala y aún quedan en la retina del espectador las serie de esquinas, entradas de tiendas, siempre sin personajes, edificios también sin personajes, donde el autor juega tan solo con la luz, al atardecer o al amanecer, que cabe preguntarse quién distingue ese momento.

S.T., 1979. Archivo Humberto Rivas. Barcelona
Para iniciar el recorrido recomiendo al visitante que lea, primero, detenidamente el folleto que se entrega en la entrada en el que el comisario de la exposición, Pep Benlloch, va desgranando los hitos, mejor dicho, las deficiencias y logros de la enseñanza del nuevo arte de la fotografía desde sus inicios donde los propios fotógrafos se dedican al amplio abanico de la actividad fotográfica: ejecutan la obra, enseñan técnica, son críticos, son  investigadores y los encargados de divulgar su arte; y en este contexto es donde debemos ubicar a Rivas en la historia de la fotografía en España, donde llega en 1976 desde Argentina, llegada y su obra "supuso un importante impulso para un grupo de artistas que deseaban poner en valor la fotografía creativa".

Ya en las primeras fotografías de la exposición se percibe en ellas falta de cierta espontaneidad en los retratados -aquí recuerdo una muestra anterior de Ed van der  Elsken en la que todo era pura libertad-, en esta de Rivas se encuentra el visitante frente a las imágenes que el autor parecía tener ya diseñadas: "sus personajes, que al igual que los paisajes de la ciudad, según le gustaba decir, "lo eligen para ser registrados por su cámara", atienden a una particular contradicción: son paisajes sin personas y personas sin paisaje". En las imágenes de la ciudad, comenta Benlloch, Rivas "nos muestra esta mas como estructura que como teatro de la vida humana", por eso no precisa de actores, sino las sombras y las luces. "Del mismo modo, -continúa- lleva hasta el límite el arte del retrato", tanto de personajes conocidos, -un excelente de Jorge Luis (Borges), 1970- hasta "algunos totalmente desconocidos, que se le aparecían como modelos para su obra, le llevaba a acercarse a ellos de manera casi compulsiva hasta conseguir su retrato, su fotografía, en la forma en que él ya los había imaginado interiormente". -registrando desde desnudos y posados en estudio, a la magnífica la serie sobre Violeta la Burra, donde Rivas afirma que la intención del fotógrafo es utilizar al retratado para conseguir la imagen que desea, "lo usamos para hacer nuestro discurso, pero ese discurso tiene que poseer un contenido"-.

Violeta la Burra, 1978 espaivisor. Valencia
Así, cuando vuelva a la sala de Bárbara de Braganza para visionar de nuevo esta exposición, lo haré ya a sabiendas de la intención del artista e intentando recordar la última frase del folleto firmado por Benlloch: "Sus imágenes nos invitan a la contemplación y al análisis de su contenido: minuciosas en el detalle, cada elemento que contiene nos ayuda a comprender el motivo que llevó al autor a su realización y a su interpretación del sujeto o del paisaje".

Humberto Rivas, en Fundación MAPFRE, en Barbara de Braganza, 13 de Madrid, hasta el 5 de enero de 2019.

NOTA: Las imágenes son del cartel anunciador y del tríptico informativo.

Paco, 1992. Archivo Humberto Rivas. Barcelona




miércoles, 24 de octubre de 2018

Bartolomé Bermejo

MUSEO DE BELLAS ARTES DE VALENCIA

Bartolomé Bermejo (activo en Valencia, Aragón y Cataluña
Documentado en 1468 y 1501) 
Virgen de la Leche- Óleo sobre tabla

Esta Virgen de la Leche, una bellísima tabla pintada al óleo y oro, procede probablemente la iglesia del convento de Santo Domingo de Valencia, está fechada entre 1465 y 1470, aunque como vemos el período aragonés del pintor se inicia en 1468. Ésta es la única obra de Bermejo que se puede ver en el Museo de Bellas Artes de Valencia, entre una rica y bien nutrida colección de obras de la época. En esta obra el pintor muestra una clara influencia de la pintura flamenca, según la ficha del museo, de su homónima, de Rogier van der Wayden, que se conserva en Chicago. Destaca así mismo que el Niño sostenga un collar de cuentas rojas que remite a la popular devoción en la época al Rosario.


MUSEO DEL PRADO DE MADRID

San Miguel Triunfante sobre el demonio. (Sección)
Hace unos días visitaba la Capilla Real de Granada donde se puede ver la pequeña y exquisita colección de pintura, obras que pertenecieron a la reina Isabel I de Castilla, de autores tan relevantes como Sandro Botticelli, Pedro Berruguete, Hans Memling, Dieric Bouts o Rogier van der Weyden, sobre todo estos dos últimos, autores a los que siempre dedico unos minutos cuando acudo al Museo del Prado; pero, de nuevo en la Capilla Real, se echaba en falta a Bartolomé Bermejo, sus obras La Epifanía y la Santa Faz. anverso y reverso de una misma tabla, se habían prestado para la exposición que se inauguraría cinco días después en el Museo del Prado. aunque he de confesar que no preste atención a este detalle.

De vuelta a Madrid vi el anuncio de la exposición que, con el título Bartolomé Bermejo, busca rescatar la figura y personalidad de uno de los grandes pintores, si no el más grande, del siglo XV de España. La muestra es el producto de una fantástico trabajo del Prado que ha reunido la obra dispersa de un artista tan relevante como desconocido para muchos. Bartolomé de Cárdenas (h.1440-h.1501) conocido como Bartolomé Bermejo, nació "en tierras cordobesas", comenta el folleto de la exposición. En ellla que se analiza la influencia que Bermejo recibe de los maestros flamencos, con referencias a Memling, van der Weyden y Bouts, que adquiere, probablemente, "en la cosmopolita Valencia del segundo tercio del XV", a donde llegó el influjo de las escuelas de Jan van Eyck y van der Weyden; así como la que el mismo Bermejo ejercerá en sus contemporáneos, en ocasiones con quienes se asocia, colabora y mantendrá estrechos vínculos "desde Martín Bernat y Rodrigo de Osona hasta Fernando Gallego y el Maestro de la Leyenda de Santa Lucía". Destaca el hecho de que se asocia a artistas de menor cualificación a la suya con los que se ve obligado a trabajar para sortear las limitaciones que imponían los gremios de las ciudades que contrataron sus servicios: TousValencia, Daroca, Zaragoza y Barcelona donde muere.

Detalle del peto de San Miguel
Durante el recorrido por la muestra el visitante va descubriendo la personalidad difícil de un artista que incumplía en ocasiones sus contratos, una especie de rebeldía que podía deberse a ese sometimiento al que se veía obligado a maestros de inferior calidad artística, lo que propició "el abandono de algunos encargos e incluso una sentencia de excomunión". Su seudónimo o alias, "el Bermejo con el que firmó de manera particular algunas de sus obras más innovadoras, certifica que nos hallamos ante un pintor con una personalidad acusada, probablemente consciente y orgulloso de sus habilidades".

La exposición está muy bien montada, -tanto la calidad de las obras como el propio espectador lo agradecen-, hay espacio entre obras que permiten visionarlas individualmente sin perder en ningún momento la visión del conjunto; un ejemplo es el magnífico conjunto de tablas sobre el martirio de Santa Engracia. El recorrido por la exposición me permito acotarlo en tres tramos: el inicio con el espectacular San Miguel triunfante sobre el demonio con el donante Antoni Joan de 1468; a mitad del recorrido el magnífico Santo Domingo de Silos entronizado como obispo, 1474-1477; para culminar con la excepcional Piedad Desplá, de 1490 que cierra la muestra. Sobre este guión el visitante se desplaza entre estas tres obras y se va desgranando la excepcional calidad del resto de obra, desde el mencionado martirio de Santa Engracia, cuatro tablas que narran el prendimiento, prisión, flagelación, y entronización de la santa, piezas que pertenecieron a un retablo y que en la actualidad se encuentran diseminadas entre museos de Bilbao, Boston y San Diego; o las tablas que narran la Resurrección de Cristo o el no menos magnífico tríptico de la Virgen de Montserrat. Las obras están excelentemente comentadas; abundan en los detalles técnicos desde la novedosa técnica del óleo en la época, la vestimenta de los personajes, los colores, la composición o las similitudes con otras obras de igual temática: la resurrección, el descendimiento o la epifanía.

Piedad Desplá (1490)
Termina la exposición recordando el olvido en que cae Bermejo tras su muerte y la posterior recuperación de su figura, a finales del siglo XIX, por el interés que despertó en destacados coleccionistas internacionales, y unas falsificación de los años 20 del siglo pasado, que demuestran el interés suscitado por su obra. Y siguiendo literalmente el folleto que sirve de guía, terminar señalando que la muestra cumple sobradamente el deseo del museo, descubrir al visitante "un magnífico maestro al que esta exposición pretende tributar un meritorio homenaje y dar a conocer al público".
Flagelación de Santa Engracia (1472-77)
Bartolomé Bermejo, en Museo del Prado de Madrid, de 9 de octubre de 2018 a 27 de enero de 2019.

Nota: Las imágenes y los textos en cursiva son del folleto informativo que entrega el museo a la entrada de la sala de exposición; la imagen del detalle del peto es del cartel anunciador de la misma.

Bartolomé Bermejo: Master of the Spanish Renaissance
Cartel anunciador de la exposición de The National Gallery
Londres