jueves, 16 de mayo de 2024

Juan Bordes Caballero


La escultura El Bautista o El Orador, obra de Juan Bordes Caballero, es uno de esos enigmas que el visitante, el viajero, que transita por la estación de tren de Atocha, ha de enfrentarse. Se encuentra instalada en la entrada o salida a la calle Méndez Álvaro, y aunque por mucho interés ponga el viajero, la obra es imposible identificarla, no hay cartela. La escultura es un bronce de 1989-1990, saber sus medidas,... Durante la primera visita la salita donde se expone, junto a otra obra, tenía mucho tránsito de viajeros, había que esperar un momento de tranquilidad para fotografiarlas; en la segunda visita, pocos días después, el entorno se había alterado. Había obras en el exterior y se había colocado vallas a uno y otro lado de las esculturas, afeándolas, sin sentido, el vacío era prácticamente absoluto ...

El Bautista o El Orador. Bronce (1989-1990)


lunes, 13 de mayo de 2024

James Rhodes


Aunque parezca tópico, en la fotografía de James Rhodes existe, hay un algo diferente, que tiene ese punto de intuición, de lo sencillo, de lo puramente sencillo que desprendía la obra de los fotógrafos de los 60, no es ingenuidad, pero sí la búsqueda de lo natural, sin imposturas, que lo hace ser genuino, al menos es lo que se desprende en su exposición en Galería Blanca Berlín, James Rhodes, Fotógrafo.


En la hoja de mano de la exposición podemos leer una resumen del sentimiento de Rhodes: "Una de las mayores revelaciones de mudarme a España y coger mi primera cámara ha sido encontrar un país y una pasión (en este caso la misma) que me inspira a mirar hacia arriba. Levantar la cabeza, echar hacia atrás los hombros e inhalar las ciudades. Tomar fotografías de lugares, personas, vistas y escenas mientras viajo por España se ha vuelto instintivo. Es una manera de reducir la velocidad, estar presente, ser testigo".




James Rhodes, Fotógrafo, en Galería Blanca Berlín, en calle Limón, 28 de Madrid, hasta el 18 mayo 2024.





lunes, 6 de mayo de 2024

Manolo Valdés

 

A los pies de una de las esculturas, cabezas de mujeres en la terminal T4 de Barajas, bajo la mirada de La Soñadora, puede leerse un texto de Mario Vargas Llosa: "Amigas: ustedes envidian los lujos que no tengo". Este párrafo es de la introducción que hace un periódico de Madrid de la escultura Cabeza de Ariadna o Ariadna IV, la escultura monumental, obra de Manolo Valdés, que preside el cerro artificial La Atalaya al sur de la capital, en la ribera del Manzanares. Desde allí la cabeza de la heroína que ayudó a Teseo a salir del laberinto de Creta tras dar muerte al Minotauro, domina un amplio paisaje del norte de Madrid, desde Somosierra a Guadarrama y Gredos, una dama coronada con lo que asemeja el ovillo de Ariadna, o un enjambre de partículas que gira en torno a una cabeza atómica, una imagen siempre sugerente desde la carretera que conduce hacia el sur, desde el cerro artificial ideado por Ricardo Bofill, en realidad una escombrera, que acoge a la izquierda del Manzanares, el busto de bronce y acero de 13 metros de altura despidiendo al viajero sobre el túmulo de 21 metros que es la Atalaya de Bofill.