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martes, 27 de diciembre de 2022

Federico García Lorca

CASA AMÉRICA

Pequeña exposición e intensa, muy intensa con un título sugestivo: España de Els Quatre Gats a los encuentros de Pamplona. Un recorrido de casi un siglo, según la nota que acompaña la muestra: "El país de Els Quatre Gats, establecimiento barcelonés, imitado en los cabarets montmartreses, que abre sus puertas en 1897, creado por Santiago Rusiñol y Ramón Casas" (...) hasta "El país donde en 1972 se celebran los Encuentros de Pamplona, gran cita del arte experimental"; pasando por el país del impar Gómez de la Serna, los uruguayos Rafael Barradas y Joaquín Torres-García y el catalán Joan Salvat-Papasseit; Rafael Alberti, García Lorca, Miguel Hernández, Óscar Domínguez,... Casi todas las referencias están ligadas con publicaciones, dibujos, pinturas, periódicos, libros, etc., Sobre Federico García Lorca hay al menos dos pequeñas referencias, una carta manuscrita y una tarjeta de una exposición. La primera es Carta manuscrita para Delia Morcillo de Capdevila (esposa del poeta Arturo Capdevila). Buenos Aires, 1933


            Sra. Delia M de Capdevila:
                Reciba usted sra. con estas flores mi sentimiento y mi
                disculpa por lo ocurrido ayer. Asi lo espero de su gentileza y
                deseo que nos encontremos en otra ocasión
                Salude a su esposo y perdone a este poeta que besa sus manos

                Federico García Lorca

El tarjeta de la exposición de dibujos de García Lorca en Galeries Dalmau de Barcelona se acompaña de un relación de artistas, entre los qu3e se encuentra el mencionado Rafael Barradas.

Catálogo de su exposición de dibujos. Barcelona. Galeries Dalmau, 1927

Casa de América, en el Palacio de Linares, plaza de Cibeles, s/n de Madrid.


RECUERDOS DE GRANADA Y UN ARTÍCULO

Los recuerdos de mi primer libro de Federico García Lorca fue la Librería Prieto, en la calle Mesones, 8. Granada. El verano de 1974. No recuerdo cómo era la librería, aunque sí el momento que entré y el olor, un olor neutro y agradable, de frescor; son recuerdos de los 15 años. Fue de mañana, me acompañaba Miguel que se extrañó que fuera a comprar un libro, y ¡de poemas! 

Felipe Morales entrevistando a Federico García Lorca para La Voz
Madrid, abril de 1936. Fotografía Alfonso (Alfonso Sánchez Portela)

Buscando la crónica que debía ilustrar la fotografía de la estatua que encabeza esta entrada, encontré esta breve nota: SE CONFIRMA EL ASESINATO DE GARCÍA LORCA (...) Fugitivos granadinos ratifican la noticia del asesinato por los rebeldes del gran escritor Federico García Lorca(La Voz. Miércoles 9 septiembre 1936). Una crónica que he encontrado que utilizó la fotografía de Alfonso, se publicó un año después. La fotografía fue tomada cuatro meses antes de su asesinato, un mes después de estallar la Guerra Civil. De la imagen el artículo sólo reproduce el torso del poeta; hay otra fotografía en el artículo en la que el poeta lee ante un público selecto "Mariana Pineda". La crónica de La Voz es del Sábado, 25 diciembre 1937.

UN REPORTAJE OLVIDADO. El Teatro que veía García Lorca y la vida sin agitación, pero activa y no sedentaria del autor de "Romancero Gitano". Lo que no pudo decirse en 1933, Biografía inexorable; ésto sucede a aquéllo. Cómo vivía García Lorca. "El Teatro ha de volver a ser dramático".

UN REPORTAJE OLVIDADO. Un amigo periodista me pidió hace tiempo unos reportajes sobre Teatro. Ocurría esto en 1933, un año y medio antes de octubre... Yo tuve siempre la obsesión de los autores modernos que habían de substituir alguna vez a los maestros. He dilapidado mi tiempo propugnando la nueva teatral con una fe quizá excesiva en el futuro de nuestra dramática. Motivo que me valió desdenes de los usufructuarios del voto acumulado y pocas gratitudes de los mismos que defendía.
   Siguiendo mi línea proselitista en el sentido de un arte escénico que arrumbase viejas fórmulas, me fui en busca de Federico García Lorca. . Charlé con él en su casa de Madrid (calle de Alcalá arriba), y de la extensa conversación saqué notas para un reportaje. Con las cuartillas me fui en busca de mi amigo.
- Pero ¿Qué ha hecho usted?
- Un reportaje teatral. Lo que me ha pedido.
- ¿Con García Lorca?
- A estas alturas, ¿valía la pena interviuvar a Arniches?
- No es usted hombre práctico. (una pausa) ¿Qué tenía pensado para después?
- Charlas con la gente joven.
- ¡¡Oh!!
Mi amigo hizo un gesto de contrariedad, y
- Lo siento mucho -me dijo- . No puedo publicar estas cosas. 
   Me devolvió el artículo y me tendió la mano. La colaboración se quedó en proyecto. Hoy, entre algunos trabajos olvidados, con las cuartillas ya amarillentas, he reencontrado el reportaje.
Pasó aquel año 33. Fueron las elecciones de noviembre. En la pantalla dramática de la vida española se proyectó el octubre doloroso, las tormentas del 35, gestadoras de lo que iba a llegar... y, por fin, el año 36. Julio. El 7 de noviembre. Madrid, piedra y fuego, según dice la leyenda que son sus entrañas, se hizo de piedra y de fuego para contener al invasor. Y, al fin, el año 37, que termina como el primer jalón de la victoria. Durante este año 37, el teatro ha renacido con un ímpetu arrollador. La vida madrileña, normalizada, como ven las personalidades extranjeras que nos visitan, no sin asombro, se refleja en ese renacimiento de nuestra escena, presidido por un nombre que aureolan el martirio y la lealtad: García Lorca. Su nombre es el guion de una empresa artística: el del teatro Español.
   Creo que desde 1933, Federico habló pocas veces para la Prensa. Viajó, escribió versos y dramas, laboró incansablemente en su teatro universitario La Barraca; pero no habló de sí mismo.
   Las cosas han cambiado. Ley biológica inexorable. Esto substituye a aquéllo., lo mismo que el feudalismo cedió ante la burguesía y ésta cederá ante las jornadas progresivas de otro sistema económico. Si la gente leyese un poco la Historia, se evitaría muchas desazones y no pocos desengaños. No habrían vertido lágrimas por la inevitable caída de Teruel muchas niñas histéricas añorantes de las meriendas de Molinero y de los bailes vespertinos de Casablanca. Con decir que eran vespertinas ya se suponía su próximo ocaso.
   En el teatro actual, García Lorca no es una meta; es el punto de partida. Y esto da paso al reportaje que no pudo publicarse en 1933.

COMO VIVIA GARCIA LORCA

   En casa de sus padres. Una habitación casi austera. Un piano. Una cama turca. Una mesa sencillísima y una silla de enea. En el atril del piano, una recopilación de canciones populares anónimas., serranillas y campesinas del siglo XVII que rebuscó con pasión folklórica. Una estancia con libros de versos, y en las paredes, dos o tres banderines deportivos universitarios. Era el cuarto de un estudiante. Un amplio balcón se abría sobre la Avenida de la Plaza de Toros.
   - Necesito mucha luz para vivir- recuerdo que me dijo.
   Dos cosas del viejo reportaje conservan hoy su frescura de vida. Conservan, o quizá mejor dicho, recobran; porque todo lo de Federico: obra biografía, anécdota, se recuera en sí; es ya algo permanente y poderoso, como la biografía de Lope y la concepción dramática de Calderón.
   -Yo vivo en la ciudad durante el invierno- habló sin interrupción de mi parte, mientras yo no hacía otra cosa que observar y recoger notas-. Pero me escapo al campo en cuanto puedo. En el verano vivo en la vega de Granada, donde todo es luz y color y perfume.
   En aquellos días acababa su "Yerma" y ponía la mano en "Doña Rosita, o El lenguaje de las flores", que ha estrenado Margarita Xirgú en Buenos Aires. Ya tenía esperando la tinta de la imprenta los versos de "Poeta en Nueva York", "Tierra y Luna" y el raro "Porque te quiero así de valses".
   Me habló de escribir para una actriz dramática "La destrucción de Sodoma". No sé si llegaría a hacerlo.
   -El teatro tiene que volver al drama. No al rigorismo del drama clásico. El drama nuevo tiene que ser caudaloso, múltiple. Al teatro le sobran los palcos y las butacas. Hay demasiada distancia entre el espectador y el actor. El público, según se acerque al escenario, o lo rodee, establecerá un contacto cordial con el intérprete, se unirán en igual calor, en igual entusiasmo, y entonces el teatro renacerá. La gente, al separarse del escenario, gana en perspectiva lo que pierde en calor cordial. A distancia no ve más que lo grosero, lo barroco. Yo prefiero a Rafael que a Pedro Ribera.
   (Nota para el lector olvidadizo: Rafael es Rafael de Urbino, el pintor delicado. Pedro Ribera es lo contrario: lo recargado, lo pomposo que caracteriza el barroquismo del XVIII español, de que es modelo típico la portada del Hospicio madrileño.)
   
EL TEATRO AMBULANTE

   García Lorca creó La Barraca, teatro universitario que iba, como las farándulas de Lope de Rueda y Juan Rana, de pueblo en pueblo despertando en las almas dormidas el afán de conocer nuevos horizontes. Lo tituló La Barraca para seducir más la curiosidad de las gentes, atrayéndoles a las sensaciones puras del arte clásico con la viveza policroma y barroca de los circos ambulantes.
   - No me gustan mis obras -dice García Lorca finalizando el reportaje-. Me gustan las de los demás. Y escribir... Escribir, después; primero, vivir, pasear, hablar.
   En el campo -bien ajeno a lo que sobrevenía- acabó Federico de vivir. Pero digo mal; García Lorca no dejó de vivir: empieza ahora.
                                                                                                                                        LAERTES


Para esta entrada he consultado la fotografía y siguiente documentación:

Laertes, La Voz, 9 septiembre 1936 y 25 diciembre 1937, en BNE Hemeroteca.
Sánchez Portela, Alfonso, fotografía de la exposición Alfonso en la Sala Canal Isabel II de Madrid.


UNA FOTOGRAFÍA

Esta fotografía, un recorte de prensa, la guardaba en el Libro de Poemas (1921), de Austral ed. 1971. El ácido del papel del recorte de periódico se ha transmitido a la hoja de libro, que ha dibujado un recuadro que enmarca el titulo. Leo los primeros versos.


Viento del Sur,
moreno, ardiente,
llegas sobre mi carne,
trayéndome semilla
de brillantes
miradas, empapado
de azahares.

            Veleta. 1920


PLAZA DE SANTA ANA EN MADRID

Frente al Teatro Español, en la parte baja de la plaza de Santa Ana, en torno a la escultura de Julio López dedicada a Federico García Lorca, hay un grupo de personas. Una mujer habla al grupo. Al verme llegar me hacen hueco frente a Federico. Al parecer, la escultura era un homenaje por el cincuenta aniversario del estreno de Yerma en ese teatro. Había llegado desde la parte alta de la plaza y cruzado frente a la de Calderón de la Barca -había leído que don Pedro había llegado allí cien años antes que Federico, hoy de ninguno de los dos se sabe donde descansan sus restos, los dos desaparecidos en la misma guerra; también había leído que la escultura de Julio López había estado en el cuartel de Conde Duque diez años antes de instalarla en la plaza porque la plaza estaba en obras-. Al enfocar con mi cámara medio cuerpo de Federico descubro a través del visor que ha desaparecido la alondra que el escultor puso entre las manos del poeta. ¡Qué tristeza!.

Federico García Lorca obra de Julio López (1984-1986) Bronce

(...)
Mi pegaso andaluz está cautivo
de tus ojos abiertos;
volará desolado y pensativo,
cuando los vea muertos

Y aunque no me quisieras te querría
por tu mirar sombrío,
como quiere la alondra al nuevo día
sólo por el rocío.
(...)

                 Madrigal de verano 1920

jueves, 24 de noviembre de 2022

Vicente Aleixandre


En 1977 le otorgaron el Premio Nobel de Literatura a Vicente Aleixandre. Suelo acordarme de las fechas en las que pasa algo que me parecía interesante, pero no recuerdo qué hacía el día que le dieron el Nobel a Aleixandre. Tuve que esperar al Día del Libro del año siguiente en Barcelona, el 24 de abril de 1978, lo anoté en la contraportada, para comprar mi primer libro del poeta: Vicente AleixandreAntología total de Seix Barral. En la faja del libro, aún la conservo, decía: la definitiva llamada al acercamiento de todos a la gran poesía aleixandriana. PREMIO NOBEL DE LITERATURA 1977.

Monumento de Vicente Aleixandre (1990) Juan López Ballesteros

Al final de la avenida Reina Victoria de Madrid hay una estatua dedicada a Aleixandre. Está de espaldas a la glorieta de Cuatro Caminos y a los paseantes que, para ver el busto, han de hacer el ejercicio de bajar a la calzada para saber de quién se trata. El busto está tallado en piedra caliza y en la peana hay una placa de bronce que tiene inscrita una frase que muchos interpretamos como versos de un poema, aunque al parecer no lo son: "un canto a la luz desde la conciencia de la oscuridad". Del autor de la escultura no se ve inscripción alguna; hay, sin embargo, en el ángulo inferior derecho, restos de óxido verdoso, de letras de bronce como la placa, que parecen haber sido arrancadas. De ellas se distingue la del centro una B. El poeta mira, no es difícil de imaginar, a su casa, a Velintonia, en el número 3 la calle que lleva su nombre.

Placa instalada en la fachada de la casa del poeta

Pasado un tiempo llegó a mis manos, como libro no como antología, Ámbito; poco después Sombra del paraíso, en este libro encontré la frase que se lee en la placa de la escultura. "Aleixandre -cita de Luis, en relación a la práctica de los poetas de comentar sus propias obras- ha escrito otras declaraciones en torno a Sombra del paraíso (...) que "es un canto a la luz, desde la conciencia de la oscuridad". El libro es, sin duda, de una gran belleza. Os dejo el inicio de uno de los poemas, Padre mío:

                Lejos estás, padre mío, allá en tu reino de las sombras.
                Mira a tu hijo, oscuro en esta tiniebla huérfana,
                lejos de la benévola luz de tus ojos continuo.
                Allí nací, crecí; de aquella luz pura
                tomé vida, y aquel fulgor sereno
                se embebió en esta forma, que todavía despide,
                como un eco apagado, tu luz resplandeciente.

La escultura, el busto de Aleixandre, en mi opinión, es poco afortunada. Su autor, según un artículo firmado por José María Carrascal en Chamberí 30 días, - es el escultor toledano Juan López Ballesteros, para unos un luchador, para Carrascal "autodidacta y controvertido"; la escultura "ahí permanece desde 1990 cuando Agustín Rodríguez Sahagún, alcalde de corto mandato, decidió sacar esta escultura de los almacenes de la Villa para instalarla en el lugar. Hay que decir que se trata de una obra que 10 años antes había realizado espontáneamente, y en plena plaza pública" López Ballesteros, a este respecto en monumentamadrid, donde se documenta Carrascal, se afirma: "Esta obra del artista toledano López Ballesteros fue ejecutada diez años antes, pasando por la corrala de Lavapiés y los almacenes municipales desde que su autor trabajara en ella en la misma Plaza Mayor de Madrid".

Casa de Vicente Aleixandre en la calle de su nombre, antigua Velintonia, 3

Velintonia, 3, el actual número 3 de calle Vicente Aleixandre, está en la actualidad en venta, desahuciada; en ella se ha intentando, solicitado por varias instancias, crear un museo al poeta, La Casa de la Poesía. En 1909 se traslada a Madrid desde Málaga, y en mayo de 1927, resumo el texto de Alejandro Sanz, el poeta junto a sus padres y hermana Conchita a la calle Wellingtonia, 3. Hay que destacar que Aleixandre siempre vivirá con ellos. En su correspondencia el poeta comenzó a escribir su dirección con el nombre de Velingtonia "quizá para facilitar su lectura y pronunciación"; y a finales de 1928 escribía ya en toda su correspondencia Velintonia, que curiosamente nunca figuró en el callejero oficial. El termino oficial wellingtonia y el castellanizado por Aleixandre se incluyeron en el diccionario de la Real Academia en 1970, siendo académico el propio poeta, lo era desde 1949, y a instancias suyas, "como término español del nombre científico de esta especie de secuoya gigante propia de la Sierra Nervada de California". En 1978, tras obtener el Premio Nobel, el ayuntamiento cambia el nombre de la calle de Wellingtonia a Vicente Aleixandre: "Al poeta le disgustó que la calle que él había castellanizado y que todos conocían como Velintonia adoptase su nombre", declarando que, aunque se sentía honrado por el homenaje, hubiese preferido que le hubiesen puesto su nombre a cualquier otra calle. En diciembre de 1984 muere, en su casa de la calle Velintonia, Vicente Aleixandre.


Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Alejandro Sanz, La calle de la poesía, en Centro Cervantes Virtual.
José María Carrascal, Sobre la autoría del monumento a Vicente Alexandre, Chamberí 30 días
monumentamadrid.es en Monumentos..
Vicente AleixandreSombra del paraíso, edición Leopoldo de Luis, Clásicos Castalia.

Placa del ayuntamiento de Madrid tras el cambio de nombre de la calle, se
encuentra al final de la calle; la que hay al principio está destrozada


viernes, 29 de julio de 2022

Rafael Sánchez Ferlosio

Desde niño el nombre de Rafael Sánchez Ferlosio, está ligado al El Jarama, desde aquellas lecturas en los libros de texto de mediados de los 60. Cada semana teníamos al menos dos horas de una asignatura extravagante y de relleno: Lectura, aunque luego, muchos años después, tuve la certeza de que no era así. El maestro nos hacía leer en clase. Todos los niños permanecíamos sentado siguiendo la lectura que enfatizaba el lector de turno, el único que estaba de pie. La clase guardaba un silencio monacal. Cada uno de nosotros leía un párrafo de una obra que solía ser el colofón de la lección día. El maestro marcaba el ritmo de la lectura, las comas, los puntos, la acentuación, las interrogantes, las exclamaciones. Una de aquellas lecturas era El Jarama. Ahora de mayor cabía preguntarme cómo aquel libro que ganó el Premio Nadal en 1955, estaba tan temprano en los libros de texto. Años después lo leí completo, y lo volví a releer en el tránsito del siglo, por el puro placer de leer. Retomé las escenas de los domingueros, las inquietudes del grupo de jóvenes bañistas, la luz filtrada entre lo chopos de la ribera y el remanso del río en la presa, la tragedia, el juez, la noche de diligencias y, a grandes rasgos,  empatía y los pesares de alguno de los personajes.


La primera y única vez que vi a Sánchez Ferlosio fue en la Feria del Libro de Madrid. El 11 de junio de 2016. Me vinieron a la mente todos esos personajes y esas escenas de El Jarama. Lamenté no tener el libro en aquel momento para que lo firmara. Tenía, eso sí, por costumbre durante la feria fotografiar a los escritores que acudían a firmar, y éste fue un encuentro inesperado y me conforme con robarle tres fotografías mientras firmaba un ejemplar. En ésta, la única que conseguí hacerle con la cabeza alta, está mirando a alguien que sí le pidió la firma, una mirada, como miraba Ferlosio -al decir de Juan Benet Goitia- que "jamás pudo concentrar su atención en un solo objeto, Ferlosio tenía, y tiene, una manera de mirar bastante grave y, se diría, desganada, como si le costara un desmedido esfuerzo atender a una cosa, una vez que se ha fijado en otra cualquiera".

El Jarama a su paso por Talamanca (Enero 2016)

La cita de Juan Benet es del prólogo de Alfanhuí, y añade en otro momento que él siente que, "se empareja mucho mejor con Alfanhuí que con El Jarama", concluyendo que prefiere "la imperfección del primero" a la "perfección del segundo". Imagino que de no haber sido así no hubiese prologado el libro, no obstante nos trae noticias de El Jarama, por ejemplo que a los pocos meses de publicado "El Jarama, Ferlosio tenía decidido no volver a poner los pies en el ámbito de la novela". Por fortuna no fue así.

Os dejo la portada del ejemplar de El Jarama de Ed. Destino de bolsillo, que está ilustrada con una obra de Georges Braque, Café-Bar (1918); es una edición sencilla, la vigésimosegunda de 2001; no tiene prólogo.


Juan Benet Goitia, prólogo a Industrias y andanzas de Alfanhuí, Biblioteca Básica Salvat, Estella (Navarra), 1982.

La influencia de El Jarama trascendió al ámbito literario y fue un referente en la pintura. Entre los artistas que formaban el grupo de pintores "realistas de Madrid", encontramos este En Jarama (1966) de Isabel Quintanilla de su exposición retrospectiva en el Thyssen Bornemisza de Madrid. En la pared de una de las salas se recoge un fragmento de la novela: "Se veía a la mujer en la cocina, por la ventana abierta, y otra ventana simétrica, al otro lado de la puerta del pasillo, donde brillaba el cromado de una cama, y una colcha amarilla", que puede puede servirnos perfectamente como descripción de una de los cuadros de Quintanilla.

El Jarama. Isabel Quintanilla (1966) Óleo sobre tabla. Colección privada

En la cartela de este cuadro podemos leer: "El Jarama (1956) de Rafael Sánchez Ferlosio fue una obra de referencia para todo el grupo de los realistas de Madrid. El tema, la época, el lugar y la forma de relatar un momento concreto coincidía con su forma de entender lo que para ellos era el realismo. Sánchez Ferlosio dijo de su obra que era lo que sucede en un tiempo y espacio acotado ¿y no es eso lo que ocurre en la pintura de Quintanilla? Isabel pintó este meandro del río como homenaje al libro".


INDUSTRIA Y ANDANZAS DE ALFAHUI

La otra lectura de Sánchez Ferlosio son Industrias y andanzas de Alfanhui; libro que en realidad son dos libros muy distintos, el primero nunca supe si era surrealista, muy lorquiano al principio; para Benet, el primero de los libros son las Industrias, que se haya "dominada por el rigor del cuento fantástico"; el segundo, a partir del segundo capítulo, las Andanzas, su llegada a Madrid como un inmigrante más llegado del campo de Guadalajara, "de la fábula oriental, la narración pasa, de la mano de don Zana, a la commedia dell'art, con fondo de barrio castizo madrileño." algo barojiano. No obstante Sánchez Ferlosio, aunque uno se atreva a nombrar a otros autores, es Sánchez Ferlosio.


La cubierta y lomo del libro de la edición que leí aparece como autor Federico S. Ferlosio, error que se subsana en la portada encabezando la misma Rafael Sánchez Ferlosio.


miércoles, 11 de diciembre de 2019

Miguel Delibes

FERIA DEL LIBRO: CATÁLOGO DE BIBLIOTECA NACIONAL


Paseo por la Feria del Libro de Madrid encuentro este catálogo, editado por Biblioteca Nacional en 2020 por la celebración del centenario del nacimiento el escritor vallisoletano, con gran número de fotografías familiares "no solo de su faceta más conocida, la de novelista, sino también como periodista, cazador, defensor de la naturaleza o académico de la lengua". El mismo libro quizá se pueda encontrar en la Feria del Libro de Valladolid.


LA PRIMAVERA DE PRAGA

Parece premonitorio, pero ha sido pura casualidad. En mis lecturas siempre hay dos obras vivas, las que estoy leyendo: una para el salón y otra para entretener el tiempo en el transporte público. La segunda suele ser la más liviana y asequible a la lectura, no debe requerir mucha concentración y ha de tener, como condición previa, buena letra. El último libro ha sido La primavera de Praga (Destinolibro 1985), la primera edición es de Alianza Editorial 1968. La termino de leer el 24 de febrero, el día que Rusia invade Ucrania. Ha sido casualidad como digo, pero me gustaría traer aquí las primeras palabras del libro, Al lector, del propio Delibes, son: "En prensa este libro, me llega la noticia de la invasión de Checoslovaquia por las tropas rusas y sus aliados del Pacto de Varsovia."



En el libro Delibes narra su visita a Checoslovaquia (en la actualidad la República Checa y Eslovaquia) invitado para dar unas conferencias en Praga y Brno. Delibes hace un análisis de la sociedad, la cultura, la economía y la política de Checoslovaquia en 1968, época conocida como La primavera de Praga, en al que el gobierno checoslovaco promueve varias reformas políticas encaminadas a la apretura del país y liberarse de la opresión del partido único comunista. Delibes alaba los progresos sociales de los checoslovacos y de la acusada libertad y los problemas de la economía en la que el único patrón es el Estado. Nos presenta una sociedad culta y solidaria que se creía dueña de su destino y no creía que pueda sufrir el de Hungría y su fallida revolución de 1956 aplastada por las tropas soviéticas. Pero de nuevo la historia es tozuda y vuelve a repetirse, tras la caída de Budapest (1956) y Praga (1968) hoy tristemente le toca el turno a Kiev (2022) caer en manos del tirano.


MIGUEL DELIBES EN URUEÑA


La fotografía de Miguel Delibes que encabeza este texto se encuentra en la puerta del corral o de una casa en Urueña. A su izquierda está el Centro e-lea Miguel Delibes. En el centro hay un panel con la relación de 55 obras publicadas por Delibes. Imaginé que son todas las que publicó en su vida. Leí la relación y jugué a ver cuántas había leído: casi la mitad; y de éstas la que más me gustó, bueno, hay dos preferidas; una de reciente lectura, El hereje (1998); la otra, la primera que leí y la primera que publicó Delibes -quizá la única que haya releído, salvo algún cuento de caza- La sombra del ciprés es alargada (1948).  Entre medias están La hoja roja (1959), El disputado voto del señor Cayo (1978), y sus innumerables relatos de caza. No sabría por cual de ellas decidirme, pero da igual, me propuse, cómo no, leer todas las que aún no he leído. Y así comienzo, con esta breve introducción, mi particular celebración del centenario de Miguel Delibes (1920-2010).


SESIÓN DE FOTOGRAFÍA CON FRANCISCO ONTAÑÓN

Francisco Ontañón. Retrato de Miguel Delibes

Esta fotografía estaba en una sección de la exposición Francisco Ontañón, en la sala Canal Isabel II de Madrid, que ilustra El libro de la caza menor, con texto de Miguel Delibes.



LA BRUJA LEOPOLDINA Y OTRAS HISTORIAS REALES

La peculiaridad de este libro son los dibujos del propio Miguel Delibes que ilustran el cuento de La bruja Leopoldina, un relato que, según la hija de Delibes, el haberlo publicado no hubiese hecho muy feliz a su padre porque si no lo había hecho en vida, probablemente, es que no quería que viese la luz -el relato lo escribió en 1939-. Ahora le toca al lector, con todo el cariño y respeto, profanar el deseo del maestro. Yo lo leí durante la pandemia del Covid-19, fue una ráfaga de aire fresco ante tantas desdichas que nos ocasionó y nos ocasiona la pandemia -similar a la peste que relata en El Hereje y que nunca deja uno de recordar-. El libro lo tomé prestado en la biblioteca de Mingorría (Ávila), y tarde mucho tiempo en poder devolverlo. Aquí os dejo la portada del libro (la línea blanca que tapa parte del nombre de la editorial, Destino, es el tejuelo que identifica al libro).




MIGUEL DELIBES. UN RETRATO DE ALBERTO SCHOMMER

Se acaba el año y con el el centenario de Delibes. Una nueva peste ha venido a parar las celebraciones, aunque no la lectura, ni las lecturas de Delibes. Encontré, en el Museo Cerralbo de Madrid, dentro del certamen PHotoEspaña2020, una exposición dedicada al fotógrafo Alberto Schommer; en ella están retratados muchos de los principales personajes de la vida cultural española entre los que estaba este retrato de Miguel Delibes (retrato que hice deformado para evitar en lo posible los inevitables reflejos de los cristales. La cartela dice: Miguel Delibes (1989) (n. 1920 - m. 2010) Escritor, considerado como uno de los grandes escritores españoles del siglo XX. Premio Nacional de Literatura (1955), Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1982), Premio Nacional de las Letras Españolas (1991), Premio Nacional de Narrativa. Serie Actitudes 1988-1989.

Alberto Schommer: Retrato de Miguel Delibes



VIEJAS HISTORIAS DE CASTILLA LA VIEJA

De las historias de esta Castilla, recuerdo aún con amor la nogala de la tía Bibiana y los cables de la luz que cruzaban sobre ella más que cualquier otra imagen que transmite este librito. Lo compré en 1977, es la tercera edición de Alianza Editorial/Lumen, de 1974. Lo he releído justo antes de comenzar el año porque recordaba que en él encontré parte del alma de Delibes, de Castilla y la caza, en el que se se ven reflejados tantos personajes anónimos a los que hoy, y en muchos otros lugares, se les puede poner nombre, porque aún viven. De tal manera que todas las noches de verano, de junio a septiembre y en ocasiones llegados los Santos, nos sentamos tras pasear la frente al nogal que hay junto al matadero. Ahí, en el matadero, Gabino, Fíate, el carnicero de Mingorría, mataba las ovejas, es una casa robusta en sillarejo de granito frente ala que fue su cija, y entre ambas el camino al prao donde trillaba Julián y luego Milete, su hijo que están, todo ello frente a la casa de Juan el Madrileño de donde una noche, bajo el nogal, salió una culebra de la que dio en mal momento cuenta Benitín. Es un nogal, masculino, cuando Delibes se refiere en femenino a la nogala de la tía Bibiana, como femeninas son la olma de Cillán a la que también en mala hora diera cuenta la grafiosis, y la perala de Benjamín, allá por Peña Negra. La imagen de la cubierta amarillenta y desgastada de mi libro, es una fotografía de Ramón Masats que ilustró los textos de Delibes para otra editorial, Viejas Historias de Castilla la Vieja.


miércoles, 13 de febrero de 2019

La muerte de Mariano José de Larra

Mariano José de Larra, obra de Jesús María Perdigón
en los jardines de la calle Bailén de Madrid
   Prácticamente todos los textos que se refieren al suicidio de Mariano José de Larra hacen hincapié en la frustrada relación amorosa del escritor con Dolores Armijo, aunque, siguiendo al profesor Francisco Seco Serrano, el suicidio de Larra no fue sino la gota que colmó el vaso de su desánimo, -acababa de perder su condición de diputado por Ávila sin llegar a tomar posesión del cargo- a la vez que supuso para éste sellar sus turbulentos amores con Armijo.que había decidido volver con su marido y abandonar el país.

   La intención de esta entrada es únicamente publicar las informaciones aparecidas en la prensa de la época los días que siguieron a su muerte. Los textos están trascritos tal como aparecen en prensa.


REVISTA NACIONAL, Núm. 172Pág, 681-682 Jueves 16 de Febrero de 1837

En este número se publicaron tres artículos, uno de ellos el poema que leyó José Zorrilla en el funeral de Larra.

SUICIDIO DE DON MARIANO JOSE DE LARRA

   Despues de dos días de un dolor acerbo, despues de haber derramado sobre la tumba de un infeliz amigo, de un ingenio privilegiado, lagrimas de verdadera amargura, trazar sobre el papel algunas frases de consuelo, es ceder á esta naturaleza cuyos beneficios son alivio á nuestros pesares. De todas las pérdidas que, en los años de una existencia borrascosa, nos ha hecho esperimentar la mano de la muerte, ninguna, lo juramos, ha obrado en nosotros una sensación mas profunda y terrible que la de nuestro misero amigo D. Mariano Jose de Larra. De cuantos cuellos la muerte ha segado, ningun cuello mas digno de no caer: de cuantos corazones ha helado la tumba, ninguno mas noble, mas fogoso y abrasado. Una existencia de borrascosas afanes, de verdadera contemplacion, ha formado el tejido de un drama sublime cuyo desenlace... está encerrado en la tumba: esa flor hermosa no pudo arraigarse en un suelo corrompido; esos ojos de fuego abrasaban á los que osaban mirarlos, y la flor se marchitó, y se apagó el fuego de los ojos.
   ¡Pobre poeta!..... Lanzado del cielo á una tierra de maldición, sediento en el desierto, sediento en el desierto, jamás llega á asentar sus pies en el suelo; menos que un ángel, mas que un hombre, es solo, sin tener á donde tornar la vista ni á quien pedir una hora de delicia. Sus horas no son horas, son eternidades de agonia, y por cada instante de placer que se escapa á sus labios de las manos del Criador, una nueva eternidad de pena viene á exigirle una terrible espiación.
   ¡Pobre poeta!..... Cuando inclina su frente al suelo, que quiere unir sus labios á los labios de un mortal, que se rebaja á ser hombre, entonces se levanta un grito de la sociedad que es como un soplo asolador que marchita la flor mas pura, entonces el poeta que creyó poder ser hombre y que dejó el cielo se consume en la tierra, se agita en estos estrechos limites del mundo, y tiene que dejarlos para subir al cielo, su morada.
      Ayer, al acompañar el carro fúnebre del malogrado Larra, mil vahos pensamientos de dolor agoviaban nuestro corazón; era un amigo que llevábamos á la mansión de los muertos, era un poeta desgraciado que ibamos á entregar á la tierra, era una esperanza trocada por un recuerdo. Tantos amigos en nuestro torno, todos tristes, todos melancólicos, todos llorando una muerte que no podian aplaudir pero que todos deploraban, recordando una existencia brillante pero desgraciada, un instante de delirio coronando una vida de filosofia.
   El cadaver de don Mariano José de Larra quedó en la huesa, y al lado de su sepulcro su joven amigo el distinguido don Mariano Roca Togores elevó su voz de tristeza; pronunció el elogio fúnebre del filósofo que durante su vida se ha cubierto con una risa sardónica, que ha arrojado un sarcasmo sobre la sociedad donde vivió tan infeliz en medio de los placeres.== Nos contó algunos particulares de la vida de su muerto amigo, y hemos oido con placer que en breve verá la luz pública un drama que dejó sin concluir y que continuará uno de sus amigos bajo el titulo de Quevedo.
   En seguida el fantástico joven don José Zorrilla leyó con el mayor fuego una composición hermosa; á la cual damos lugar en nuestras columnas por parecernos digna de ver la luz pública. Algunas estrofas sobre todo han sido estrepitosamente aplaudidas, y en una reunion compuesta en su mayor parte de artistas, debian encontrar por cierto eco tan sentidos versos, gritos espantosos de una especie aparte de hombres que viven en el mundo con una vida de agonia.
   Allí se acabó todo; se acabó el trato de los hombres con un cuerpo de barro; pero en el corazon de sus amigos, en la memoria de todo hombre sensible no se acabará jamas el recuerdo del infeliz Larra, víctima de una pasión desgraciada, de una exageración poética peligrosa. ¡Ojalá no sea el último joven fogoso que de igual modo tenga el mundo que llorar!(1) He aqui, ó jóvenes, hasta donde arrastra una alma de fuego el huracán de las pasiones !.... Guar! ó jovenes!... aprended en esa tumba!....==J. de S. y Q.

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EL SUICIDIO

   ¡Siempre lo mismo! girar, volver y revolver, ir y venir y siempre al principio del camino, creidos de tocar el término del viaje nos hallamos al principio. Progreso! ilustración! ¿Y hacia donde progresamos? la verdad sea dicha, retrogradamos, hemos perdido la senda, y Dios sabe a donde nos conducirá la tempestad y la oscuridad de la noche. ¿Qué somos? ¿Es posible la felicidad? ¿ó estamos en este mundo para ludibrio del que nos formó? Blasfemia abominable que solo pueden pronunciar los labios de un impío, de quien haya llegado á dudar de todo, de quien haya perdido la fe, esa virtud ridiculizada y que es sin embargo una confianza sin limites que endulza nuestros mas amargos momentos y nos detiene al borde del precipicio. No confundamos jamás al hombre con un pedazo de lodo dispuesto para moverse un  tiempo y luego cesar y dejar de ser. Entonces la creacion hubiera sido un sarcasmo. ¿Pues qué el hombre está condenado irremisiblemente á vivir en el infierno de las pasiones? ¿No tiene al lado de sus llamas y de su fuego eterno, la gloria y el galardon prometido á la virtud? ¿Qué le queda ya al hombre que no cree en nada, que ha desconfiado de su Dios? Quien en su insensato orgullo quiere ver en las tinieblas que rodean el destino humano, ese, vaga errante sin describir jamas la luz y al fin perece estrellado. Muy lejos estamos nosotros de conceder el título de grande al hombre que quiere luchar con la sociedad á brazo partido; se lo disputamos porque no lo merece. El hombre es muy chico para combatir con el mundo; la temeridad no debe confundirse con el valor, ni la locura con la desgracia.
   Al mundo en que hemos nacido podemos llegarle a conocer por la sabiduria y á despreciarle por la virtud; pero jamas á perfeccionarle, Si se presenta enemigo, defenderse hasta cierto punto; mas allá tolerarle, este es nuestro deber; pensar de diferente modo es un delirio que tantas muertes ha ocasionado y que á tantos ha de llevar al sepulcro. Y vedlos como irán; no heridos por la mano del Dios de misericordia, no; criminalmente asesinados por si mismos, lanzando con sus propias manos el don que Dios ha encerrado en su pecho, escupiendo encima de la llama divina que le mantiene, ahogando el soplo del cielo que le da vida, suicidándose. ¿Y donde están las leyes que la moderna civilización oponen á ese espantoso crimen? ¡Leyes!! ¿Qué habéis hecho de la moral, hombres del siglo XIX, cual es vuestra religion? Ya sé la respuesta. Lo que haceis es, rodear con la mortaja del olvido el cuerpo del infeliz que muere virtuoso, con sus manos tendidas al cielo, con la fe en su corazon y con la sonrisa en sus labios: esto haceis ingratos con este hombre; veamos lo que haceis con el criminal que se suicida. Buscar a costa de mil afanes los mas minuciosos pormenores de su vida, publicarlos, comentarlos, engalanarlos, presentarlos á la juventud con los atavios del buen decir como repitiéndola. "Ese hombre que se ha atravesado el craneo es un héroe, tiene una grandeza de alma admirable...... ¡Imprudentes!!!

   Volved los ojos á regocijaros en vuestros frutos; abrazad la Europa, miradla cubrirse de luto con el desarrollo de ese fruto cuya semilla estais arrojando diariamente. Llorad al menos desventurados con tantos padres que lloran, socorred la orfandad de tantos angeles abandonados, temblad al espectáculo de tanto luto, de tanto dolor. Leed esos periódicos que salen de las prensas de Londres y de Paris; allí notareis acrecido cada dia el número de victimas de esa plaga asoladora, escuchad el sonido del carro fúnebre que lo conduce...... Un carro fúnebre rodaba ayer lúgubremente por las calles de Madrid, un pueblo entero le seguía, y un pueblo entero vertía lágrimas y caminaba triste en pos del féretro. Y no era un Rey el que a la mansión de la muerte era conducido, que no se veían las coronas ni los cetros de plata, una corona se distinguía, pero era de laurel, un cetro, pero era una pluma; los que lloraban no eran esclavos, eran admiradores. Y el objeto de aquella pompa ya no la podrá disfrutar, ni ya podía llegar a su oído los gemidos de la amistad, ni agradecer los homenages de sus conciudadanos. Y al pie de la huesa le dieron el á Dios sus amigos, ¡vanos obsequios llenos de puerilidad y de rutina! la sombra de aquel cuerpo á quien se prodigaban los últimos honores se alzará gigantesca á pesar de la envidia de sus émulos y del odio de sus enemigos. No es éste el sitio de hacer el panegírico de Fígaro ni de don Mariano José de Larra, algún día se le comprenderá y desaparecerá el adjetivo jestivo que precede siempre a su nombre para sustituir el de filósofo. La literatura nacional llorará por mucho tiempo su pérdida y hemos dicho de propósito literatura nacional porque don Mariano José de Larra no confundió jamás ese galimatías que nos han traído cuatro serviles imitadores de allende del Pirineo con nuestra poesía. Había creído posible llevar á cabo la resurrección de nuestras glorias literarias rejuvenecidas, originales españolas y sin duda su pensamiento se cumplirá. Los espectros y los demonios de la Alemania se volverán á sus bosques y pediremos al Rhin de hoy en adelante pensamientos, no vestidos, ideas, ni formas. Poco lozana será la flor que nuestras manos arrojen sobre la tumba de Fígaro; pero al menos veamosla confundida con tantas otras más vistosas, más fragantes, pero no mas pura ni mas sinceramente ofrecidas. M."

Placa conmemorativa del lugar donde murió Larra
 en la calle Santa Clara, 3 de Madrid
A continuación del texto anterior, se publica el poema de un jovencísimo y desconocido José Zorrilla que leyó junto a la tumba de Larra el 14 de febrero. Según Jean-Luis Picoche, en el prólogo a una obra de Zorrilla, éste poema "le abrirá las puertas de la gloria" introduciendo a éste "de lleno en la sociedad literaria" madrileña.

A la memoria del jóven y desgraciado escritor D. Mariano José de Larra.

                               I
   Ese vago clamor que rasga el viento
Es la voz funeral de una campana;
Vano remedo del postrer lamento
De un cadáver sombrío y macilento
Que en sucio polvo dormirá mañana.
                            -----
   Acabó su misión sobre la tierra,
Y dejó su existencia carcomida,
Como una virgen al placer perdida
Cuelga el profano velo en el altar.
Miró en el tiempo el porvenir vacío,
Vacío ya de ensueños  y de gloria
Y se entregó á ese sueño sin memoria
Que nos lleva á otro mundo á despertar.
                                -----
   Era una flor que marchitó el estío;
Era una fuente que agotó el verano;
Ya no se siente su murmullo vano,
Ya está quemado el tallo de su flor.
Todavía su aroma se percibe,
Y ese verde color de la llanura.
Ese manto de yerba y de frescura
Hijos son del arroyo creador.
   Que el poeta en su misión
Sobre a tierra que habita,
Es una planta maldita
Con frutos de bendición.

                               II
   Duerme en paz en la tumba solitaria,
Donde no llegue a tu cegado oido
Mas que la triste y funeral plegaria
Que otro poeta cantará por tí.
   Esta será una ofrenda de cariño
Mas grata, sí, que la oración de un hombre,
Pura como la lágrima de un niño,
Memoria del poeta que perdí!
      Si existe un remoto cielo
De los poetas mansión,
Y solo le conserva el suelo
Ese retrato de hielo,
Fetidez y corrupción;
¡Digno presente por cierto
Se deja á la amarga vida'.....
¡Abandonar un desierto
Y dar á la despedida
La fea risa de un muerto!

                               III
   ¡Poeta, si en el no ser
Hay un recuerdo de ayer,
Una vida como aquí
Detras de este firmamento.....
Conságrame un pensamiento
Como el que tengo de tí!
                                                José Z.


REVISTA NACIONAL, Núm. 173,  Pág. 688, Jueves 17 de Febrero de 1837 

ERRATA

   En nuestro folletín de nuestro número de ayer, sobre el suicidio de don Mariano de Larra último párrafo, donde dice  ¡Ojalá no sea el último joven fogoso que de igual modo tenga el mundo que llorar! lease . ¡Ojalá sea el último joven fogoso que de igual modo tenga el mundo que llorar!


José Gutiérrez de la Vega. Dolores Armijo (?) ca.1840

Aunque no todas las opiniones respecto al suicidio de Larra fueron loas como vimos en El Suicidio - crónica anterior al poema de Zorrilla-, aunque sí fueron sentidas fueron muy críticas con el acto de quitarse la vida; también ésta que publicó Mata-Moscas, critica tanto el suicidio como los desamores que llevaron a Larra a tal acción, y la de Eco del Comercio en la que arremete tanto contra Larra como contra sus publicistas y el romanticismo en particular, ambas del mismo día 19.

EL MATA-MOSCAS Núm. 39, Cuarta entrega, 19 de febrero de 1837

SUICIDIO

   El jóven Mariano José de Larra conocido del público con el nombre de Fígaro, tubo la humorada la noche del 13 del actual de saltarse los sesos de un pistoletazo. Los títulos de aprecio que había merecido hasta entonces á sus conciudadanos, como escritor público de un mérito mas que regular, han sido deslustrados de un solo golpe al cometer un crimen acaso el mas contrario á la sana moral de un egemplo perniciosisimo, cuyo recuerdo debe escitar un justo horror al delito, al paso que mueve á compadecer al delincuente.
   Nosotros hemos sentido el desastroso fin de este malogrado joven, pero no invitaremos á otros muchos en el modo de manifestarlo. Sentimos que él mismo haya privado á su patria de los beneficios, de las glorias que pudieran proporcionarle sus talentos literarios. Sentimos que Fígaro, el desgraciado Fígaro, haya acibarado los gratos recuerdos de sus sabrosas é ingeniosas producciones con la memoria de un crimen detestable. Sentimos en fin que un joven de tales esperanzas no haya sabido hacerse superior á la idea de un contratiempo amoroso.
   No alabaremos pues su tumba, una acción que es nuestro deber presentar como detestable.
   Derramariamos lágrimas y no rosas sobre su sepulcro.
   Ni como el Mundo nos presentariamos de luto á la vista del pueblo ilustrado. Tales demostraciones de sentimiento y veneración, las reservamos á la memoria de los héroes. El valor y las virtudes son dignas de eterna memoria. El crimen siempre debe aparecer aborrecible á los ojos de los hombres. **
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OPORTUNAMENTE.

   Ya se acordarán VV. que el Mundo ó el periodico mundano, como VV. quieran, se presentó con faja negra cando la patria se vistió de luto el día 5 del actual dedicado á la memoria de las víctimas de Bilbao... pues... ¿como lo hizo el dia 15 del mismo por la muerte de uno de sus redactores que se antojó suicidarse? Lo que equivale á decir á los jóvenes literatos y no literatos... Yo os preparo un premio dedicado á la inmortalidad de vuestro nombre con tal que cometan un crimen odioso: he aquí los medios de adquirir celebridad los que aspiran á la fama póstuma. ¡Pobre moral!. ¡Pobre religión! Como escarneces sus pedantes charlatanes. Por fin ya sabemos que el señor D. J. Peñalver vive y bebe y que le tenemos todavía por acá aunque segun lo afectado que se manifiesta en las pocas líneas que dedica á la memoria de su malogrado compañero, tememos que tal vez pudiera caer en la tentación de imitarle esactamente.
   Seria una lástima por cierto. **
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ECO DEL COMERCIO. Domingo 19 de febrero de 1837 núm. 1026 ed. de Madrid, pág. 4

FOLLETÍN

   Notable es el abuso que se ha llegado á hacer del romanticismo alterando los principios de la sana moral, presentando á la imitación del pueblo horrores de cuya posibilidad casi debía dudar, trastornando las cabezas, ´exaltando las pasiones en términos de originar desgracias o catástrofes. Se ha llevado el abuso hasta crear un lenguaje ininteligible, presentando en tan alto grado la hipèrbole, que muchas veces resulta de lo que se dice lo contrario de lo que se quisiera decir.
   Me ha sugerido estas reflexiones el articulo necrológico dedicado á la memoria del malogrado D. Mariano José de Larra, inserto en el Español del 15 del actual, y reproducido por la Revista Nacional; artículo que si no fuesen bien conocidas las rectas intenciones de su autor, podría considerarsele como una amarga sátira contra el desgraciado difunto. Dejaré aparte los párrafos que no se entienden; como por ejemplo, el decir que Larra se hallaba en medio del vacio, posición que solo pudiera verificarse debajo de la campaña pneumatica, en cuyo caso hubiera tenido fin su existencia, estos es, hubiera concluido antes, porque en el vacio no se puede conservar la vida ningun viviente. Pero lo que á mi entender da la apariencia de sátira á lo que se quiere prestar como panegírico, es el decir "que Fígaro buscaba en vano al rededor de sí algo que amar, porque el amor es una necesidad para los entendimientos privilegiados. Buscaba el objeto de su cariño en a amistad, en la gloria y en hermosura, y en ninguna parte podía encontrarle."  ¿Cómo puede ser que un hombre que tenía esposa y dos niños no encontrase ni en la primera, ni en los dos últimos un objeto de amor? Y si lo buscaba en otra parte, ¿podrá por ventura llamarse desgraciado por no encontrarle? Si esto fue cierto, ¿no sería para él un borron, y no manifestaría un hombre inmoral y corrompido? Y si este amor, que buscaba fuera de objetos tan amables, fuese realmente una necesidad para los entendimientos privilegiados; ¡pobre sociedad en que hubiese muchos entendimientos privilegiados!.
   Dice el autor en otro párrafo que Fígaro se burlaba de cuanto el mundo admira y aplaude. No comprendo como esto pueda mirarse como un elogio.  El mundo en general, por corrompido que sea, admira y aplaude la virtud, el mérito, la fidelidad conyugal, el cumplimiento de las promesas y juramentos, el orden social, el respeto á la paz de las familias y á la propiedad agena, de cualquier clase que sea. ¿Y qué podría esperarse de un hombre, que efectivamente se burlase de todo lo que el mundo admira y aplaude? ¿No sería este un individuo peligroso para la sociedad, y mas para una sociedad que tratase de establecer un sistema libre? porque es preciso convencerse de que no hay libertad en donde no hay virtudes y costumbres severas, y donde se insulta impunemente la moral pública, pugnando por dar el caracter de virtud á los vicios.
   A la verdad no era necesario que el autor para celebrar á su héroe echase á los pies de los caballos á la sociedad en que vivimos, llamándola corrompida y estúpida, que no sabía comprenderle, y denigrase á su propio pais, añadiendo que todo en él, el patriotismo y la heroicidad, se ha hecho venal y mentiroso. Se engaña el autor, si cree que esta sociedad no comprendía al desgraciado Larra. Bastante lo comprendía, y seguramente no es tan estúpida y corrompida como se quiere suponer, porque  á  serlo hasta el grado que se pinta, quizá... pero... ¡silencio! respetemos el parcere mortuis. Concluiré pues diciendo que lo que prueba que esta sociedad conoce lo que se debe á la moral pública, es que una gran parte de ella ha mirado el artículo del señor  M.R, de T. mas bien como una sátira que como un elogio. --P.S.

Textos y obras consultadas:

Revista Nacional, Núm. 172, Pág. 682, Madrid, 16 de Febrero de 1837, a través de Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España. BNE.
El Mata-Moscas, Núm. 39, Pág, 12, Madrid, 19 de febrero de 1837; a través de Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España. BNE.
Eco del ComercioNúm. 1026, Pág, 4, Madrid, 19 de febrero de 1837; a través de Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España. BNE.
Artículos. Mariano José de Larra. Fígaro, edición e introducción de Francisco Seco Serrano, Ed. Planeta, Barcelona.
El zapatero y el Rey, José Zorrilla, edición e introducción de Jean-Luis Picoche, ed. Castalia, Madrid.
Museo del Romanticismo, Dolores Armijo (?), ca. 1840 , óleo sobre lienzo de José Gutiérrez de la Vega. Este posible retrato de la amante de Larra se exhibe en el museo junto a otro del escritor, también obra de Gutiérrez de la Vega fechado hacia 1835.