viernes, 29 de julio de 2022

Rafael Sánchez Ferlosio

Desde niño el nombre de Rafael Sánchez Ferlosio, está ligado al El Jarama, desde aquellas lecturas en los libros de texto de mediados de los 60. Cada semana teníamos al menos dos horas de una asignatura extravagante y de relleno: Lectura, aunque luego, muchos años después, tuve la certeza de que no era así. El maestro nos hacía leer en clase. Todos los niños permanecíamos sentado siguiendo la lectura que enfatizaba el lector de turno, el único que estaba de pie. La clase guardaba un silencio monacal. Cada uno de nosotros leía un párrafo de una obra que solía ser el colofón de la lección día. El maestro marcaba el ritmo de la lectura, las comas, los puntos, la acentuación, las interrogantes, las exclamaciones. Una de aquellas lecturas era El Jarama. Ahora de mayor cabía preguntarme cómo aquel libro que ganó el Premio Nadal en 1955, estaba tan temprano en los libros de texto. Años después lo leí completo, y lo volví a releer en el tránsito del siglo, por el puro placer de leer. Retomé las escenas de los domingueros, las inquietudes del grupo de jóvenes bañistas, la luz filtrada entre lo chopos de la ribera y el remanso del río en la presa, la tragedia, el juez, la noche de diligencias y, a grandes rasgos,  empatía y los pesares de alguno de los personajes.


La primera y única vez que vi a Sánchez Ferlosio fue en la Feria del Libro de Madrid. El 11 de junio de 2016. Me vinieron a la mente todos esos personajes y esas escenas de El Jarama. Lamenté no tener el libro en aquel momento para que lo firmara. Tenía, eso sí, por costumbre durante la feria fotografiar a los escritores que acudían a firmar, y éste fue un encuentro inesperado y me conforme con robarle tres fotografías mientras firmaba un ejemplar. En ésta, la única que conseguí hacerle con la cabeza alta, está mirando a alguien que sí le pidió la firma, una mirada, como miraba Ferlosio -al decir de Juan Benet Goitia- que "jamás pudo concentrar su atención en un solo objeto, Ferlosio tenía, y tiene, una manera de mirar bastante grave y, se diría, desganada, como si le costara un desmedido esfuerzo atender a una cosa, una vez que se ha fijado en otra cualquiera".

El Jarama a su paso por Talamanca (Enero 2016)

La cita de Juan Benet es del prólogo de Alfanhuí, y añade en otro momento que él siente que, "se empareja mucho mejor con Alfanhuí que con El Jarama", concluyendo que prefiere "la imperfección del primero" a la "perfección del segundo". Imagino que de no haber sido así no hubiese prologado el libro, no obstante nos trae noticias de El Jarama, por ejemplo que a los pocos meses de publicado "El Jarama, Ferlosio tenía decidido no volver a poner los pies en el ámbito de la novela". Por fortuna no fue así.

Os dejo la portada del ejemplar de El Jarama de Ed. Destino de bolsillo, que está ilustrada con una obra de Georges Braque, Café-Bar (1918); es una edición sencilla, la vigésimosegunda de 2001; no tiene prólogo.


Juan Benet Goitia, prólogo a Industrias y andanzas de Alfanhuí, Biblioteca Básica Salvat, Estella (Navarra), 1982.

La influencia de El Jarama trascendió al ámbito literario y fue un referente en la pintura. Entre los artistas que formaban el grupo de pintores "realistas de Madrid", encontramos este En Jarama (1966) de Isabel Quintanilla de su exposición retrospectiva en el Thyssen Bornemisza de Madrid. En la pared de una de las salas se recoge un fragmento de la novela: "Se veía a la mujer en la cocina, por la ventana abierta, y otra ventana simétrica, al otro lado de la puerta del pasillo, donde brillaba el cromado de una cama, y una colcha amarilla", que puede puede servirnos perfectamente como descripción de una de los cuadros de Quintanilla.

El Jarama. Isabel Quintanilla (1966) Óleo sobre tabla. Colección privada

En la cartela de este cuadro podemos leer: "El Jarama (1956) de Rafael Sánchez Ferlosio fue una obra de referencia para todo el grupo de los realistas de Madrid. El tema, la época, el lugar y la forma de relatar un momento concreto coincidía con su forma de entender lo que para ellos era el realismo. Sánchez Ferlosio dijo de su obra que era lo que sucede en un tiempo y espacio acotado ¿y no es eso lo que ocurre en la pintura de Quintanilla? Isabel pintó este meandro del río como homenaje al libro".


INDUSTRIA Y ANDANZAS DE ALFAHUI

La otra lectura de Sánchez Ferlosio son Industrias y andanzas de Alfanhui; libro que en realidad son dos libros muy distintos, el primero nunca supe si era surrealista, muy lorquiano al principio; para Benet, el primero de los libros son las Industrias, que se haya "dominada por el rigor del cuento fantástico"; el segundo, a partir del segundo capítulo, las Andanzas, su llegada a Madrid como un inmigrante más llegado del campo de Guadalajara, "de la fábula oriental, la narración pasa, de la mano de don Zana, a la commedia dell'art, con fondo de barrio castizo madrileño." algo barojiano. No obstante Sánchez Ferlosio, aunque uno se atreva a nombrar a otros autores, es Sánchez Ferlosio.


La cubierta y lomo del libro de la edición que leí aparece como autor Federico S. Ferlosio, error que se subsana en la portada encabezando la misma Rafael Sánchez Ferlosio.


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