Prometeo es el benefactor de los hombres por excelencia, según la tradición él creó al hombre con arcilla, le enseñó a hacer sacrificios a los dioses y quedarse con lo mejor de la pieza sacrificada; les consiguió el fuego tras robarlo a los dioses por lo que fue encadenado y castigado a que un águila le devorase cada día el hígado que le volvía a crecer por la noche. Heracles (Hércules) lo liberó tras matar al águila, y el centauro Quirón le cedió su inmortalidad. Estas son algunas de las imágenes que representan momentos de la vida de Prometeo y textos que los relatan.
PROMETEO CON EL ÁGUILA Y EL FUEGO ROBADO A LOS DIOSES
Prometeo lleva el fuego en la mano con el águila entre sus piernas Mármol (segunda mitad del siglo XIX) Museo San Isidro de Madrid |
Según la cartela informativa, la escultura representa "llevando en sus manos el fuego que va a entregar a los hombres, Prometeo, y a sus pies Etón, el águila que le devoraba el hígado como castigo por haberlo hecho (robar el fuego a los dioses)". Esta estatua, a tamaño natural, se encuentra en el Museo de San Isidro de Madrid, y forma parte de un grupo de cuatro personajes mitológicos junto a Frixo, Hércules y Jano. Las cuatro estatuas fueron compradas por el Ayuntamiento de Madrid en 1971 para decorar el vestíbulo del Centro Cultural de la Villa, el actual Teatro Fernando Fernán Gómez, adquisición que cuenta con una interesante historia: "En el momento de su adquisición figuraban como procedentes del palacio de los Montpensier en Granada, no hay constancia de ninguna residencia perteneciente a esta familia nobiliaria en la ciudad del Generalife, y el repaso del catálogo de los cuadros y esculturas de la galería artística que los Duques poseían en sus palacios sevillanos tampoco ha permitido confirmar esta afirmación".
PROMETEO ROBA EL FUEGO RUBENS
Prometeo.(1636-1637). Pedro Pablo Rubens Óleo sobre tabla 25,7 x 16,6 cm. Museo del Prado |
En la imagen aparece Prometeo robando el fuego a los dioses. Es uno de los bocetos que hizo Rubens por encargo del rey Felipe IV para decorar la Torre de la Parada, un pabellón de caza en las afueras de Madrid. Los cuadros se realizaron entre 1636 y 1638. Tras varias vicisitudes el boceto fue donado por María Dionisia Vives y Zires, duquesa de Pastrana, en 1889.
PROMETEO CREA EL PRIMER HOMBRE
Y es entonces cuando aparece un ser más perfecto, dotado de alma, que domina a los demás. Su propia semilla divina puso el Creador de la naturaleza en aquel ser. Prometeo, con lodo, logra para él un semblante parecido al de los bellos dioses y que se diferencie de los animales buceadores del barro, en pretender escalar el alto cielo. Así apareció en el suelo incongruente el misterio y el interés de la humana forma. (Ovidio. Las Metamorfosis)
Prometeo y Atenea (Minerva) crean el primer hombre. Anónimo romano 180-190 d C. Mármol blanco. Museo del Prado en Museo Nacional de Escultura de Valladolid |
Boccaccio, citando a Claudiano, describe de forma municiona la creación del hombre y qué se ve obligado a introducir Prometeo mezclando las cosas terrestres con las celestes en la modelación del hombre. Al respecto cita primero a Horacio para continuar con Claudiano:
Nos cuentan que, obligado Prometeo
a acumular de cada ser porciones
al barro primevo, en los pechos
puso la saña del león demente
Según la nota a estos versos de Horacio, Prometeo cuando hizo al hombre con barro le fue añadiendo partículas de cada ser, en este caso hace referencia al tema de la cólera desbordada. (Horacio, Odas y Epodos). Detalla Claudiano los añadidos a esta parte del cuerpo, bajo la cabeza La zona del corazón que sangra bajo el pecho guardó la cólera, impregnada de llamas, ávida de hacer daño y peligrosa para sí misma. Inflamada de rabia se hincha y se contrae asustada de miedo. (Boccaccio citando a Claudiano. Genealogía...).
Prometeo creando al hombre. Alegoría de la escultura Esteban de Ágreda. Madrid, 1803-1808. Bizcocho de porcelana moldeado Museo Nacional de Artes Decorativas. Madrid |
PROMETEO ROBA EL FUEGO A LOS DIOSES Y ES ENCADENADO
Entre los libros olvidados en el desván encontré una edición de La Metamorfosis de Kafka, es la más antigua que conservo y la peor editada. Tiene erratas en casi todas las páginas, pero también su encanto. Como casi todas las ediciones del breve relato de la metamorfosis de Gregor Samsa, los editores suelen rellenar sus ediciones con otros relatos también breves, a veces son meros apuntes que los convierten en relatos, en fin, son percepciones personales. Uno de estos relatos es la leyenda de Prometeo que sólo he leído en esta edición, argentina, de 1976 que no recuerdo ni dónde ni cuándo la compré. Recuerdo haber escrito siendo muy joven, una versión del mito, también olvidada, ni sé si la conservo. Es lo que suele ocurrir con las historias que todos conocemos, acaban olvidándose o deteriorándose en el recuerdo. El relato de Kafka dice así:
Hay cuatro leyendas referidas a Prometeo. Según la primera, fue encadenado al Cáucaso por haber revelado a los hombres los secretos divinos, y los dioses mandaron águilas a devorar su hígado, que se renovaba perpetuamente.
Según la segunda, Prometeo, aguijoneado por el dolor de los picos desgarradores, se fue hundiendo en la roca hasta hacerse uno con ella.
Según la tercera, la traición fue olvidada en el curso de los siglos. Los dioses la olvidaron, las águilas la olvidaron, él mismo la olvidó.
Según la cuarta, se cansaron de esa historia insensata. Se cansaron los dioses, se cansaron las águilas, la herida se cerró de cansancio.
Quedó el inexplicable peñasco.
La leyenda quiere explicar lo que no tiene explicación.
Como nacida de una verdad, tiene que volver a lo inexplicable.
Genealogía de los dioses paganos, Boccaccio, Giovanni, Editora Nacional, 1983
Dicen que, después de haber modelado Prometeo con barro un hombre inanimado, Minerva admiró la excelente obra y le prometió cualquiera de los bienes celestiales que quisiera para perfeccionar su obra. Al haber respondido éste que no sabía, si no los veía, qué cosas de los dioses podrían serle de utilidad, fue llevado por ella al cielo; allí, puesto que veía que todas las cosas celestes estaban animadas por las llamas, con la intención de introducir la llama también en su obra, ocultamente acercó una rama a las ruedas de Febo y, una vez encendida ésta, robando el fuego lo condujo hasta las tierras y lo arrimó al delicado pecho del hombre modelado y así lo dotó de vida y lo llamó Pandora. Irritados los dioses por este motivo, hicieron, a través de Mercurio, que él fuera encadenado al Cáucaso y entregaron a un buitre o a un águila su hígado o corazón para que fuera desgarrado eternamente. (Boccaccio citando a Servio y Fulgencio. Genealogía...)
Prometeo. Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro Museo de Historia de Madrid |
PROMETEO DE KAFKA
Entre los libros olvidados en el desván encontré una edición de La Metamorfosis de Kafka, es la más antigua que conservo y la peor editada. Tiene erratas en casi todas las páginas, pero también su encanto. Como casi todas las ediciones del breve relato de la metamorfosis de Gregor Samsa, los editores suelen rellenar sus ediciones con otros relatos también breves, a veces son meros apuntes que los convierten en relatos, en fin, son percepciones personales. Uno de estos relatos es la leyenda de Prometeo que sólo he leído en esta edición, argentina, de 1976 que no recuerdo ni dónde ni cuándo la compré. Recuerdo haber escrito siendo muy joven, una versión del mito, también olvidada, ni sé si la conservo. Es lo que suele ocurrir con las historias que todos conocemos, acaban olvidándose o deteriorándose en el recuerdo. El relato de Kafka dice así:
PROMETEO
Según la segunda, Prometeo, aguijoneado por el dolor de los picos desgarradores, se fue hundiendo en la roca hasta hacerse uno con ella.
Según la tercera, la traición fue olvidada en el curso de los siglos. Los dioses la olvidaron, las águilas la olvidaron, él mismo la olvidó.
Según la cuarta, se cansaron de esa historia insensata. Se cansaron los dioses, se cansaron las águilas, la herida se cerró de cansancio.
Quedó el inexplicable peñasco.
La leyenda quiere explicar lo que no tiene explicación.
Como nacida de una verdad, tiene que volver a lo inexplicable.
Genealogía de los dioses paganos, Boccaccio, Giovanni, Editora Nacional, 1983
La metamorfosis, Kafka, Franz, Buenos Aires, 1976
Las Metamorfosis, Ovidio Nason, Publio, Espasa Calpe, col. Austral, 1977
Las Metamorfosis, Ovidio Nason, Publio, Espasa Calpe, col. Austral, 1977
Odas y Epodos, Horacio, Cátedra, col. Letras Universales, 1990
No hay comentarios:
Publicar un comentario