jueves, 7 de febrero de 2019

Gustavo Díaz Sosa: De revelaciones a encrucijadas

Tríptico sobre madera. 200x140 (2019)
De revelaciones a encrucijadas es la tercera exposición que veo de Gustavo Díaz Sosa; cada una a intervalos de dos años, y aunque parezca que pueda parecer redundante escribir sobre un artista en tan poco espacio de tiempo, es porque en su trabajo voy percibiendo una evolución tan sutil como imparable, tanto desde el punto de vista pictórico y artístico, como en el conceptual, el espíritu que anima la obra.
El infierno según cuenta Dante. Mixta sobre lino 50x150 (2017) 
La primera de sus exposiciones que ví fue Huérfanos de Babel, de 2013, en ella abordaba la deriva kafkiana del individuo frente la burocracia y los laberintos del Estado: aduanas, papeleos, pasaportes, la búsqueda de la felicidad de un viaje que se antoja imposible ante el infranqueable muro del vuelva usted mañana. En la segunda, de 2015, Epopeyas para un nuevo milenio daba un paso al frente sumergiéndonos en la vorágine de las migraciones, el trayecto incierto y tormentoso, el estigma cruel del nuevo Ulises en la infructuosa búsqueda de su particular Ítaca.

Huérfanos de Babel. Mista sobre lino 200x200 (2018)
En la actual, De revelaciones a encrucijadas, Díaz Sosa parece interiorizar el viaje plagado de incertidumbres, a un viaje interior, a la introspección más íntima del yo, un viaje tan complejo como los anteriores tomando como acompañante a Dante en un viaje hacia los infiernos de cada cual. El conjunto de la obra y su propuesta se expande por las salas de la galería tan valiente como arriesgado, y a fuerza de parecer reiterativa, es una propuesta que resuelve con magnífica maestría, un discurso lineal enriquecido en conceptos que evoluciona con los años generando el cosmos en el que cada individuo, o cada discurso, toma como vía de escape los clásicos, a Kafka y las burocracias, a Ulises y los navegantes inciertos, y ahora a Dante con quien nos embarca en un  viaje espiritual.

Ensayos sobre madera 
Díaz Sosa mantiene la maestría de su dibujo, traza perspectivas y estructuras tan complejas como imposibles, y arrastra al espectador hasta la sima de un infierno al que sólo le falta añadir la pérdida de toda esperanza. Mantiene también los mensajes en su obra, como pensamientos que escapan en el momento de la ejecución sobre el lienzo o la tabla, un nuevo soporte que maneja con tal maestría, como el magnífico tríptico que destaca sobre el resto de obras y varias piezas que nos transportan al artesano y al pintor medieval cuyas obras eran parte íntima del artista o del donante y viajaban con ellos en sus itinerarios vitales. No cabe más que agradecerle sus propuestas y, como no, visitar la exposición donde el espectador podrá percibir el vigor de las obras.

Ensayo IX. 46 x 27 (2019) 
Gustavo Díaz Sosa, De revelaciones a encrucijadas, en Galería Bat Alberto Cornejo, en María de Guzmán, 61 de Madrid. Hasta el 9 de marzo de 2019

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