sábado, 9 de noviembre de 2019

Eamonn Doyle


Uno nunca sabe cómo calificar una fotografía; a mí me vino a la mente dos palabras energía y vigor, podría haber pensado incluso en contundencia para hablar de Eamonn Doy a la hora de captar los personajes. Sorprenden las imágenes, por la cercanía, por su tamaño, por lo directas y aparentemente sencillas que envuelven al espectador con un punto de vista diferente, como tomadas desde un punto de fuga, con una perspectiva absoluta y abrumadora. ¿Qué piensa ese hombre en la isleta? ¿Camina, descansa, duda,...? Personajes que emergen desde un fondo sin referencias, miradas inquisidoras que sobrepasan soslayando al espectador, sin piedad... la vida, toda la vida en un instante, parece reconocerse en los retratados. Magnífico, inaudito, ...


Enhebrados a lo largo de toda la exposición están las ideas del laberinto, de las pistas y los rastros que seguimos y dejamos atrás a nuestro paso, de las fuerzas combinadas del tiempo y el espacio, de la entropía de la música y del movimiento de la gente, ya sea caminando por la calle, viajando alrededor del mundo o abandonando el planeta por completo. Niall Sweeney. Comisario de la exposición..


Imágenes, algún dibujo, música y cine. Música. Tres series: I, ON y End. Al principio absorto en las imágenes, porque no hay tiempo para adentrarse en los textos, me olvidé del resto y me olvidé de leerlos; luego, más apaciguada la mirada, me sorprendió la música. Me propuse volver porque ya no tenía tiempo para digerir más.


Eamonn Doyle, en Fundación Mapfre, en Sala Bárbara de Braganza, en Bárbara de Braganza, 13 de Madrid, hasta el 26 de enero de 2020.




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