domingo, 17 de marzo de 2019

Carmen Calvo


INFANCIA. SERIE COLECCIÓN OVEJAS AL LOBO EN MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE MADRID

Al contrario del resto de exposiciones de esta entrada, no existe ninguna cartea que explique al visitante el contenido de esta Infancia serie Colección Ovejas al lobo (2009). La serie que se muestra son cinco serigrafías sobre papel de las que he rescatado tres por lo complejo que ha sido fotografiarlas debido a los reflejos.




Infancia. Serie Colección Ovejas al Lobo, Carmen Calvo, en Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, en Conde Duque, 9 y 11 de Madrid.


QUIETUD Y VÉRTIGO EN MUSEO CERRALBO DE MADRID

Esta exposición del Museo Cerralbo de Madrid pertenece a los evento entorno a PHotoEspaña2018 en torno a la obra de Carmen Calvo que, según el pequeño programa de mano de la muestra, esta Quietud y vértigo "se centra en los trabajos en los que utiliza la fotografía. Carmen Calvo recurre a fotografías anónimas antiguas, fundamentalmente de los años 1940 a 1970, provenientes de álbumes familiares y las somete a una operación de desarraigo, de descontextualización que choca y sorprende". Calvo, continua el texto, "ha construido un mundo complejo y misterioso, no exento de humor e ironía, donde el feminismo y la crítica social, moral y religiosa se entremezclan en el que es una constante la interrogación sobre las formas de comportamiento y de relación entre seres humano".

A Blanca (2016). Técnica mixta, collage, fotografía

Por la repetición (2017). Técnica mixta, collage, fotografía

No es lo que parece (1999) . Técnica mixta, collage, fotografía

La misma ambigüedad en el original (2003). Técnica mixta, collage, fotografía

Quietud y vértigoCarmen Calvo, en Museo Cerralbo de Madrid, junio-septiembre 2018.



MATAR AL SUEÑO (1969-2019) EN KUBO-KUTXA DE SAN SEBASTIÁN


Cruzamos el puente del Kursaal hasta llegar a Kubo-Kutxa en el edificio del Kursaal. Fue un grato descubrimiento en el viaje a San Sebastián: Carmen Calvo. Han subtitulado la muestra con un expresivo Matar al sueño (1969-2019). Al entrar me dirigí al mostrador de la tienda donde hay libros y folletos. Después del saludo la recepcionista me preguntó si conocía la obra de Carmen Calvo. Le dije que sí, que había visto alguna de sus obras, y esperaba ver, como hasta entonces, fotografías y alguna obra más, alguno de sus montajes; pero son las fotografías las que me llamaban la atención, las que me provocan emociones y evocan sensaciones ya vividas.

La obra de Carmen Calvo tiene el poderoso influjo de rastrea en mi subconsciente, llevándolo de la mano a los años de una posguerra ya avanzada que algunos vivimos: la sociedad patriarcal que había visto y recordaba a través de imágenes, fotografías en blanco y negro a las que es preciso colorear, en ella veía a mi familia, mis vecinos, los amigos perdidos, los conocidos que se ausentaron de nuestras vidas y retornan en pulsiones de una violencia sosegada, apaciguada y callada a la fuerza. Son, eran aquellas imágenes que guardaba, como muchas familias, en una caja de latón: las bodas, los bautizos, los bailes, los retratos de personajes que incluso ahora no llego a reconocer.


La exposición excede desde el inicio mis perspectivas. Es inmensa y abarca la variedad de técnicas en la que se expresa la artista: enormes lienzos con pequeños e infinitos objetos, pizarras, instalaciones y la sugerencia que lanza al espectador en sus propuestas: exquisita, inmensa y a veces, muchas veces, incomprensible, un reto para el quien escribe esto y quien sólo estaba dispuesto, he de confesar, a enfrentarse a las fotografías y poco más.


Excelentemente comentada, un folleto bien escrito y muy asequible al lector que permite adelantar al espectador a la obra y al entorno en el que se ha gestado. Basta imaginar solo el inmenso taller, como se cita, y el paso de las horas en las que se va sucediendo la creación de la obra, la soledad de la artista, como si se leyese, y eso me recordó, un texto de Virginia Woolf, una estancia donde el sol recorre e ilumina los objetos que la habitan, y va dando protagonismo a cada uno durante el instante en el que el rayo de luz se posa sobre él, y se oscurece en la postrera penumbra del inexorable paso del tiempo, así imaginando el taller y, al final, la obra concluida.


Matar al sueño (1969-2019) Carmen Calvo. en Kubo-Kutxa. Kursaal, San Sebastián hasta el 5 de mayo de 2019


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