Murga gaditana (Ca. 1938) Óleo sobre lienzo Museo Reina Sofía de Madrid |
La visita del obispo (1926) Oleo sobre lienzo. 161 x 211 cm |
En el Museo Reina Sofía podemos ver esta magnífica obra de Gutiérrez Solana y en nota a la obra en su página, leer una descripción de La visita del obispo, en la que el pintor presenta los personajes del cuadro en un semicírculo, colocando éstos al fondo del mismo, dejando la parte delantera libre, lugar donde se sitúa el espectador -esta disposición la podemos ver en otras obras del autor como en La tertulia del café de Pombo-. La escena se ilumina desde arriba, sin que el espectador pueda ver el foco de luz, creando "una atmósfera congelada en el tiempo, ejemplo de solemnes costumbres provincianas, como las mismas sombras de los personajes, proyectadas en los amarillentos lienzos del muro". (Paloma Esteban Leal)
Estas solemnes costumbres provincianas aún se dan en algunos pueblos de Castilla donde el obispo visita el salón de alguna casa principal el día de la Confirmación. Los atuendos han variado, ya no existe tanta pompa. Sobre éstos Gutiérrez Solana los describe en La España Negra, en Cantabria. La procesión: El obispo, ya viejo y achacoso, anda muy despacio, viste de seda morada; en la mano, enguantada, fulgura una sortija de amatista rodeada de brillantes, y lleva una pequeña vela apagada. A su lado, el gobernador civil con frac y bastón de borlas, y el militar vistiendo el uniforme de general". (José Gutiérrez Solana)
Tertulia del café de Pombo (1920) Donación de Ramón Gómez de la Serna (1947) |
También en el Museo Reina Sofía podemos ver Tertulia del café de Pombo (1920). La reseña del museo sobre este cuadro, hace una semblanza del papel que jugaron los cafés y las tertulias durante el siglo XIX hasta la Guerra Civil que consolidan a los cafés como instituciones fundamentales en la vida cultural. La más importante de estas fue la del café y bollería de Pombo en la calle Carretas de Madrid cerca de la Puerta del Sol -aunque Gutiérrez Solana con anterioridad había sido asiduo al Nuevo Café de Levante en la calle Arenal, donde alterna con los hermanos Machado, los hermanos Baroja, Rusiñol, Rubén Darío y Valle Inclán. (RAH)-. A partir de 1915 el café de Pombo fue sede de una de las tertulias más conocidas; organizada los sábados por el novelista Ramón Gómez de la Serna y frecuentada por prácticamente toda la vanguardia española. El cuadro pintado por Gutiérrez Solana, a petición de Gómez de la Serna, es el que conforma la imagen más emblemática de estas tertulias. En el aparecen Gómez de la Serna de pie, el propio Gutiérrez Solana, los poetas y escritores Manuel Abril, Mauricio Bacarisse, Tomás Borrás, José Bergamin, Pedro Emilio Coll, el dibujante Salvador Bartolozzi, y el pintor, prácticamente desconocido, José Cabrero.
La costurera (1943). Óleo sobre lienzo (103x83 cm.) |
Gutiérrez Solana tiene la capacidad de reflejar en su pintura los ambientes que el espectador cree haber vivido; un retrato muy cercano en el que el color se reaviva y parece huir del ambiente cargado de las tertulias de café y tabernas y las oscuras sombras de las fiestas nocturnas populares. Así parece expresarse en este retrato, La costurera (1943), pintado dos años antes de la muerte del pintor. Un retrato costumbrista de colores vivos ejecutado con líneas muy marcadas que resaltan, sobre todo, el color rojo del vestido presto a ser rematado por la costurera y el blanco sobre el que trabaja. Escena que al espectador le resulta familiar. ¡Cuántas horas había vivido de niño jugando junto a su madre y sus vecinas mientras ellas cosían frente a la luz de la ventana! Coser para la calle, llamaban esa práctica tan corriente en aquella época de posguerra, una ayuda para la casa que concluía agotando la vista de muchas costureras. Aquí la mujer posa frente a la ventana de un piso alto desde el que se ven los tejados de las viviendas vecinas; los colores vivos indican una luz idónea para la costura, sentada en una silla de enea cose una camisa o un traje blanco, ensimismada, concentrada en su labor, pendiente quizás de la charla del corrillo de compañeras, acompañada del sonido de fondo de una radio o del incesante repique de la máquina de coser, y que no cesará hasta que la luz de la tarde se extinga. El cuadro se expone en el Reina Sofía: El pensamiento perdido: la autarquía y el exilio, donde se recuperan obras en rotación permanente. La obra ingresó en el museo en 1988 procedente de la ordenación de fondos del Museo Español de Arte Contemporáneo.
Para esta entrada he consultado a siguiente documentación:
Castro Martín, Ángel, en Biografías, Real Academia de la Historia
Museo Reina Sofía, ficha técnica de la Tertulia del café de Pombo, La visita del obispo
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