lunes, 22 de marzo de 2021

Mosaicos

Reproducción de Musa del Mosaico de las Musas
Mosaicos de Zeugma (Turquía)
Entrar en el taller de Juan Antonio Mondéjar es rememorar un viaje que nos transporta a un mundo que creemos haber vivido en cualquiera de las villas romanas que hemos visitado, donde el tema central son sus monumentales mosaicos: del Pegaso de Almenara-Puras; Helena de Troya y los bacantes de Noheda; las escenas de caza y los grandes mosaicos geométricos de La Olmeda. El taller es pequeño, en el descansan en las repisas obras ya terminadas, las cajas de teselas clasificadas por colores y fotografías, muchas fotografías de mosaicos repartidos por todo el Mediterráneo, de Roma a Túnez, de España a Turquía -donde podemos ver los extraordinarios mosaicos de Zeugma, de los que Mondéjar ha reproducido una de las figuras del extraordinario Mosaico de las musas- y mientras trabaja, corta, pule y coloca las diminutas piezas, hablamos sobre esos lugares, imaginados unos, visitados otros, una charla que solo interrumpe el roce del pulido de la tesela sobre la lija o el golpe seco del martillo que la corta y moldea para el encajarla en la plantilla. 

Trabajando en la reproducción de Elena de Troya
Mosaico de la villa romana de Noheda (Cuenca)
Durante la conversación  Mondéjar cuenta cómo busca su material de trabajo, las piedras que le servirán para su obra, la visita al especialista que las corta en listones finísimo con precisión milimétrica; mientras, va colocando las pequeñas piezas sobre la plantilla con el rostro de la Elena de Troya de Noheda. Para hacer los mosaicos, según la lección del arqueólogo de Noheda, existían dos clases de artesanos, los que trabajan con plantillas, normalmente mosaicos geométricos, y aquellos que creaban las escenas in situ para el lugar donde iban a ser colocados: peces y tritones en las termas, o aquellos que representaban el deseo del dueño de la villa como el Pegaso de la casa del terrateniente que criaba caballos en Puras-Almenara.

Nudo de Salomón (16x16 cm.)

Una de las piezas del taller es el nudo de Salomón, una de las composiciones geométricas más universales. La figura tiene varios significados: místico y esotérico, unión y compromiso, tanto en sentido positivo como en sentido negativo si éste se interpreta como una ruptura. Como ejemplo os dejo la imagen de varios de estos nudos que podemos ver en un espléndido el mosaico en la villa de La Olmeda (Palencia).

Mosaico con figura central ochavada de La Olmeda (Palencia) en los
 lados hay cuatro cuadros que contiene cada uno un Nudo de Salomón


NotaJosé Antonio Mondéjar trabaja en un pequeño taller compartido, para cualquier visita que queráis hacer o estáis interesados en alguna de sus obras, estaría encantado de hacérselo saber.


Reverso de la reproducción del mosaico que representa a Elena de Troya
en la villa de Noheda (Cuenca) una vez concluido su composición (76x76 cm.)



MUSEO NACIONAL DE ARQUEOLÍA DE MADRID

En la sala de mosaicos romanos del Arqueológico podemos ver el espléndido Mosaico de los trabajos de Hércules. Tiene unas dimensiones de 550 x 450 cm., y está dividido en dos zonas, en una se representan elementos geométricos, y el la otra la secuencia de los doce trabajos de Hércules, en torno a una escena central que representa al héroe y a Ónfale, reina de Lidia. En este cuadro se representa el trabajo del Toro de Creta en el que el Hércules tenía que domar un toro que estaba asolando la isla. Según el mito, Minos, rey de Creta, se había comprometido con Neptuno a sacrificar el animal que éste le enviase del fondo marino. El dios le envió un toro de belleza y hermosura nunca visto, por lo que Minos decidió no sacrificarlo y cambiarlo por otro viejo y enfermizo. Enterado Neptuno de la argucia del rey, decidió instruir al toro para que sembrara el terror en la isla por lo que Hércules es enviado para domar al impetuoso animal.

Hércules domando al toro de Creta

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