viernes, 27 de diciembre de 2024

Manuel Rivera Hernández

 
Homenaje a Manuel de Falla (1978) Óleo y tela metálica sobre tabla
Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid)

Obra de Manuel Rivera en la exposición de García de Paredes en la Fundación ICO de Madrid. La obra es propiedad del Bellas Artes de San Fernando, donde quizá los juegos de luz no sean tan intensos como en la sala del ICO. Aquí podemos apreciar la riqueza cromática que provocan los focos en la tela metálica de la obra (se encuentra iluminada desde el techo, en una sala cerrada y oscura). La obra se podrá ver en este lugar hasta que concluya la exposición de García de Paredes, e imagina el visitante que una vez concluida vuelva a su espacio original para poder comprobar las diferencia que la luz produce en la obra.


MUSEO DE ESCULTURA AL AIRE LIBRE DE MADRID

Tríptico (1972) Acero inoxidable

Esta obra del granadino Manuel Rivera, (1927-1995) de grandes dimensiones, aunque no he encontrado sus medidas, la podemos ver en el museo de Escultura al Aire Libre de Madrid. Se encuentra anclada en el muro de contención de la calle Serrano. Según la nota del ayuntamiento madrileño, pertenece a la serie Los Espejos. En esta ocasión el artista utiliza el muro como bastidor donde fija la trama de mallas de acero que van a producir en el espectador el efecto vibrante de la luz sobre el metal.

Parte del texto nos da una visión de la obra a través del propio autor: "Aunque es una creación abstracta, sugiere el mundo extraño de los espejos y de las sombras misteriosas que en ellos se reflejan. Como en el resto de su producción recoge el mundo de las transparencias, de los espacios mágicos de los jardines y las estancias, entrevistos a través de las persianas y celosías granadinas".


sábado, 21 de diciembre de 2024

Pablo Milicua


No sabría cómo catalogar a obra de Pablo Milicua, un eclecticismo maravilloso y alucinante, pero da igual. Hay artistas que escapan a lo formal y a lo informal, que viven su propio proceso de creación y se abren a un mundo como el actual de manera decidida, abierta, recurrente, como una explosión de espontaneidad acudiendo a todas las tendencias. Así se presenta en los muros de la sala de exposiciones temporales del Museo Lázaro Galdeano. Digno de ver, digno de leer, nada tiene desperdicio, los textos, las obras, el personaje, el artista (de haberlo conocido).



MILICUA MUSEUM

La obra de Pablo MilICUa (Bilbao, 1960) parte de una labor de recolección y archivo de materiales significativos, que después son reordenados en estructuras narrativas mediante técnicas de ensamblaje y collage, en un proceso de destrucción y creación, arqueología y alquimia.

La fascinación por objetos e imágenes del pasado, el coleccionismo, el interés por la historia y un cierto criterio enciclopédico establecen una relación entre Milicua y Lázaro Galdiano. Se establece así una tensión entre una idea sublime del arte y de la excelencia de la alta artesanía preindustrial (Lázaro) y la utilización expresionista de elementos pop de la era postindustrial recontextualizados en un discurso artístico heredero del surrealismo (Milicua).

Milicua Museum plantea un retrato atemporal anacrónico; la visión de un territorio mental y creativo construido a partir de unas obras que a su vez están constituidas por una vez de microrrelatos y que actúan como piezas de un rompecabezas aún mayor. Este sistema de identificación y autoafirmación se abre, a través de objetos e imágenes a un campo más amplio y ambiguo, nebuloso donde otra realidad más profunda alberga la maravilla y el prodigio.




MAR INTERIOR

Acumulación y archivo. Colección y selección.

Los objetos recolectados en el transcurso del tiempo y desplegados por el suelo de forma combinatoria, han sido seleccionados de la realidad exterior en un proceso apropiativo de falsa arqueología cargada de una historia sedimentada.

Objetos que aparecen como vestigios de otra realidad, como elementos de una descripción que establece un pasaje, una autobiografía o un autorretrato. Surge la escenografía del recuerdo, del museo del coleccionista que recompone su identidad a base de trofeos y reliquias.

El carácter decorativo, anecdótico, banal de los elementos se recontextualiza en una perversión de la falsa inocencia de souvenir kitsch envejecido y de fragmento abandonado, bello e inútil relegado al olvido, teñido de la melancolía gloriosa y marchita de un esplendor fracasado.




MILICUA

Grotesco Barroco y Manierista
Surrealismo y Simbolismo Post Punk Freak Dadá
Arte Bruto, Fluxus Luxus Comix Underground Tebeo
Barroco-Psicodélico Pop Kitsch
Nuevo Realismo Arte Objetual Arte Popular
Arte Vasco Arte Fantástico Arte Raro
Neoexpresionismo, Transvanguardia, Figuración
Subcultura y Contracultura
Anarquismo Ácrata Anacrónico Antirrealidad Antitodo
Libertario / Libera / Libertino
Alquimia y Transmutación: La Basura es Oro
Materialismo Trascendental - Animismo Materialista
Magma y Amalgama, Mosaico y Acumulación: Montones
Escuela Polimatérica y Polícroma
Collage, Ensamblaje y Fotomontaje
Escultopintura Instalación Object Trouveé
Esperimentalismo Coleccionismo Archivo Apropiacionismo
Elegir es Crear: Fetiche y Souvenir
Arqueología Ficticia Espectaculo Estático Paisaje Cultural Museo Efímero
Extrañeza en el Lugar Común
Primitivismo Minimalismo Sucio. Lo Bruto y lo Feo
Nueva Visión - Lo Nunca Visto - Visionario
Excentricidad Apocalíptica, Estéticas del Caos
Humor, Ironía y Sarcasmo. La Caricatura Satírica
Destructivismo - Algo que se salga - Romper el discurso
El Misterio y la Sorpresa - Lo Híbrido y Contradictorio - El Enigma Infinito
El Prodigio, Hibridación y Metamorfosis
Otro Mundo




Pablo Milicua: Milicua Museom, en Museo Lázaro Galdiano, calle Serrano, 122 de Madrid hasta el 19 de enero de 2025

jueves, 19 de diciembre de 2024

Eusebio Sempere

FUNDACIÓN JUAN MARCH DE MADRID

Órgano (1977) Acero inoxidable 270x400 cm.

Esta escultura se encuentra enfrentada a otra de Eduardo Chillida en la entrada de la Fundación Juan March de Madrid. Aunque se titula Órgano, frente a ella se asemeja más a una fuente, e incluso recuerda una obra de Ibarrola en la estación de Chamartín.


La obra tiene instalado un motor que la hace girar, aunque nunca la he visto en movimiento, aunque sí gira por la fuerza del viento que hace girar los filamentos de acero instalados sobre la plataforma circular.
 
Fundación Juan March, en la calle Castelló, 77 de Madrid


MUSEO AL AIRE LIBRE DE LA CASTELLANA DE MADRID

Móvil (1972) 300 x 300 x 20 cm. Acero inoxidable

Eusebio Sempere, uno de los impulsores del museo, es el artista más representado en el Museo al Aire Libre de la Castellana, además de una obra: Móvil (1972), también diseñó las barandillas, los bancos  y la cascada y los prismas de luz.


Barandilla y estanque de la cascada. En el centro obra de Martín Chirino

Banco

MUSEO ICO OBRAS DEL AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA


Visitando el Museo ICO de Madrid se encuentra el visitante con la grata sorpresa de obras de otras instituciones que enriquecen la exposición, en esta ocasión sobre la ingente y magnífica obra de García Paredes. Entre planos, alzados y maquetas, rompiendo lo que puede parecer la aparente monotonía arquitectónica, una obra ajena, esta vez de Eusebio Sempere, de Lucio Muñoz, Manuel Rivera o Joaquín Vaquero. Vamos a iniciar la entrada sobre Sempere con las dos obras de esta exposición, dos tapices que pertenecen al Auditorio Nacional de Música. Las cartelas son muy escuetas al contrario del formidable tamaño de las obras que se representan en la oscuridad de una sala en la se proyectan audiovisuales, el juego de líneas y el color son formidables. Tan solo queda a la espera de sus medidas, contemplarlos tal cual pude fotografiar.

Otoño (1989) Tapiz en algodón puro, lana merina y seda natural. 
Auditorio Nacional de Música INAEM

Verano (1989) Tapiz en algodón puro, lana merina y seda natural
Auditorio Nacional de Música. INAEM


domingo, 15 de diciembre de 2024

Mateo Hernández


Esta Bañista (1925) escultura del bejarano Mateo Hernández,(1884-1946) es sin duda una de las obras más viajeras del Reina Sofía. Suele moverse o en ocasiones desaparecer, o quizás esa fue la sensación que he tenido durante un tiempo en que no llegué a ubicarla. Hoy está en este rincón donde el espectador puede verla con más reposo y tranquilidad, algo alejada de los tránsitos de visitantes deseosos de encontrar obras de autores más renombrados. Hernández, un escultor de clase humilde, su padre era cantero y él fue aprendiz de cantero; tuvo unos inicios muy difíciles, llegando a no pagarle las obras que le encargaron y entregó. Viajó para perfeccionar su pasión por la escultura, primero de su Béjar natal a Salamanca, después a Madrid, a la Real Academia de San Fernando, donde no aguantó un curso, -partidario de la expresión pura y popular, huía del academicismo-; de vuelta a Salamanca viajó, tras nuevos fracasos, a París donde, entre idas y venidas, acabó residiendo hasta su muerte. 

Detalle del busto de Bañista (1925)

La escultura es el retrato de su compañera Fernande Carton, maestra que lo acogió en su primer viaje parisino y de quien se enamoró. Esculpida en granito coral de Finlandia mediante talla directa (devastando la roca directamente con martillo y cincel) y pulida. Aunque Hernández no llega a encasillarse en los movimientos de vanguardia de su tiempo, se considera la obra como expresión del art decó. Tiene unas medidas algo superiores al natural 187 x 54 x 63 cm. La obra es parte del legado que hizo el artista en su testamento al Estado español.



sábado, 14 de diciembre de 2024

Torres Blancas


"Todo tiene una motivación, el problemas es que yo creo que las explicaciones sobran. A ustedes les interesa la explicación de Picasso sobre el Guernica o sobre las Meninas. Yo creo que al final las obras hablan por sí mismas, y las explicaciones están muy bien; yo admiro a ustedes los críticos de música o de arte que dan explicaciones a las cosas pero yo creo que la silenciosa explicación que la obra produce es la más valiosa". Francisco Javier Sáenz de Oíza. No sé si ésta era la respuesta a una pregunta sobre Torres Blancas, pero la voy a tomar como premisa. De vez en cuando me paseo por la avenida de América y la calle Corazón de María de Madrid, saliendo prácticamente del casco urbano, junto a la estación de metro de Cartagena. Voy rodeando el edificio, la primera vez fue un día de lluvia; otro fue un día de niebla, y la mayoría días de sol, y de viento, o de sosegada calma y calima agobiante de verano. Intento ver la torre desde distintos puntos de vista y de luces, este monumental conjunto de cubos de hormigón, imitando a Monet y la catedral de Rouen.

Vista de Torres Blancas desde la Avenida de América dirección salida (07-09-2024)

Bastante debe haberse escrito sobre Torres Blancas de Sáenz de Oíza, la obra que más le costó y la que le encumbró. Iban a ser dos, ni son dos, ni son blancas, incluso he llegado a oír alguna anécdota que antes oí referida a Gaudí sobre las quejas de los inquilinos a una casa, un apartamento, un piso de planta circular; muchos han sido los planos del edificio que he llegado a ver, siempre fotografías, y he llegado a creer que siempre es el mismo. Poco, nada o casi nada puedo añadir a la historia de este edificio que, comentaba el propio arquitecto la respuesta de un albañil al ser preguntado sobre la obra, "lo malo es que no hay quien la tire".

"Un dolmen de hormigón armado entre la caverna y el aire acondicionado"
Día de niebla, frío, ruidoso (15-01-2015)

Tenía anotado este comentario sobre Torres Blancas, "el complejo proyecto de dilatada concepción y la realización (1960-1965, 1965-1968), finalmente obra única situada en la ruidosa y contaminada avenida de América de Madrid (con entrada por la calle Corazón de María, 2), supone la consumación y manifestación real de las corrientes organicistas-expresionistas en boga durante esos años". (Urrutia) Lo anoté antes de ir a una exposición sobre Sáenz de Oíza en el museo ICO. Y allí busqué referencias al edificio de Torres Blancas, y lo que encontré no me pareció suficiente, quizá porque son tantas sus obras, pero algo encontré, el plano y la imagen de la torre concluida y, sobre todo, algo que me sorprendió, obras de otros artistas, pintores como Lucio Muñoz o Palazuelo, también arquitecto.

Urrutia, ÁngelArquitectura Española Siglo XX,  Cátedra, Madrid, 2003
 Villaluenda, Yolanda, No te mueras sin ir a Ronchamp (Sáenz de Oíza), Imprescindibles, RTVE, 2018