Javier Sagarzazu
Para comprender el título de esta exposición Nueva Abstracción Vasca, muestra colectiva que podemos ver en la Galería Orfila de Madrid, hay que acudir al pensamiento de Jorge Oteiza en el catálogo de la muestra. En él se reivindica la particularidad local del estilo artístico, en este caso la abstracción: "El vasco es un estilo, todo lo que hace hace responde a un mismo y personal estilo". El día de la inauguración en la sala de la exposición había en aquel momento un gran ambiente; por un lado el social: corros de personajes, muchos de ellos ajenos al mundo del arte -siempre es sorprendente el poder de atracción del arte-, y aquí habría que volver a citar a Oteiza: "Puedo afirmar y afirmo ahora: que el arte consiste, en toda época y en cualquier lugar, en un proceso integrador, religador, del hombre y su realidad"-; y un segundo núcleo, al vez más reducido, el del mundo artístico, quizá también con mayor capacidad crítica, que se movía por la sala en torno al análisis de las obras, repitiendo en voz baja nuestra última cita de Oteiza: "todos somos idénticos, todos somos artistas: el que profesionalmente lo es y vive como artista, está viviendo con la vida de otros (insisto), con las preocupaciones más íntimas y espirituales de todos y para servir con sus averiguaciones a los demás".
Carlos Purroy. Viejo olivo centenario
Son cinco autores que nos ofrecen un recorrido por la abstracción de la pintura y la escultura. Cada artista un estilo y cada espectador una percepción: difuminados ambientes cargados de tenue plasticidad en la obra de Iñaki García Ergüin; los planos que Javier Sagarzazu en sus acuarelas dibuja una infinidad de horizontes; Xabier Soubelet y una abstracción geométrica colorista en la que se aprecia en sus óleos un magistral dominio de paisaje. Más matérica es la obra de María Alonso Paéz en la que predominan los pigmentos naturales y las aguadas ácidas que traen al espectador reminiscencias de una industria vigorosa, volcánica y corrosiva que inunda sus lienzos; y, a manera de nexo entre pinturas y pintores, las espléndidas esculturas de Carlos Purroy.
Iñaki García Ergüin. Paisaje
Quizá sea por mi predilección, o tal vez porque vea menos escultura que pintura en las exposiciones a las que asisto, me gusta destacar, sin menosprecio al resto de obras, el trabajo de Purroy, en el que se mezcla, como se comentaba en la sala, la tradición que recuerda a Oteiza y, cómo no, a Eduardo Chillida. Ante todo he de destacar la personalidad de la obra de Purroy, engarzada en esa tradición vasca que nos recuerda el tópico, aunque cierto, de la industrialización y un rescoldo de un pasado que inspira esta nueva abstracción y el uso de materiales industriales, al manejo de herramientas, la forja, la metalurgia y coladas de los altos hornos que se recrea el artista en su obra: pesadas escuadras de hierro, barras de hierro y acero y la madera, como soporte o como materia de la obra misma.
María Alonso Páez. Emotio II
Es en definitiva una exposición que encierra mucha fuerza tanto en las pinturas como en el vigor de la escultura, que hay que disfrutar en la sala de la galería, y comentarlas, por qué no, y si fuese posible palparlas, impregnarse del frío del metal y apoderarse de la magia de la abstracción, la búsqueda del espíritu que Oteiza nos propone, del "vasco del crómlech neolítico (que) transforma el paisaje, lo reduce a la escala espiritual del hombre, que antes no tenía".
Xabier Soubelet. Abstrootism portuario
Nuevas Abstracción Vasca, exposición colectiva en Galería Orfila, en calle Orfila, 3 de Madrid, hasta el 1 de febrero de 2020.
Carlos Purroy. Frío hielo