viernes, 24 de enero de 2025

José Manuel Ferrater

Autorretrato de José Manuel Ferrater en la sesión libre Fetiche, julio 2008

Hablando con una persona en el Museo de Traje se extrañó de que mi visita no fuese por la moda: prendas, campañas, publicidad, revistas, reportajes, modistas, modelos. No, le dije, estaba allí por la fotografía. Sonrió. Al parecer tampoco le gustaban las modelos tan delgadas. Hay que pensar que era la época, la extrema delgadez, caras serias, ajenas al producto, donde parece que se empezaba a promover más el contenido que el continente. De todas formas yo estaba allí por la fotografía y hay que verla. Ferrater.Foto.Moda.Fuerza.

Fotografía en la sesión libre Paloalto 1989 Modelo, Montana. Estudio Paloalto Barcelona

Dice la nota de prensa: "Despuntó a partir de los setenta con una fotografía transgresora, oscura, irónica y sensual". Es difícil diferenciar o clasificar los reportajes, más fácil es distinguir entre retrato, posado y espontaneidad. La exposición es inmensa y vale la pena en detenerse en las imágenes que nos llama la atención, la composición, la luz. Y algo más. Son pocas las fotografías en las que los modelos, las modelos, están relajadas, entonces la imagen adquiere otra dimensión, un volumen etéreo, una tensión sosegada, plúmbea, agotada.

La causa. Fotografía en la sesión libre Paloalto 1989. Modelo: Tiara

Fotografía para la revista internacional Big Magazine, "1/6",
verano 1992 Modelo Nikki Butler. Estudio de Paloalto. Barcelona

Fotografía para la campaña Líder en ventas 1996 de SEAT Ibiza
1996-1997. Modelo: Rossy de Palma. Barcelona

Fotografía para la campaña y el catálogo Baño 92 de Guillermina Baeza,
verano 1992. Modelos Petra Lindblad e Idris. Castell-Platja d'Aro

Fotografía para la campaña y catálogo Baño 92 de Guillermina Baeza,
verano 1992. Modelos Petra Lindblad e Idris. Castell-Platja d'Aro

Ferrater.Foto.Moda.Fuerza, de José Manuel Ferrater, en Museo del Traje, en Juan Herrera, 2 de Madrid hasta el 16 de marzo de 2025.

lunes, 20 de enero de 2025

Nicolás Muller

Monjitas en Lanzarote. Toma año 1964

Uno de los fotógrafos que me hizo internarme en el mundo de la fotografía fue Nicolás Muller. Lo descubrí, como fotógrafo, en una exposición en una galería que no recuerdo ya su nombre. Allí, frente a los inevitables reflejos, sus imágenes rescataron en mí escenas vividas, paisajes vistos años atrás, retrocediendo en el tiempo, viviendo sensaciones ya vividas. Los campos extensos y desolados, los niños jugando al corro de la patata, ecos, letanías, letrillas, estribillos, palabras en desuso, imágenes grabadas en un instante que parecía ya desaparecido, imposible de evocar. Tiempo después compré un librito al que le dedico, de cuando en cuando, un vistazo, releo retazos de su biografía, los pies de foto y me detengo en ese galgo que acompaña a la muchacha desnuda, las mujeres tocadas de un pañuelo de reminiscencias andalusís, luz cegadora y silencios infinitos de recogimiento que inconscientemente parecen decir yo estuve allí, yo lo viví en algún momento, es parte de mí. Y de nuevo esa sensación la tuve en la sala minúscula del museo, tan recogida como íntima, donde el espectador, el observador atento puede recuperar esas sensaciones vitales, infantiles y puras de un mundo en blanco y negro en el que siempre existiremos.

Desnudo. Tánger. Toma año 1940

Bailarina Tajara. Larache. Toma año 1942

Tánger. Toma año 1940

Fiesta del Mulud II. Tánger. Toma año 1942

Soledad. Cudillero. Toma año 1965.

Pintando el barco. Las Palmas de Gran Canaria. Toma año 1964

´País Vasco. Toma año 1966

Pablo Serrano. Toma año 1965. Copia de época. Donada por Ana Muller en 2006

Pío Baroja paseando por el Retiro. Toma año 1950

Según la cartela de cada fotografía, todas han sido positivadas por J.M. Castro Prieto en 2005, y se adquirieron en 2006 con cargo del legado Guitarte, excepto el retrato de Pablo Serrano donada por Ana Muller en 2006.

Nicolás Muller, en Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en calle Alcalá, 13 de Madrid.

LIBRO: NICOLÁS MULLER

Más arriba hago referencia a este librito con la obra de Nicolás Muller. Llama poderosamente a portada, un desnudo en Tánger de 1942, lejos del costumbrismo, el paisaje humano, que domina su fotografía, pero la imagen es bonita y la composición perfecta. En interior se ve la fotografía de un salón, el estudio de Muller en Madrid, y lo que parece un gran biombo en el que está retratado en castillo de Ponferrada.

Nicolás Muller. La Fábrica 3ª ed. (2013)


miércoles, 15 de enero de 2025

Joaquín García Donaire

 

Mañana de martes frío, luminoso. En el parque apenas una persona, una mujer joven empujando un carrito de niño. Estaba frente al castillo de Villaviciosa de Odón, un palacio renacentista de figura compacta, torres circulares, de gran armonía. El parque es moderno, al este del castillo hay otro parque, uno histórico de trazado simétrico, es hacia donde camina la mujer con el coche de niño. No tengo mucho tiempo para detenerme en él, así que dedico el poco tiempo que me resta a pasear por el jardín diseñado al uso de estos tiempos. A un lado, hacia el este también, varias casetas de apenas un metro de altura con techo de teja árabe parece que son para los patos que viven a orillas del estanque que hay en el centro del parque. Hacia el oeste una escultura de bronce, una mujer jugando con un niño. Una maternidad. Después de fotografiarla busco al autor: Joaquín G. Dinaire.

Maternidad. Joaquín G. Donaire. Villaviciosa de Odón 20 de marzo de 1999

Llama la atención que en la placa de esta "Maternidad", hayan abreviado García por G. La fecha, 20 de marzo de 1999. La composición, salvando las distancias, obra y lugar, me recordó a los "Hermanitos de leche" de Aniceto Marinas frente al castillo de Cuéllar (Segovia). La escultura de García Donaire se realizó un año antes, en 1998 y se colocó en el Parque del Castillo como homenaje a las madres de la villa, (como no podía ser de otra manera). 

miércoles, 8 de enero de 2025

Francisco Mendes Moreira


Paseando la tarde por Las Salesas y encuentro, paso frente a varias galerías, cerradas, temas que no interesan, exposiciones por montar, alguna ni un solo cuadro, paredes lisas, blancas. Me retiraba, me marchaba aburrido. Había visto a un galerista con una obra de Oteiza a sus pies, una obra que ya había fotografiado hacía tiempo y que nunca supe qué fue de ella. El galerista hacía aspavientos con los brazos, hablaba y otro personaje, a su derecha, parecía escucharle sin mucho entusiasmo. Desde la acera me agaché para comprobar si la obra era la de Oteiza. Era. En ese momento el individuo que escuchaba me miró. Me enderecé, giré y terminé se subir la suave pendiente de la calle para desembocar en la misma calle pero con otro nombre. Me encontré, por fin, frente a una obra que me llamó la atención tras un ventanal. Había pasado antes frente a la puerta, una puerta de hierro exagerada. Llamaba la atención, era una escultura, porque tenía color, y tras ellas varios cuadros; las formas eran divertidas, la composición tenía cierto equilibrio que encandilaba la mirada. No tenía nada que ver con la dureza de Oteiza, eran livianas, abstracciones divertidas firmadas con un FMM, y se acabó. Entré en la sala.


Había descubierto una galería que hacía al menos dos años que estaba allí. Daba lo mismo. Me entusiasmaba el color, según la nota de prensa, una obra intuitiva, intuitive work, ... (me aburre leer en inglés). Tiene formas inventadas más que intuitivas, informales, hojas, árboles, soles, redondeles de tela, marcos de madera, un mundo personal, íntimo. La vista se va de un cuadro a otro, y entre medias una escultura. Collage, óleo, madera, telas y enmarcados. Un bonito viaje, una espléndida parada. Es de las pocas veces en las que el observador no intenta reparar, reconstruir, curar lo que ha visto acudiendo a un clásico, a un canon-


FMM en Alzueta Gallery Madrid, en Marqués de Monasterio, 1 de Madrid., hasta el 12 febrero 2025