No hace mucho tiempo compartí una post en el que una obra decía que había que hacer de vez en cuando algo diferente. Hubo un tiempo que veía algunas propuestas de video o performance que eran ese algo diferente, luego dejé de verlas, quizá porque se desarrollaban en pequeñas galerías o en salas de escasa proyección -que es donde suelen cocerse proyectos innovadores-, por lo que esta propuesta del Museo Thyssen y de la Fundación TBA21, aparte del interés del conjunto de las obras, es la singularidad de las mismas, los dibujos, los videos, las imágenes todas y el concepto aglutinador de este Moving Off the Land II es sencillamente atractivo, muy atractivo.
Como otras exposiciones tan solo la he visto una vez porque tenía pensado volver al sótano del Thyssen para rescatar imágenes y sensaciones que se pueden haber olvidado de ese primer impacto visual y sonoro, y la concepción del espacio y el ambiente de las salas. La muestra "aborda el papel que el océano ha desempeñado en las culturas a los largo de la historia como referente totémico, espiritual y ecológico". Éste es el hilo conductor, ambicioso, que pretende la reflexión sobre el medio y el hombre, la espiritualidad y la naturaleza, el arte y la fragilidad ecológica, en el que la autora dibuja y se graba mientras interactúa con el medio.
Quedan aún días para que pueda volver al museo una vez hayamos superado la cuarentena y esta obligada penitencia de clausura, la muestra estaba programada hasta el 5 de mayo; durante este tiempo convendrá y deberíamos reflexionar sobre nuestro ecosistema, nuestra cultura, el arte y el respeto hacia la naturaleza global. Mientras no nos queda otra que quedarnos en casa.
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