martes, 24 de septiembre de 2024

Nacho Martín Silva


Vuelta a la normalidad de las exposiciones contemporáneas, a la pintura más o menos figurativa, con colorido, donde el visitante no necesite ejercitar mucho la imaginación ni abusar del concepto. Un respiro con estos Paraísos de papel de Nacho Martín Silva en la galería Max Estrella. Quizá la única abstracción debe hacerse con el tamaño de los lienzos para introducirse en sus naturalezas, selvas de flores que crecen junto a cualquier acera o cualquier camino, dientes de león, una pantera o un leopardo apenas esbozado que transita frente al pintor, unos pájaros, pequeñas avecillas que se confunden con los trazos rápidos de las flores; una nota fresca que se reparte en un rompecabezas de lienzos que conforman un lienzo aún más grande, un lienzo enorme ¡qué importa el tamaño!


Destacar algunas frases de la nota de prensa sobre la intención del artista "especialmente interesado en la idea de representación y la problemática que implica leer una imagen, traducirla, analizarla y construirla desde lo pictórico"; y continúa con la exaltación de la naturaleza desde un punto de vista digamos que urbano, donde es difícil introducirse en la naturaleza misma, "se detiene con especial atención ante una naturaleza comprometida desde el punto de vista de la modernidad; una naturaleza que ha sido convertida en espectáculo y, a la vez, en sujeto de observación".


Al arte, la pintura en este caso, no hay que darle muchas explicaciones, mejor acudir a la galería y ver de primera mano la obra original, evitar así los brillos innecesarios, los tonos cambiantes que la luz provoca en los colores, el silencio que vuela sobre los visitantes tan solo roto por el ruido de pasos o el murmullo de un comentario sobre esta o aquella obra, el tamaño que en ocasiones sí importa, la composición de los lienzos en la sala, el espacio que los contiene...

En la sala (Galería Max Estrella)

Paraísos de papel de Nacho Martín Silva, en galería Max Estrella en calle Santo Tomé, 6 de Madrid hasta en 8 de noviembre de 2024.



martes, 17 de septiembre de 2024

Christian Franzen

Edificio de la Unión y el Fénix en la esquina de las calles Alcalá y Gran Vía (h. 1910)

Excelente exposición con fotografías de Chistian Frenzen en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando que para mí ha sido un maravilloso valor añadido. Las primeras fotografías que conocí de Christan Franzen fue a través de los retratos que hizo a Joaquín Sorolla. Leí una biografía suya, a raíz de aquellos retratos, que pronto cayó gran parte de ella en el olvido, aunque siempre queda un poso de esas lecturas y cuanto menos la biografía de un pionero de la fotografía. Franzen nos ha legado un gran número de imágenes, de retratos de personajes de finales del siglo XIX y principios del siglo XX de excelente calidad técnica, y magnífico tratamiento de la luz así como una composición de sus escenas propias de la pintura, según nos recuerda Utrera Gómez, era asiduo visitante de museos. Instalado en Madrid y abre un estudio en la calle del Príncipe y pronto adquiere fama por su buen hacer y llega a los salones de la alta sociedad madrileña.

Salón de la marquesa de Esquilache (1888)

Retrato de grupo (h. 1890)

Además de los salones aristocráticos madrileños destaca sus trabajos para la Casa Real. donde destaca sus trabajos como retratista de diferentes miembros de la Familia Real, lo que le confiere, junto a Kâulak, que "fueran los únicos fotógrafos facultados para vender separadamente retratos de los reyes de España".

Alfonso XIII con el príncipe Boris de Rusia y los miembros de su
 séquito en el palacio de Oriente (h. 1915)

Infanta Eulalia de Borbón, hija menor de Isabel II (h. 1984)

Retrato de la reina Victoria Eugenia de Battenberg (h. 1915)

Muy activo en el mundo cultural, destacan sus trabajos para publicaciones de revistas ilustradas, así como labor como editor que lo pone en contacto con artistas de su época, escritores y pintores de la actualidad cultural española.

Retrato de Benito Pérez Galdós (1905)

Retrato de Emilia Pardo Bazán en su palacio de la calle de la Princesa (1915)

Retrato de Joaquín Sorolla

La exposición sobre la obra de Christian FranzenUn danés en el Madrid de la Restauración está programada dentro de PhotoESPAÑA2024  y la podemos ver en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid hasta el 29 de septiembre de 2024. Todas las fotografías expuestas han sido positivadas en el estudio AUTH'SPIRIT. Impresión con tintas pigmentadas sobre papel algodón.

Para esta entrada he consultado además de las cartelas de las diferentes exposiciones:

Christian Franzen y Nissen, Utrera Gómez, Reyes, ficha de la Real Academia de la Historia en dbe.rah.es/biografias

sábado, 7 de septiembre de 2024

Aniceto Marinas


Mediodía de verano, día de sofocante calor, la luz especialmente intensa extendía las sombras duras y profundas por las calles de Cuéllar. Saliendo de la muralla, por la Puerta de San Basilio, en una rotonda, hay una escultura de Aniceto Marinas, Hermanitos de leche. El resol dificulta ver con nitidez entre las sombras Nos acercamos a la escultura cruzando la calle, en realidad es una carretera urbana, quizá fuese la que unía Segovia con Valladolid. Nos sorprendió encontrar una escultura de Aniceto Marinas fuera de Madrid, muy lejos del Velázquez que custodia desde el paseo de Recoletos el Museo del Prado. Buscando información sobre la obra, encontramos que existe una copia en mármol, quizá sea el original, precisamente en el Museo del Prado. La escultura representa a una cabra que da de mamar en cada una de sus ubres a un cabritillo y a un niño, sujetado éste por un hombre. En el pedestal de la escultura de Cuéllar hay una placa en la que puede leerse: "HERMANITOS DE LECHE". Escultura de Aniceto Marinas donada por la Excma. Diputación de Segovia a la Villa de Cuéllar. 2019". Aniceto Marinas nació en Segovia, en 1866; la obra que se encuentra en el Museo del Prado, según la ficha del museo, fue galardonada con la medalla de honor en la Exposición Nacional de 1926. Su autor murió en Madrid 1953.


ESTATUA DE ELOY GONZALO


Aniceto Marinas gana el concurso convocado por el Ayuntamiento de Madrid en 1898 para erigir un monumento a Eloy Gonzalo "Cascorro", héroe de la guerra de Cuba que se instalaría en la plaza Nicolás Salmerón en la confluencia de la calle de Embajadores y Ribera de Curtidores. El último día de septiembre 1896 la guarnición de soldados españoles en Cascorro (Cuba) se vio cercada por fuerzas insurgentes. El fortín en el que estaba Eloy Gonzalo estaba fuertemente asediado por lo que el soldado se presenta voluntario para incendiar el puesto desde donde disparaban los insurgentes. Puso como condición que se le atase a una cuerda por si resultaba muerto recuperasen su cuerpo. Atado con la cuerda y protegido por sus compañeros, avanzó con un bidón de petróleo y cerillas consiguiendo su objetivo, incendiar la casa donde se atrincheraban los insurgentes y volver a su puesto sin ser herido. Este es la escena que recoge Marinas, a Eloy Gonzalo con el fusil a la espalda, atado a la cuerda, una antorcha en la mano derecha y un bidón en la mano izquierda. El personaje se hizo muy popular por lo que se le levantó este monumento que  inauguró Alfonso XIII el día de su jura de bandera en 1902, y unos años más tarde se cambió la denominación de la plaza de Nicolás Salmerón a plaza de Cascorro.



ALEGORÍA DE LA LIBERTAD

En junio de 1922 el rey Alfonso XIII inaugura en el parque del Retiro de Madrid el monumento a La Patria Española personificada en Alfonso XII. El encargo, por concurso, lo recibe el proyecto presentando por el arquitecto José Grases Riera. En él participan varios escultores, entre ellos Aniceto Marinas con el grupo de La Libertad. El grupo escultórico en piedra lo componen cinco personajes, un hombre que representa el Futuro es guiado por la Libertad, personificada en una joven alada que, a su vez, se apoya en el Trabajo, representado por un hombre fuerte que sujeta al hombro una herramienta; a la izquierda del observador, otro personaje sujeta un libro como alegoría de la Educación, y a los pies del Futuro, una figura que representa la caída de la Tiranía rompiendo las cadenas que aparecen a sus pies.