JAPÓN: FOTOGRAFÍAS COLOREADAS
Se suele tener la impresión de que el Museo Naval es un museo dedicado al mundo militar, a la Marina sin más, donde el espectador va a encontrar reproducciones de buques de guerra, estampas con asaltos de piratas y retratos de marinos. En parte es así, pero sólo en parte. Hay que recordar que la Marina tuvo un importantísimo papel tanto en la defensa de España como de los territorios de Ultramar: América, África y Asia , desarrollando a través de su labor un extraordinario patrimonio a la nación propiciado por el desarrollo de actividades tan diversas como la construcción naval, las exploraciones científicas, la cartografía, la botánica, la química, la física, la medicina, la farmacia, etc., tribuyendo a un fabuloso intercambio cultural entre los continentes. Prueba de esto es la actual exposición Asia y el Museo Naval en la que pueden verse la navegación y comercio, la defensa de las costas y los gabinetes de coleccionismo. Nosotros nos vamos a parar en el coleccionismo de viajeros, marinos y comerciantes y que donaron al Museo, entre ellas las fotografías coloreadas procedentes de Japón. Un excelente trabajo comisariado por D. Ramón Vega Piniella.
Las cartelas informativas nos introduce en un breve contexto histórico en el que destaca que Japón en 1864 carecía de un comercio dedicado a las exportaciones; con la llegada turistas y comerciantes, y con ellos los primeros fotógrafos occidentales, afectará a la tradición de los artesanos grabadores del país y su tradicional técnica de trabajo, los ukiyo-e, que paulatinamente se irán decantando por la fotografía coloreada, las albúminas. De entre estos talleres destaca "el
estudio del barón Raimund von Stillfried". "Estas fotografías -añade la cartela- se hicieron muy
famosas entre los comerciantes y viajeros al tratarse de objetos ligeros,
baratos y que mejor representaban la realidad del país". Esta industria fue ganando terreno gracias al auge del turismo siendo"durante los primeros
años del siglo XX, con la apertura del país a Occidente, cuando se
multiplicaron las tiendas de antigüedades", como la fotografía que se muestra a continuación.
INTERIOR DE UNA TIENDA DE ARTESANÍA PARA TURISTAS OCCIDENTALES. Barón Raimund von Stillfried c. 1880 |
Las tiendas suvenires y antigüedades de Japón fueron progresivamente adaptándose a los gustos occidentales. En este caso se ve una tienda que ya va incorporando objetos pensados para su exportación, conviviendo con autenticas reliquias familiares.
De entre las fotografías que se pueden ver en la exposición destaco otras tres en las que incluyo el texto íntegro de la cartela de su indudable interés:
Las
tradiciones eran uno de los temas más solicitados por los viajeros y marinos en
los talleres de fotografía. En este caso se trata de un arquero de kyudo, una
técnica de tiro con arco que se centra más en la meditación que en la puntería.
ARQUERO KYUDO Barón Raimund von Stillfried c. 1880 |
Las escenas
de vida cotidiana más solicitadas eran: la contemplación de grabados de madera
(ukiyo-e)
o la interpretación de la guitarra tradicional de tres cuerdas (shamishen)
como entretenimiento de las jóvenes japonesas.
Las maikos
eran jóvenes aprendizas de geisha. Su función era asistir a
clases de las más diversas artes para su formación en el mundo del
entretenimiento, sobre todo en las casas de té u okiyas. Son fácilmente
reconocibles por sus llamativos kimonos (obi) y elaborados peinados que
contrastan con la elegancia de las geishas, mucho más sobrias en su
estilo.
LAS TRES MAIKOS Barón Raimund von Stillfried c. 1880 |
Asia y el Museo Naval, en el Museo Naval de Madrid, en Paseo del Prado, 5, hasta el 20 de mayo de 2019.
ARTE JAPONES, EXPOSICIÓN EN GALERÍA PELAYO47, MADRID 2014.
Era el preludio a la exposición de arte japonés, sobre el tiempo inamovible, el arte y la tradición que a los occidentales nos encanta ver: "el mundo de la flor y el sauce, así se conoce el entorno de las geishas", representado escenas costumbrista "tomadas en el Japón que comenzaba a abrirse a occidente a finales del siglo XIX": el palanquín, el samurai, las cortesanas, el dormitorio, el comedor, los peinados, las sedas, fotografías que "reflejan, con una cuidada puesta en escena, casi teatral, la mágica realidad que, ya en su momento plasmaran los artistas de las ukiyo-e", fotografías coloreadas a mano, en la que cada personaje y cada objeto tiene su lugar, con ese orden y minuciosidad que se desprende de las costumbres orientales.
Me comenta con entusiasmo la directora que han pasado muchas personas para ver la exposición, sobre todo jóvenes, que miran las obras con un silencio respetuoso, casi ceremonial, luego se llevan alguna postal, el que puede compra, me dice, el que no, disfruta, aprende y vive el arte tan de cerca y tan vivo, como la persona que tiene a su lado. Fue media hora, quizás algo más, un tiempo intenso y lleno de sensaciones que sólo esas imágenes podían transmitir en el ánimo y hacer el tiempo tan breve y a la vez intenso en belleza.
A mediados de 2015 la Galería Pelayo47 cerró sus puertas.
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